La llegada de los concursantes de ‘Hasta el fin del mundo’ a Perú prometía ser una nueva etapa marcada por el cansancio, los cambios de clima y la dureza del recorrido. Pero lo que nadie esperaba era que Rocío Carrasco terminara sometiéndose a una prueba de alcoholemia en mitad de una estación de autobuses.

Hasta el fin del mundo Rocío Carrasco

Rocío y Anabel tenían un claro objetivo: encontrar billetes lo más económicos posible para no agotar el presupuesto.

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Un momento surrealista, inesperado y, sin duda, uno de los más comentados del programa. Tras poner pie en Perú, Rocío y su amiga Anabel Dueñas se preparaban para continuar su ruta hacia Bolivia, con una parada clave en Arequipa. Su objetivo era el de siempre: encontrar billetes lo más económicos posible para no agotar el presupuesto. Sin embargo, el intento de regateo se torció de la manera más insólita.

La prueba de alcoholemia de Rocío Carrasco

Mientras las amigas negociaban el precio del billete, el vendedor comenzó a observar a Rocío con gesto desconfiado. De repente, y sin previo aviso, se negó a venderles los billetes: “La noto un poquito mal… y si han tomado licor, no pueden subir.

Hasta el fin del mundo Rocío Carrasco

El vendedor no quería que Rocío Carrasco subiera al autobús, ya que según él, «estaba tomada». 

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Aunque en un primer momento, Anabel pensó que el comentario iba dirigido a ella, no era así. El vendedor aclaró de inmediato que quien, según él, parecía ir “afectada” era Rocío Carrasco. La hija de Rocío Jurado se quedó en shock. Después de horas de viaje, cansancio acumulado y las dificultades del recorrido, lo último que esperaba era ser acusada de haber bebido. 

Hasta el fin del mundo  Rocío Carrasco

Rocío Carrasco se somete a una prueba de alcoholemia en ‘Hasta el fin del mundo’: “¿He tenido que venir a Perú para que me digan que borracha?”

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Rocío, entre la incredulidad y el enfado, respondió con firmeza y sin perder la compostura: “Usted puede decir que yo no me monto en el autobús porque estoy bebida si me hace una prueba de alcohol. ¿Usted tiene un alcoholímetro? Pues házmelo ya.” El vendedor, lejos de recular, llamó a un compañero de la estación y le hicieron la prueba.

Y así es como Rocío Carrasco acabó soplando el alcoholímetro en mitad de una estación de autobuses, mientras Anabel observaba la escena sin creérselo. El resultado tardó en llegar apenas unos segundos: 0,0% de alcohol en sangre. Absolutamente negativo. Y entonces llegó la frase que resume mejor que nada lo absurdo del momento: “¿He tenido que venir a Perú para que me digan borracha en mi cara?”, le decía a su amiga, entre la risa y el enfado. 

Un mal rato con buen sabor de bocaHasta el fin del mundo Rocío Carrasco

Anabel consiguió que le hicieran un descuento en los billetes de autobús, después del mal rato que le hicieron pasar a su amiga. 

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Una vez superado el susto, Anabel decidió aprovechar la situación. Entre bromas y astucia, contraatacó de la mejor manera posible: “Algún descuento habrá, ¿no? Ya que nos ha hecho pasar este mal rato…” Y funcionó. El vendedor, algo abrumado después del malentendido, accedió a hacerles un 15% de descuento en los billetes hacia Arequipa. Un pequeño triunfo que les permitió continuar el viaje entre risas, alivio y una historia que seguramente contarán toda la vida.

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La anécdota quedará como uno de los momentos más insólitos de Hasta el fin del mundo: Rocío Carrasco, en mitad de Perú, demostrando con un alcoholímetro que iba perfectamente sobria. Una situación tan absurda como memorable, que deja claro que en este viaje cualquier cosa puede pasar.