Un equipo internacional de científicos, liderados por la inmunóloga española Eva Conde, ha desarrollado una vacuna experimental que ha logrado proteger a ratones, de forma duradera y sin efectos adversos, contra la anafilaxia, la forma más peligrosa y potencialmente mortal de reacción alérgica. El avance, probado en roedores humanizados, se postula como un prometedor tratamiento a largo plazo para las alergias graves, como el asma y las alergias alimentarias. Los resultados del estudio aparecen publicados esta semana en la revista Science Translational Medicine.
La anafilaxia es una respuesta sistémica descontrolada que puede provocar la constricción de las vías respiratorias y una peligrosa alteración de la circulación sanguínea. El principal motor de estas reacciones son los anticuerpos de inmunoglobulina E (IgE), que se unen a sus receptores (FcERI) en mastocitos y basófilos para iniciar la cascada alérgica.
La anafilaxia es una respuesta descontrolada que puede provocar la constricción de las vías respiratorias y una peligrosa alteración de la circulación sanguínea
Hasta ahora, los tratamientos se han centrado en fármacos anti-IgE, como el omalizumab, pero estos son costosos y requieren inyecciones repetidas cada 2 a 4 semanas, posiblemente de por vida. Esto plantea desafíos en términos de coste y adherencia del paciente.
«Previamente a este estudio, habíamos trabajado en una vacuna utilizando la misma tecnología, pero dirigida contra dos importantes citocinas relacionadas con la alergia: las interleucinas 4 y 13″, explica Conde, actualmente parte de la empresa Regeneron, a SINC. «En el estudio que publicamos en Nature Communications en 2019 también observamos una protección de hasta un año, lo que nos hizo pensar que esta tecnología es capaz de ofrecer una protección duradera».
Confirmar los hallazgos en esta vacuna contra IgE fue importante para los investigadores, ya que reafirmaba la robustez de la tecnología. «Además, técnicamente la generación de esta vacuna era más complicada, dado que la IgE tiene una estructura más compleja que una citocina, y fue muy gratificante ver que los ratones respondían de forma tan segura y eficaz a la vacuna«, añade Conde.
Un nuevo enfoque: la ‘autovacuna’
Buscando una solución más permanente, la investigadora Eva Conde y sus colaboradores diseñaron una vacuna conjugada denominada IgE-K (IgE kinoid). En lugar de administrar anticuerpos terapéuticos, el objetivo es que el propio huésped produzca sus anticuerpos endógenos de forma continua.
La IgE-K fue cuidadosamente diseñada para superar limitaciones anteriores. Combina un fragmento de la IgE que contiene una mutación específica (G335C), que fuerza al anticuerpo a permanecer en un estado ‘cerrado’ donde no puede unirse a su receptor FcERI, con una proteína transportadora altamente inmunogénica (CRM197).
La administración de dos dosis de IgE-K indujo al sistema inmunitario de los ratones a producir sus propios anticuerpos neutralizantes anti-IgE, con una eficacia de unión comparable a la del omalizumab. Estos anticuerpos generados por la vacuna permanecieron en circulación hasta 12 meses y correspondieron a la protección contra la anafilaxia en los ratones, incluso después del desafío con cacahuete, es decir, exponerlos a uno de los alérgenos más peligrosos a la hora de provocar este tipo de reacciones.

La fuerte supresión de la anafilaxia en ausencia de eventos adversos hace de la vacuna IgE-K un candidato terapéutico muy atractivo
Danielle Della Libera, McMaster University

Los expertos en inmunología Danielle Della Libera y sus colegas de la McMaster University canadiense, que han valorado el estudio en un análisis publicado en la propia revista, señalan que «la fuerte supresión de la anafilaxia en ausencia de eventos adversos hace de la vacuna IgE-K un candidato terapéutico muy atractivo que satisface una necesidad importante».
Además, un aspecto clave de seguridad es que la inmunización no alteró la respuesta de los ratones ante una infección parasitaria, lo que sugiere que las células inmunitarias como los mastocitos siguen siendo funcionales.
Los siguientes pasos se centrarán en garantizar la seguridad y eficacia de la IgE-K en próximos ensayos clínicos. «Los próximos pasos inmediatos son continuar trabajando en la formulación de la vacuna junto con nuestro socio industrial», indica Conde. «Por supuesto, prevemos iniciar un ensayo clínico lo antes posible, pero aún es demasiado pronto para dar una fecha específica para ello».
Referencia:
Conde et al., «A vaccine targeting human IgE induces long-term protection against anaphylaxis in humanized mice», Science Translational Medicine, 2025.
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