El mundo del baloncesto está de luto. Elden Campbell, exjugador de la NBA, ha fallecido a los 57 años de edad por motivos que todavía no han trascendido. El pívot estadounidense, que formó parte de los Lakers durante casi una década, logró proclamarse campeón de la NBA en 2004 con los Detroit Pistons. Su trayectoria profesional en la liga norteamericana se extendió durante 15 temporadas, coincidiendo con figuras legendarias como Shaquille O’Neal y Kobe Bryant durante su etapa en la franquicia californiana entre 1990 y 1999.

Campbell, con sus 2,13 metros de altura, acumuló unos ingresos superiores a los 69 millones de dólares a lo largo de su carrera profesional. Sus estadísticas reflejan unos promedios de 10,3 puntos y 5,9 rebotes por partido. Aunque su único anillo de campeón lo consiguió con los Pistons, su rendimiento más destacado lo ofreció con los Charlotte Hornets, equipo donde alcanzó medias de 15,3 puntos y 9,4 rebotes por encuentro, consolidándose como una pieza fundamental en el juego interior de la franquicia.

El exjugador también estuvo involucrado en uno de los episodios más controvertidos de la historia de la NBA. El 19 de noviembre de 2004, participó en la célebre pelea entre Indiana Pacers y Detroit Pistons en el Palace de Auburn Hills, un incidente que escaló hasta las gradas con agresiones a aficionados. Las consecuencias disciplinarias para Campbell fueron una suspensión de un partido y una multa de 48.888 euros. Este altercado quedó grabado como uno de los momentos más oscuros en la historia de la competición, provocando duras sanciones para varios jugadores implicados.

El legado de ‘Easy E’ en la NBA

Quienes conocieron a Campbell destacan tanto sus habilidades técnicas como su particular carácter. Bryan Scott, uno de sus compañeros, afirmó tras conocer su fallecimiento: «Tenía el potencial para ser un gran jugador. Sólo quería jugar. No entrenó hasta que terminó su contrato y se preparó para intentar conseguir otro. No dedicó tanto tiempo, pero tenía algunas habilidades. Era grande y fuerte, y podía saltar. Tenía ese buen tiro en suspensión característico que lo diferenciaba de otros pívots. Para ser honesto, no quería ser un gran jugador. Sólo quería jugar. Pero qué buen tipo».

Su actitud tranquila y despreocupada le valió el apodo de ‘Easy E’ entre sus compañeros. Tymes Byron Scott también compartió sus recuerdos: «Recuerdo su actitud. Por eso lo apodábamos Easy E. Era tan tranquilo, nada lo aceleraba. Se tomaba su tiempo. Era simplemente tranquilo. Era un tipo estupendo. Me encantaba Easy, tío». Esta personalidad pausada contrastaba con la intensidad habitual del baloncesto profesional, convirtiéndolo en un personaje singular dentro del vestuario.

A lo largo de su trayectoria, Campbell vistió las camisetas de cinco equipos diferentes de la NBA. Tras sus nueve temporadas en Los Angeles Lakers, defendió los colores de Charlotte Hornets, New Jersey Nets, Sacramento Kings y Detroit Pistons, donde finalmente conquistó el anillo de campeón. Su versatilidad en la zona y su capacidad para adaptarse a diferentes sistemas de juego le permitieron mantenerse en la élite durante una década y media, aportando solidez en la pintura a cada una de las franquicias donde militó.