El percance llegó en los compases iniciales del triunfo ante Detroit, cuando el dos veces MVP se resbaló tras asistir en bandeja a AJ Green. Cayó, se llevó la mano a la pierna y abandonó la pista sin apenas oposición. Rivers deslizó que el origen del problema pudo estar en un contacto previo en la línea de fondo, justo antes de la asistencia. La escena recuerda demasiado a la lesión de gemelo que ya cortó en seco la temporada 2023-24 del griego, y la coincidencia preocupa. Milwaukee también perdió a Green el viernes, quien sufrió un golpe en el hombro y será sometido a pruebas. La suma de contratiempos explica un presente incómodo para una franquicia que depende demasiado de su líder: sin Antetokounmpo, los Bucks presentan un pobre 1-6 este curso y su juego se resiente desde la primera pérdida de balón hasta el último tiro forzado.
El partido ante los 76ers fue un espejo crudo: descontrol en la dirección, decisiones precipitadas y diez pérdidas antes del descanso que Filadelfia convirtió en una montaña insalvable. Rivers señaló que algunos jugadores intentaron asumir más de lo que les corresponde, una reacción lógica ante el vacío que deja Giannis, pero fácil de neutralizar para el rival. Kevin Porter Jr., que tampoco estuvo disponible durante la anterior ausencia del griego por problemas en el aductor, admitió que todos deberán elevar su responsabilidad. El contexto no miente: Antetokounmpo llegó a esta jornada como uno de los mejores anotadores y reboteadores del curso —28,9 puntos y 10,1 capturas de media—, cifras que no se reemplazan con discursos. Milwaukee puede sobrevivir algún partido sin él; construir victorias durante un mes será otra historia. Doc Rivers lo sabe. Su misión, ahora, es resistir hasta que vuelva el hombre que sostiene toda la estructura.