Ignatius Farray es el cómico más salvaje y emocional del momento en nuestro país. Es un artista polifacético al que hemos visto desenvolverse en multitud de registros: fue colaborador en programas de televisión tan conocidos como Muchachada Nui y protagonizó la serie El fin de la comedia, nominada a un International Emmy Award. Pero como Ignatius no se conforma solo con eso, ha decidido ir a por más y explorar el brillante mundo de la literatura.

Su primer libro, Vive como un mendigo, baila como un rey, lo lanzó en 2020. Al ver la gran acogida que recibió por parte de su público, Ignatius optó, al año siguiente, por publicar una nueva obra en la que contaba en primera persona lo que supone ser uno de los humoristas más arriesgados de España. El título elegido fue El bicho que se devora a sí mismo. En 2022, nos regaló una guía para descubrir la parte más filosófica del tinerfeño con Meditaciones. Recientemente, Ignatius Farray ha recopilado estos tres ejemplares y ha publicado El grito sordo.

La gran trilogía la ha promocionado en Mañanas más, donde el humorista se ha definido como «un tío entusiasmado» y ha reconocido que «en la comedia existe la regla del tres, como la de la retahíla —y añade—, la tercera palabra es la graciosa».

Mañana más – La gran trilogía de Ignatius

Ignatius Farray: «Yo estaba acostumbrado a sacar libros en épocas de crisis»

Durante su paso por el programa, Carmona y Anto han aprovechado para repasar las ocasiones en las que el cómico ha visitado Mañanas más para presentar sus libros anteriores y, entre carcajadas, momentazos de entrevistas pasadas y confesiones, el cómico ha reconocido que «estaba acostumbrado a sacar libros en épocas de crisis» y ha añadido que esa forma de vida «se había convertido ya en un mecanismo de supervivencia, de estar ahí al límite».

En medio de esas etapas de crisis por las que todos transitamos en algún momento de la vida, el tinerfeño ha avanzado que, en esos intentos de «fracaso» que ha experimentado en varias ocasiones, hace lo posible por «sacar algo», que muchas veces se refleja en la cotidianeidad.

El descubridor del misticismo durante su infancia

Ignatius Farray ha contado que, desde muy niño, ya había descubierto el misticismo y que su curiosidad por captar la atención de los demás surgió de formas inesperadas. «Yo creo que fui el primer niño que acosó a un cura. Yo me ponía a limpiar en catequesis. Llegaba media hora antes para limpiar con una toallita todas las sillas plegables, con la esperanza de que algún día me viera el cura», ha relatado. Aquella temprana fascinación por ser visto y escuchado marcó su carácter y sentó las bases de su sentido del humor irreverente.

En sus recuerdos, Ignatius también reflexiona sobre cómo esos primeros acercamientos a la atención ajena no estaban tan desencaminados. «Bueno, en el fondo, fíjate, no creo que yo haya ido tan desencaminado, porque al fin y al cabo, ponerte ahí delante de un cura para escuchar los sermones, en el fondo no es tan distinto», ha explicado. Fue entonces cuando empezó a sentirse fascinado por la idea de capturar miradas y provocar reacciones, algo que más tarde exploraría en profundidad gracias a la influencia de Agustín, un profesor de su colegio que despertó aún más su pasión por el espectáculo, el cine y la provocación.

El escenario, un lugar que sirve como refugio

Ignatius Farray ha confesado que, en su día a día, suele ser muy cauteloso y le cuesta incluso hacer una broma por miedo a ser malinterpretado o generar un desencuentro. «Yo no me atrevo en la vida, en el día a día. No me atrevo a hacerle una broma a una persona por miedo a ser malentendido, por pánico a que esa persona no lo comparta y yo quede como mal», ha explicado.

Sin embargo, en el escenario ha encontrado un espacio donde puede explorar esa osadía que en la vida real le resulta imposible. Allí comparte con el público su «sórdida obscenidad» y permite que su humor se deslice al límite, disfrutando de la complicidad que surge con quienes lo escuchan. Según ha confesado, no se trata solo de talento, sino de la necesidad de tener un lugar donde expresarse libremente.

Ignatius cautiva al público infantil en Un nuevo sendero hasta el manantial

El cómico cuenta con un vídeopodcast infantil en RTVE llamado Un nuevo sendero hasta el manantial, del que ha hablado y ha explicado que este proyecto le hace «cada vez más ilusión», porque, según ha reconocido, le da pánico hacer el loco, pero, en cambio, con los niños le sale de manera natural.