El diario español El País retrató este sábado una Cuba hundida en una crisis sanitaria sin precedentes, marcada por diagnósticos falsos, falta de medicinas, hospitales saturados y un aumento de muertes que médicos y familiares vinculan a la expansión simultánea de dengue, chikungunya, Oropouche y otros virus respiratorios.
Un extenso reportaje de la periodista Carla Gloria Colomé Santiago, basado en testimonios de pacientes y trabajadores de la salud, describe un escenario de colapso marcado por la expansión simultánea de dengue, chikungunya, oropouche y otros virus respiratorios.
Captura de Facebook/Carla Gloria Colomé Santiago
Según el texto, los cubanos se sienten atrapados en un país enfermo, donde las familias lidian con síntomas severos sin saber con certeza qué padecen, y donde los hospitales operan al límite de sus capacidades.
De acuerdo con cifras oficiales, la última semana dejó 5,717 nuevos casos de chikungunya, lo que elevó el acumulado a 38,938, mientras el dengue permanece activo en todas las provincias y en 113 de los 168 municipios del país.
Captura de Facebook/Carla Gloria Colomé Santiago
Pero el dato que encendió alarmas fueron los 33 fallecidos reconocidos por el Gobierno, entre ellos 21 menores de edad.
Fuentes médicas citadas por El País aseguran que los decesos reales son mayores y que muchos certificados de defunción omiten la causa viral, atribuyendo los fallecimientos a infartos u otras enfermedades de base.
Captura de Facebook/Carla Gloria Colomé Santiago
En ciudades como Bayamo o Matanzas, los residentes reportan muertes recientes por deshidratación o fallos respiratorios vinculados a la infección.
La falta de reactivos es uno de los factores que alimenta la incertidumbre. Enfermeras y médicos consultados por el diario español confirman que no existen pruebas suficientes para identificar con precisión el tipo de arbovirosis, mientras numerosos análisis se desechan por falta de insumos.
Captura de Facebook/Carla Gloria Colomé Santiago
En muchos policlínicos, los pacientes reciben diagnósticos genéricos de “síndrome febril inespecífico”, lo que impide un seguimiento adecuado.
A ello se suma la carencia de medicamentos esenciales, con un déficit superior al 70%, obligando a la población a automedicarse con infusiones y remedios caseros.
Captura de Facebook/Carla Gloria Colomé Santiago
El reportaje también subraya que el deterioro nutricional agrava los cuadros clínicos. Una guía interna del Instituto de Medicina Tropical (IPK) Pedro Kourí recomienda dietas ricas en proteínas, lácteos, pescados y frutos secos para enfrentar los efectos del chikungunya en el sistema inmune, pero estos alimentos resultan inalcanzables para la mayoría.
“La comida del cubano hoy es picadillo y arroz”, lamenta una de las entrevistadas.
Mientras el Gobierno intenta restar gravedad al brote, insistiendo en que no es exclusivo de Cuba y citando ejemplos regionales, la acumulación de basura, la falta de agua, los apagones y la escasez de insecticidas han creado un entorno ideal para la proliferación del mosquito.
Según El País, las acciones oficiales llegaron demasiado tarde para contener una crisis que ya desbordó hospitales y morgues, y que mantiene a la población sumida en el miedo, la desprotección y el desgaste físico.
Los testimonios recogidos por el medio apuntan a un país donde “nadie está derecho” y donde la población, exhausta, vive entre el dolor, la fiebre y la incertidumbre, mientras busca respuestas que la infraestructura sanitaria no puede ofrecer.
Días atrás, las autoridades sanitarias de Holguín admitieron que fallaron en la prevención contra el mosquito, mientras la provincia enfrenta una compleja situación epidemiológica con tres municipios en fase de epidemia.
Un reciente informe del Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) y la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba documentó entre octubre y noviembre de 2025 al menos 87 fallecimientos vinculados a la epidemia de arbovirosis extendida a lo largo de la isla.