El nombre de Bruno Savignani quedará siempre ligado a la historia del San Pablo. Cogió las riendas del proyecto en el verano de 2024 después de haber destacado en Sevilla dirigiendo al Real Betis y, a base de trabajo, construyó una máquina de ganar, uno de los equipos más letales y mejores en todos los sentidos que han pisado la segunda categoría nacional jamás. Lideró un vestuario que consiguió 32 victorias y solo dos derrotas en liga para recuperar una categoría que había perdido años atrás y también para olvidar varios intentos de ascenso frustrados. Fue y siempre será el técnico de un San Pablo histórico con el que se ganó la oportunidad en la ACB. Una oportunidad, eso sí, que ha acabado solo nueve jornadas después.
El club confió en renovarle en el regreso a la ACB y el estreno en el Coliseum frente al Basquet Girona ilusionó a todos. La costumbre que el equipo había adquirido el curso pasado ganando fin de semana sí, fin de semana también, permitió abrir esta etapa de la mejor de las maneras… pero aquel duelo resultó ser un espejismo. En las ocho siguientes jornadas el equipo no ha podido ganar de nuevo y Bruno Savignani ha sido el primer sacrificado. Él mismo reconoció ayer en la rueda de prensa posterior al duelo que «ocho derrotas son demasiadas» a pesar de rescatar aspectos positivos durante esta fatídica racha.
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