Como a tantos arquitectos jóvenes, la crisis de 2008 obligó a Carlos Tomás (Alcalá de Henares, 43 años) a buscarse la vida lejos de España. En su caso, en 2012 decidió marcharse a Lausana, Suiza, para trabajar en un estudio en el que ya lo hacía un primo suyo. De aquella experiencia, que se prolongó cinco años, se trajo una manera de trabajar ordenada y, sobre todo, la idea de que se podía hacer un interiorismo mucho más colorido y vital; menos “precocinado” de lo que allí veía.
En 2018 se asentó definitivamente en Madrid y fundó Estudio Reciente. Desde entonces no ha parado. Viviendas, locales comerciales, hoteles, escaparatismos, incluso una colección de mobiliario…: “me gustaría pensar que nuestras soluciones son precisas, inteligentes y alegres”, dice sobre su manera de hacer interiorismo. Charlamos con Tomás, al que la revista Interiores ha elegido en 2025 como Interiorista del Año, sobre su manera de trabajar, su gusto por el color y los materiales y las tendencias que veremos en el hogar en 2026.
Esta vivienda en El Escorial, proyectada por Estudio Reciente, para una pareja con dos hijos, toma como referente las viviendas de verano de Cadaqués de la década de los 50
Foto: Asier Rua
¿Qué aprendiste en Suiza?
“No hablaba francés, así que poder hablarlo ahora es uno de los mejores regalos que me he llevado. En Suiza aprendí a trabajar de una manera ordenada. La arquitectura allí está hiperregulada; algo que está bien para unas cosas, pero no tanto para otras. A nivel constructivo y de ejecución también aprendí mucho. Por el contrario, al menos en mi experiencia, las decisiones creativas y de diseño no fluían. Se tiraba mucho de soluciones precocinadas, que todo el mundo sabía que funcionaban, pero que, a la vez, hacían que todo fuese igual. Un poco como lo que está pasando con los ‘bloques-cebra’ ahora en España”.
Carlos Tomás se ha encargado del interiorismo de este hotel en Alcalá de Henares
Foto: Germán Saiz
Ya en Madrid, en 2018 fundaste Estudio Reciente. ¿Por qué regresaste y te animaste a abrir tu estudio?
“La profesión de arquitecto está mucho mejor valorada en Suiza, y sobre todo a nivel económico, se convierte en una cárcel de oro. Nadie en su sano juicio se marcharía. Desde 2016, trabajaba como freelance y podía compatibilizar mi trabajo con estancias más largas en Madrid. En 2017, Madrid estaba lleno de jóvenes creativos con ganas de hacer muchas cosas. Para mí fue inspirador ver cómo una nueva escena creativa hacía cosas sin autocompadecerse. Adopté el espíritu de esa nueva generación (6-8 años menor que yo) y me centré en conseguir encargos en Madrid. Gracias a un amigo, me salió el primer encargo: GL33 – dos locales comerciales contiguos que Tomás transformó en una única vivienda de 100 m2–. Me volqué en el proyecto sabiendo que esa oportunidad era muy importante porque podría llegar a permitirme enlazar con otras y cortar lazos con Suiza. En 2018, y tras hacer tres proyectos en Madrid, fundé Estudio Reciente”.
En el interiorismo de su propia casa: PSDL19, el arquitecto se inspiró en la Sonneveld House (Róterdam, 1930). En primer plano, asiento de la colección 8K, diseñada por el propio Tomás
Foto: Germán Saiz
Por cierto, ¿por qué el nombre de Estudio Reciente?
“Estudio Reciente nace de la necesidad de crear una especie de barrera con mi trabajo. Poder estar un poco en la sombra de algo más grande. El nombre se le ocurrió a Alejandro, mi pareja. Yo no soy de juegos de palabras, pero este me pareció oportuno”.
Y al poco de abrirlo, ¡la pandemia! ¿Cómo fue arrancar en un momento tan difícil?
“En 2020, y aunque solo llevamos dos años, teníamos bastante trabajo. Ya éramos dos. Nos pilló en un momento equilibrado de carga de trabajo y capacidad de gestión, lo que nos permitió aguantar fuertes y, justo después, crecer de nuevo”.
Rehabilitación integral de un ático situado en el barrio de Chamberí, Madrid. Proyecto: Estudio Reciente
Foto: Germán Saiz
El color es importante en tus proyectos, como la casa en El Escorial, casa MRO3, dos pisos en Chamberí, etc. Lo usas para definir el espacio, organizarlo o resaltar elementos. ¿Es tu herramienta preferida?
