Late xou (La 1) y Al cielo con ella (La 2) son programas adscritos a una concepción del entretenimiento que incluye contenidos de actualidad, no tanto en la selección de invitados como en la mirada de sus presentadores, Marc Giró y Henar Álvarez. Si hace unas décadas Boris Izaguirre y Jorge Javier Vázquez encarnaron una festiva apertura de armarios y la reivindicación de todas las identidades sexuales, Giró y Álvarez mantienen esta militancia en un contexto que incluye a mujeres lesbianas, hombres gays y personas bisexuales, trans, intersex o queers. Si entonces Telecinco asumió este papel, hoy RTVE lo sigue reivindicando a través de dos late night que parecen homenajear ese momento en el que, discutiendo con el paparazzi Antonio Montero, Jorge Javier le soltó: “Este es un programa de rojos y maricones y quien no quiera que no lo vea”. El programa era Sálvame , que, entre catástrofes y abismos, siempre podrá presumir de haber subvertido los protocolos de plató y generado avances en la visibilidad de la diversidad.

El presentador Marc Giró durante el rodaje de ‘Late Xou’ (septiembre, 2025)
RTVE
La vehemencia de Giró y de Álvarez debería poder debatirse sin ser linchados per el odio de trinchera
ESTRIDENCIA. La vehemencia de Giró y Álvarez suscita preguntas que, teniendo en cuenta la teórica transversalidad de los medios públicos, deberíamos poder debatir sin ser linchados por el odio de trinchera. Giró y Álvarez empiezan sus programas con un monólogo-editorial que expande un repertorio de opiniones que suelen denunciar actitudes machistas, abusos racistas y aberraciones declarativas de personajes de la derecha, moderada o extrema. Si RTVE estuviera dirigida por una administración de derechas o extrema derecha, ¿aceptaríamos monólogos de ideología y contenidos inversos a los que se expresan en el Late xou y Al cielo con ella ? Es una pregunta retórica, porque parece evidente que ambos presentadores apuestan por un uso de la libertad de expresión que amplíe los límites de la conveniencia y huya de la falsa pluralidad uniforme. Es, aunque no nos guste, la primera misión –recordemos la frase de Jorge Javier– de la auténtica libertad de expresión. Giró y Álvarez hacen unos monólogo en los que a veces la carga de sermón supera la de comicidad –es cuando son más discutibles– pero que compensan los largos periodos de silencio o indiferencia sobre determinados temas. Como consumidor de programas de “rojos y maricones”, lo que no entiendo, es: ¿por qué gritan tanto? ¿De verdad creen que gritando como el speaker del Camp Nou, su mensaje será más combativo, inteligente o cómico?