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Un nuevo y exhaustivo estudio de las muestras del asteroide Bennu, que llegaron a la Tierra el pasado 23 de septiembre de 2023 gracias a la nave OSIRIS-REx de la NASA, ha arrojado un resultado sorprendente. Según un reciente estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), los escombros albergan triptófano, un aminoácido esencial para la vida y que es precursor químico directo de la serotonina, la popularmente conocida como hormona de la felicidad.
Esta es la primera vez que se detecta este aminoácido en materiales de origen extraterrestre, lo que ha supuesto un espaldarazo para los convencidos de la teoría de la panspermia. El triptófano, además de ser el precursor de la serotonina, juega un papel clave en la regulación del estado de ánimo y el humor a nivel cerebral.
Para llegar a esta conclusión, el equipo de investigadores dirigido por el geoquímico Ángel Mojarro, llevó a cabo un análisis detallado de los fragmentos. Tras encontrar el triptófano, se aventuró a dar una teoría acerca de por qué nunca se había detectado en meteoritos que alcanzaron la Tierra. Al parecer, se trata de una molécula orgánica muy frágil, por lo que le resulta imposible soportar la fricción de la entrada a la atmósfera.
La protección de la nave, crucial
En este sentido, la protección que le brindó el contenedor de la nave OSIRIS-REx fue clave para preservar el triptófano en las muestras de Bennu, lo que sugiere que hay una inmensa variedad de ingredientes prebióticos sensibles en los asteroides. Por tanto, este descubrimiento afianzaría la idea de que los cuerpos celestes enriquecieron la Tierra primitiva con los componentes básicos de la vida.

Además, los investigadores han logrado confirmar la presencia de otros 14 aminoácidos en las muestras de Bennu, así como las cinco nucleobases fundamentales del código genético. Este inventario químico, que también incluye elementos de origen no biológico, podría confirmar la naturaleza extraterrestre de las moléculas orgánicas identificadas.
Conviene recordar que el asteroide Bennu tiene una composición heterogénea, lo que sugiere que la química prebiótica requirió de múltiples procesos. Muchos de ellos tuvieron que desarrollarse mediante la interacción con el agua. Para dotar de certeza esta y el resto de hipótesis formuladas por los investigadores, el equipo planea realizar análisis complementarios para determinar su composición isotópica. Un paso más en el objetivo de comprender cómo funciona la química primordial.