Cada vez son más los menores de 35 años que piden ayuda tras una ruptura sentimental o una pérdida de vínculos familiares
07 dic 2025 . Actualizado a las 19:11 h.
Más jóvenes levantaron el Teléfono Dorado de Mensajeros de la Paz, un servicio creado para atender a situaciones de soledad, en el año 2024. Son jóvenes de menos de 35 años que necesitan hablar «con alguien real» y piden ayuda tras situaciones de ruptura, problemas por cambio de ciudad o pérdida de vínculos familiares.
«Muchos confiesan sentirse abrumados por la hiperconexión digital, pero sin nadie real con quien hablar», explican desde la entidad fundada por el padre Ángel, que ha realizado el Mapa Nacional de la Soledad no Deseada a partir de los datos del teléfono 900 22 22 23, un servicio de escucha y acompañamiento emocional creado hace 30 años.
La fundación ha detectado un aumento de llamadas de jóvenes, pero la soledad no deseada golpea con especial fuerza a las personas mayores, que sigue siendo el grupo más numeroso, y a las mujeres, que representan el 55 % de quienes buscan apoyo emocional.
En España, una de cada cinco personas se siente sola (el 20 % de la población), una soledad no deseada que se cronifica cuando se prolonga durante dos o más años, situación que viven seis millones y medio de personas (el 13,5 %), según el Observatorio SoledadES.
Voces amigas
«Cada vez más jóvenes llaman buscando una voz amiga», destacan desde este servicio que ha detectado un crecimiento sostenido de llamadas de personas de menos de 35 años. En las tres décadas de funcionamiento ha recibido más de 7,2 millones de llamadas.
Los mayores de 65 años siguen siendo el grupo más numeroso, pero también el que aporta una mayor diversidad. Hay quien llama tras perder a su pareja, quien siente que ya no cuenta para sus hijos o quien simplemente necesita hablar cada día para combatir el silencio. Seis de cada diez comunicantes viven solos y un 30 % reconoce que no recibe ninguna visita en semanas.
En la Generación X (de 40 a 65 años) se aprecia una soledad silenciosa, muchas veces asociada a la separación, la inestabilidad laboral o el cuidado de padres mayores y la falta de tiempo para la vida social. «Las personas de esta franja de edad se sienten solos incluso en casa tras volcarse en la familia y el trabajo», recoge la investigación. El 55 % de las personas que buscan apoyo emocional son mujeres. Muchas son viudas o separadas, con mayor esperanza de vida y una carga histórica de cuidados que, en la vejez, se convierte en una ausencia de redes propias.
La mayoría de las personas que buscan acompañamiento viven solas (64 %). La ausencia cotidiana de compañía es, en muchos casos, el detonante del malestar emocional, argumentan los expertos. La soledad no depende del nivel económico, pero la falta de recursos suele dificultar aún más el acceso a actividades, espacios comunitarios o redes de apoyo. Un 51 % se identifica como clase media y un 27 %, como clase baja.