“El color es un hilo conductor que nos ayuda a concretar un concepto, una atmósfera/sensación, un límite. Para nosotros es muy importante, y de ahí que le demos muchas vueltas a cada espacio para que todo encaje también cromáticamente hablando. No es cuestión de que todo esté entonado porque eso es aburrido, sino de que, fomentando el contraste, el conjunto sea equilibrado”.
¿Qué colores y combinaciones de color te gustan para 2026?
“Más que colores, que son todos válidos, hablaría de tonalidades. Estamos terminando algunos proyectos donde los tonos azules son mucho más luminosos y suaves. Me gustan también los verdes cálidos combinados con marrones. El marrón es un color que tengo muy presente últimamente”.
Rehabilitación integral de una vivienda situada en el barrio de Chamberí en un edificio proyectado por Luís Martínez Feduchi en 1953
Foto: Germán Saiz
Como con el color, también usas los materiales como elemento de conexión. ¿Cómo los eliges?
“Como interiorista puedes reducir la paleta de materiales y utilizar siempre los mismos o, por el contrario, estar abierto a nuevos acabados, texturas, etc. A mí me encanta buscar nuevas combinaciones. Si no, sería muy aburrido. Es sorprendente cómo ciertos materiales o combinaciones que ahora son impensables, si se presentan de la manera correcta, nos parecerían bellos. Esto me hace ver y buscar referentes en arquitecturas e interiores del pasado. Todo es cíclico y acaba volviendo de una manera u otra”.
¿Y qué combinaciones de materiales te gustan para 2026?
“Maderas de tonos rojizos, tipo sapeli o cerezo, en combinación con linóleos de colores intensos. Muy años 70. Soluciones constructivas a la vista”.
El arquitecto Carlos Tomás
Foto: Salva López
¿Qué tendencias en interiorismo destacarías para los próximos meses?
“Creo que vamos a pasar del momento actual de contención y homogeneidad a espacios más complejos y personalizados. Más acogedores. Puede que tanta sobreexposición a imágenes no sea del todo mala y permita que el diseño sea mucho más accesible”.
Es decir, que son las redes sociales las que definen nuestras casas…
“Yo no diría eso, sino más bien que las redes sociales nos abren muchas ventanas; algunas de ellas a referencias o soluciones que nos podrían ser ajenas, pero que cuadran más con nuestros gustos”.
Casa PSDL19. Carlos Tomás reconoce que se siente muy orgulloso del interiorismo de su propia vivienda
Foto: Foto Germán Saiz
Repasando tus proyectos, veo que te inspiras en edificios históricos para algunos de tus interiorismos, como la Sonneveld House o el Thorvaldsen Museum de Copenhague. ¿Por qué?
“Estas referencias tan claras no pasan siempre. Depende del proceso y del espacio. En las oficinas de Manera, la referencia me vino a la cabeza el primer día que visitamos el local. En el caso de PSDL19, que es mi casa, la relación vino cuando estábamos trabajando la materialidad”.
¿Alguna otra fuente de inspiración?
“Viajes, vistas a exposiciones, revistas… y, claro, arquitectos. Sobre todo los grandes maestros, como Alvar Aalto, Le Corbusier o Adolf Loos, pero también otros contemporáneos. Me gustan mucho los belgas, como Jo Taillieu. Su uso del color y el diseño de los detalles me resulta muy inspirador”.
Casa Rubens, en El Escorial, es «el primer encargo de envergadura arquitectónica» de Carlos Tomás y reconoce sentirse orgulloso del trabajo
Foto: Fotografía Asier Rua – Diseño Estudio Reciente
¿De cuáles de tus proyectos te sientes orgulloso y por qué?
“De muchos. En interiorismo, de PSDL19. También de Casa Rubens, que fue mi primer encargo de envergadura arquitectónica. El taburete 8K –en el que aparece sentado en uno de los retratos– lo diseñé hace 5 años, y aunque no ha tenido éxito comercial, lo sigo utilizando en mis proyectos. Además, ha servido de base para el diseño de otras piezas icónicas, formando ya una familia”.
Finalmente, ¿dónde te gustaría ver a Estudio Reciente en cinco años?
“Dentro de cinco años me imagino creciendo, pero no demasiado. Lo suficiente para poder asumir proyectos cada vez más interesantes sin perder esa cercanía y el control sobre cada detalle que nos define. No aspiramos a convertirnos en una gran estructura, donde las decisiones se diluyan y los proyectos se despersonalicen. Queremos crecer, pero con sentido”.