El famoso Bazar Aladino, obra de Fernando Morilla Cabello, de 1954, parece que va a zarpar y abandonar Torremolinos. Muy cerca, en unas páginas posteriores, el Castillo de Butrón en Vizcaya, con su aire de Disneylandia, transmite su pedigrí romántico de recreación de la Edad Media -lo que aún se estilaba allá por 1888-.

Son dos pinceladas del libro ‘El lenguaje de los edificios’ (Anaya Touring) del arquitecto malagueño Luis Ruiz Padrón, uno de los promotores del movimiento de los Urban Sketchers en Málaga, el de los dibujantes al pie de la calle y cuaderno en ristre.

Libro número 14

Un centenar de dibujos desfila por este libro, que quiere ser, como reza el subtítulo, ‘Una ruta dibujada por el patrimonio arquitectónico español’. En concreto, en este su libro número 14, Luis Ruiz Padrón se ha ceñido al periodo entre el último tercio del XIX y nuestros días.

Tres siglos por los que ha paseado «intentado que hubiera una representatividad territorial», y, en ocasiones, descartando lugares archiconocidos, para escoger otros: «Hay lugares que me son muy queridos como Melilla o Almería que me parecían fundamentales», destaca.

Dos de los dibujos del nuevo libro de Luis Ruiz Padrón.

Dos de los dibujos del nuevo libro de Luis Ruiz Padrón. / A.V.

De la provincia de Málaga, además del ‘barco torremolinense’, ha escogido la calle Larios de la capital, «nuestro ejemplo más señero»; pero también el Caminito del Rey, «aunque no es un edificio, pero sí un ejemplo de buena arquitectura». Además, en la introducción ha dejado un hueco para el Dolmen de Menga, «como edificio que condensa la buena arquitectura».

Noción del patrimonio

En su opinión, en España tenemos una noción de patrimonio «un poco anticuada», centrada en «el gran monumento»; por eso, resalta que «no somos conscientes del valor que tiene el continuo edificado, lo que constituye el entorno en que se desarrolla nuestra vida, con las aportaciones de distintas épocas».

Luis Ruiz Padrón precisa que también ha incluido «edificios que no me gustan nada»; pero que son ejemplo de «una cierta forma de entender la arquitectura», y pone el ejemplo de la ‘fiebre’ por contar en las ciudades con edificios de algún premio Priztker. «También constituye un poco de aviso de lo que es la arquitectura espectáculo», alerta.

En resumen, la mirada y la reflexión de Luis Ruiz Padrón proponen «un recorrido ameno y emocional para lo bueno y para lo malo», y así conocer mejor más de 200 años de nuestro Patrimonio.

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