Para abordar el creciente desafío de salud mundial que supone la obesidad, que afecta a más de 1.000 millones de personas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado su primera directriz sobre el uso de terapias con péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) para tratar la obesidad como una enfermedad crónica y recurrente. La organización advierte que la obesidad está presente en todos los países y se relacionó con 3,7 millones de muertes en 2024. Si no se actúa con rapidez, las proyecciones apuntan a que el número de personas con obesidad se duplicará para 2030.

La OMS ya había incorporado estas terapias a su Lista de Medicamentos Esenciales en 2025 para el manejo de la diabetes tipo 2 en grupos de alto riesgo. Con la nueva guía, el organismo introduce recomendaciones condicionales para su uso en obesidad como parte de un enfoque integral que combine alimentación saludable, actividad física regular y apoyo profesional. El organismo destaca que las terapias GLP-1 deben acompañarse de intervenciones conductuales y de un seguimiento prolongado en el tiempo para lograr resultados sostenibles.

Albert Lecube, vicepresidente de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO)

En este contexto, el vicepresidente de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), Albert Lecube, valora que el documento supone un paso relevante hacia la normalización del tratamiento farmacológico. Según su opinión, «este documento que ha emitido la Organización Mundial de la Salud lo que hace es normalizar el uso de tratamiento farmacológico en el manejo de la obesidad y lo normaliza». Considera que la guía «favorece que se ponga al mismo nivel que la terapia intensiva de cambio de hábitos en cuanto a un abordaje nutricional, actividad física y apoyo psicológico».

Lecube destaca que el informe también incide en la duración necesaria de estos tratamientos, indicando que «promueve que el uso de tratamiento farmacológico para tratar la obesidad debe ser un tratamiento prolongado a lo largo del tiempo y sugiere un mínimo de seis meses». Añade que la OMS subraya una limitación clave en cualquier sistema sanitario: «Pone en contexto que la alta prevalencia de pacientes con obesidad en todo el mundo hace imposible financiar el tratamiento de inicio a todos, pero sí sugiere que deberían buscarse aquellos días en los que hubiera evidencia del beneficio».

El especialista subraya que la directriz avala incorporar fármacos como complemento al abordaje clásico. En sus palabras, «aconseja el uso añadido tanto en forma psicológica a lo que ya hacemos clásicamente con los pacientes, es decir, dieta, ejercicio y apoyo psicológico», reforzando la idea de que «la obesidad es una enfermedad crónica y recidivante a lo largo del tiempo y por tanto el tratamiento debe mantenerse varios meses como mínimo».

Pese a su valoración positiva, Lecube insiste en que la guía no debe alterar la práctica clínica habitual: «Creo que es un documento muy interesante, pero no ha de modificar la actividad clínica habitual de los profesionales que trabajamos en obesidad», aunque sí reconoce su utilidad para orientar decisiones institucionales. Afirma que se trata de un texto «con mucho peso para ayudar a modificar las políticas sanitarias de muchos países, incluido España», por lo que concluye que «bienvenido sea». Señala además que la OMS es «una entidad con mucho peso en el mundo de la salud y, por tanto, sus consejos deberían ser seguidos por todos los países».

«La obesidad es una enfermedad crónica que puede tratarse de por vida»

El Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, enmarcó la publicación de la guía en un compromiso global. Afirmó que «la obesidad es un importante problema de salud mundial que la OMS se ha comprometido a abordar, apoyando a países y personas de todo el mundo para controlarla de forma eficaz y equitativa». Añadió que «nuestras nuevas directrices reconocen que la obesidad es una enfermedad crónica que puede tratarse con atención integral y de por vida», insistiendo en que los fármacos GLP-1 pueden ser útiles, pero sin caer en soluciones simplistas. Según explicó, «si bien los medicamentos por sí solos no resolverán esta crisis sanitaria mundial, las terapias con GLP-1 pueden ayudar a millones de personas a superar la obesidad y reducir sus efectos adversos».

La OMS recuerda que la obesidad es un factor de riesgo central para enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y determinados tipos de cáncer, además de empeorar la evolución de infecciones. Desde el punto de vista económico, el organismo advierte que el coste global asociado podría alcanzar los 3 billones de dólares anuales en 2030, una cifra que hace urgente adoptar estrategias sostenibles. La directriz pretende justamente reducir el impacto de estos costes mediante intervenciones tempranas, estructuradas y basadas en evidencia.

El documento también presenta dos recomendaciones condicionales: el uso de GLP-1 en adultos (excepto embarazadas) para el tratamiento prolongado de la obesidad, y la incorporación de intervenciones conductuales intensivas en quienes reciben estos fármacos. La OMS recalca que abordar la obesidad requiere un enfoque multisectorial fundamentado en tres pilares: crear entornos saludables, proteger a población de alto riesgo mediante cribados específicos y asegurar una atención centrada en la persona a lo largo de toda la vida.

La guía subraya además la necesidad de políticas de acceso equitativo. Sin medidas coordinadas, la expansión de las terapias GLP-1 podría agravar desigualdades. Incluso con un incremento rápido de la producción, se estima que llegarán a menos del 10% de quienes las necesitan para 2030, lo que obliga a considerar herramientas como compras conjuntas o licencias voluntarias.

La OMS elaboró este documento tras un proceso exhaustivo de revisión científica y consultas con múltiples actores, incluidos pacientes. La guía forma parte del plan de aceleración para frenar la obesidad y será actualizada periódicamente. En 2026, el organismo trabajará con gobiernos y entidades sanitarias para establecer un marco de priorización que garantice que las intervenciones lleguen primero a quienes más lo necesitan.

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