Se llama Peter Janssen y llegó expresamente este fin de semana a Mallorca desde Holanda, donde reside, para saltar al ruedo en la plaza de toros de Inca y denunciar el sufrimiento de los toros durante la corrida de rejones que se celebraba el domingo 3 de agosto. Esta es la primera vez que acaba en el calabozo.

¿Quién es Peter Janssen, el holandés que se lanzó al ruedo? Johannes es un conocido activista de la organización Vegan Strike Group. «Saltamos al ruedo en el momento en el que matan al animal para denunciar su sufrimiento y abrazar su cuerpo. Esta vez no pude ni siquiera abrazarlo porque el rejoneador se interpuso con el caballo en mi camino», relata.

Desde 2013 ha saltado 80 veces al ruedo de distintas plazas de toros del mundo con escritos de denuncia grabados a tinta sobre su piel. Este lunes, recién salido de los juzgados y tras pasar una noche en el cuartelillo de la Guardia Civil, aún se distinguen sobre su pecho los rastros de las palabras «Mallorca sin crueldad».

«Normalmente la seguridad en las plazas es muy mala, el domingo compré mi entrada pagando los 80 euros que costaba y a pesar de que soy una persona conocida por acciones como esta nadie me detuvo hasta el momento en el que salté, que me agarraron y arrastraron de muy malas maneras, con violencia», denuncia.


No era un novato en la plaza de toros de Inca. Ya saltó en 2015 pero entonces no fue detenido ni se presentó denuncia contra él. Tampoco en el 2019 cuando saltó al ruedo de la plaza de toros de Palma.

«Antes vivía en Mérida y allí fue donde hice mi primera acción en 2013. No solo denunciamos el maltrato animal en las corridas de toros, también en los delfinarios», relata. Su misión es «visibilizar el sufrimiento de los animales».

Secuencia del salto y detención del activista en la plaza de toros de Inca.

«Este domingo le habían afeitado los cuernos al toro porque el rejoneador no quería que su caballo fuera herido y se los afeitan con sierras, luego durante 20 minutos le estuvieron poniendo banderillas. Yo esperé a que lo mataran para saltar y antes de acabar la corrida vimos a varias familias con niños salir espantadas al ver el sufrimiento del animal», dice el activista.

Hablamos con él a su salida del juzgado de Inca donde ha aceptado una condena de 2.000 euros de multa. La sanción es por quebrantamiento de condena dado que el 6 de mayo de 2024 ya fue juzgado por unos hechos similares en Valencia. «La sentencia decía entonces que no podía reincidir en dos años. El plazo se acababa el 5 de mayo de 2026, pero aún así, pienso que alguien tiene que hacerlo, para eso he venido a Mallorca», relata.

Muestra varios raspones en su torso y espalda que atribuye a la «violencia» con la que fue detenido. Aunque en el momento de esta entrevista no ha presentado denuncia por esos presuntos malos tratos, afirma que lo hará «en breve».

El activista se muestra sorprendido, no solo por el hecho de dormir en el calabozo por una acción pacífica de protesta, sino también por el importe de la multa. «Ha sido una sorpresa, no lo esperaba, porque llevo haciendo este tipo de acciones desde 2013 y ya las había hecho en Inca y nunca me habían condenado. La primera vez que me condenaron fue en Valencia hace ahora un año», dice.

Su organización lucha contra el maltrato animal en todas sus formas y pide la abolición de la tauromaquia. «Ahora es legal en 8 países aunque Colombia la ha prohibido a partir de 2027», afirma.

Vegan Strike Group es una organización que actúa a nivel mundial para visibilizar el maltrato y el sufrimiento animal mediante protestas pacíficas. «En ningún momento mi acción ha representado un riesgo para nadie, ni para mi mismo ni para el torero porque esperé a que el toro estuviera muerto para saltar», reflexiona.

Explica que en las gradas y en el ruedo de Inca «la gente reaccionó con violencia». «Queremos abrir los ojos y que la gente vea el sufrimiento que causan las corridas y este domingo había bastante gente en la manifestación antitaurina fuera de la plaza y algunas familias con niños que estaban dentro, salieron antes de acabar la corrida con los niños llorando», concluye.