La conversación con Luz Casal empieza sobre libros. La cantante es una lectora empedernida. Cuelga en Instagram una foto de cada novela que lee. “No tengo mucha memoria, sobre todo para cosas que me dan igual, como el título de un libro –explica–, y la foto es una forma de fijar en el tiempo lo que he leído”. Las consideraciones sobre literatura transcurren un rato largo, hasta que cae el aviso: “No estoy grabando, Luz. Aún no estamos en la entrevista”. “¡Pues graba!”, ríe.

Así que manos a la obra, que la cantante no ha venido a hablar de su libro, sino de su nuevo disco, Me voy a permitir . Un álbum ecléctico con diez temas en el que el pop acompaña al fado, en el que el blues se hace un hueco entre piezas de rock, en el que el odio se mezcla con la emoción.

Luz Casal explica que empezó con la idea de un álbum de versiones para destacarse como intérprete. “Luego comencé a darme cuenta de que tenía ideas, cosas mías que estaban bien y que reflejaban el presente y que además eran rock. Y me dije: bueno, lo combinaré. No es raro en mí”.

‘Me voy a permitir’. ¿Qué se va a permitir?

No tanto en lo profesional ni en lo musical, que es algo que me he permitido siempre, sino aceptar sin ansiedad, sin trauma, aquellas cosas que me disgustan de mi carácter, o aquella manera de comportarme con los demás y que por pudor, educación o respeto no haces. Por ejemplo, si de repente me recojo el pelo y me queda como una loca pues… no pasa nada. Vivir sin la exigencia de ser siempre brillante, de no parecer idiota, de estar perfecta encima de un escenario. Que si no usas teleprompter, con un repertorio extenso como el mío, de repente recuperas una canción y se te va la letra. En vez de hacer malabarismos para que no se note, pues dices: me acabo de equivocar, no me acuerdo de la letra, y ya está.

¿Hasta ahora usted no ha podido permitírselo todo?

Los que nos dedicamos a esto queremos ser los mejores, los más altos, los más rubios, los más de todo. Entonces, arrastro esa especie de necesidad de que me manifiesten cariño, de que sirvo para algo. No quieres defraudar… bueno, pues ahora, si hay alguno al que no le gusta mi música, que le den, que se busque otro cantante, que hay muchos. Déjame ser y hacer lo que quiera.

Forma de expresión
“El rock es indispensable para volcar esas cosas que con otros estilos no puedo, como la rabia”

ENTREVISTA A LUZ CASAL

Luz Casal 

Xavi Jurio / Propias

En ‘Nada es imposible’ canta: “Cuando todos dicen no puedes / yo lo intento el triple de veces”. ¿Es una canción motivacional?

Sí. Es la historia real, personal y dura de una mujer [la escritora Noah Higón], que padece siete enfermedades y que tiene su cuerpo, su torso lleno de cicatrices.

Pero también podría ser usted la protagonista. Ha padecido enfermedades graves…

Sí. Nunca me he desanimado ante una negativa. Por mucho que no haya escrito la melodía o la letra y lo único que haga es una reinterpretación de esa canción, siempre hay algo mío. Algo más intangible o sutil.

Es un álbum ecléctico, con diferentes estilos. Pero hay uno que está casi siempre presente en su discografía: el rock. ¿En qué estado está el rock hoy en día?

No es un estilo actual. Por supuesto que hay gente joven que hace rock, pero no es lo que demanda la mayoría. No es el género que identificó a varias generaciones. Pero para mí sigue siendo una herramienta indispensable para volcar aquellas cosas que con otros estilos no puedo. Cuando tienes rabia, no tienes contención, o sea, quieres expulsar, no sé… ese me cago en todo. Ahí está el rock.

Actitud vital
“Trato de vivir sin la exigencia de ser siempre brillante, de no parecer idiota”

La juventud ahora está más por la música urbana. ¿Se aventurará algún día? ¿La ha probado?

No. Son otras expresiones, yo… no sé… No juzgo y nunca he tenido la tentación de decir: bueno, como esto le gusta a tíos de 18 años, a mí no me puede gustar. ¿Por qué no? Hay cosas que me gustan, cómo no, con las que puedes mover culo cuando con otros estilos no lo mueves.

En‘¿Qué has hecho conmigo?’ hay un cambio de papeles y es usted quien idolatra a un cantante.

Yo soy fan también. Voy a conciertos y me quedó fascinada con la guitarra y me digo: ¡Qué carajo hace! Pero también me pongo en la situación de los, afortunadamente, múltiples seguidores que tengo, que tienen una conexión conmigo casi familiar. Personas a las que les gustaría tenerte solo un momento para ti.

Incluso habla de un sentimiento propio de adolescente.

Me río cuando alguien señala mi edad biológica. No solo no tengo ese peso, que otra gente sí parece que tiene, siendo de la misma generación, sino que hay veces que tengo una sensación similar a cuando tenía 15 años.

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Luz Casal. 

Xavi Jurio / Propias

Y en ‘Parece ser ’ se rebela contra la mentira y la cobardía. Llama a no quedarse de brazos cruzados.

¡Es el presente! Pero yo solo constato lo que hay. No me gusta la cobardía, no me gustan los cobardes Y no me gusta la gente insatisfecha y que no hace nada por satisfacer sus deseos. Es decir, la pasividad como manera de vivir. Entiendo que una persona no sea activa, pero que tenga su cabeza funcionando, que pueda estar ,yo que sé, leyendo… ¿Pero el quejica?, ¿Pero de qué te quejas, cabrón? Si comes todos los días todo lo que quieres, tienes una cama, salud…

¿ ’Bravo’ es una bonita canción de odio?

Es una muy bonita canción de odio. La canción de odio más rotunda, aparte de la que cantaba Paquita, la del barrio [ Rata de dos patas ]. En esa podías imaginarte al individuo. Aquí no te imaginas al individuo, pero no le puedes desear peor cosa.

¿Cómo fue la colaboración con Carla Bruni en ‘Ella’ , la versión de ‘She’, de Aznavour?

Pasé de pensar en hacer versiones de canciones que fueran compuestas por mujeres, o a ser posible cantadas por mujeres, a de repente toparme con She . Y me encontré cantándola en castellano. Es una declaración de amor a otra mujer. Y es la primera vez que le canto a otra mujer como si fuera mi amor. Pensé luego en versionar el Quelqu’un m’a dit , de Carla Bruni. Pero lo descarté y me di cuenta que quizá podía contar con ella para Ella . La invité, me dijo rapidísimamente que sí, quedamos en el estudio de París y grabamos su parte. Estuvo superpro cuantas veces fueron necesarias. Verdaderamente, me flasheó bastante.

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Por último, ‘El blues de la cebolla’. Es un alegato feminista…

…por sorpresa.

¿Cómo?

Al principio tenía una letra surrealista. Era un despropósito, era lo que se me pasara por mi cabeza y la de Chris Barron (cantante de Spin Doctors). Hasta que la retomé y la rehice junto a Pablo Sycet. Y hubo un momento que pasó lo mismo que con Carla y me di cuenta que la canción era feminista. Sin proponérmelo.

Hay quien piensa que el feminismo ha ido demasiado lejos.

No, nunca es demasiado.