El Trastorno Obsesivo Compulsivo se explica en un 40% por causas de tipo genético, hereditario. El resto tiene que ver con los factores externos, el tipo de vida y la estructura psicológica de quien sufre este trastorno, conocido por las siglas TOC. Una de las mayores expertas, la jefa de Psiquiatría del Hospital de Bellvitge, Maria del Pino Alonso, es optimista respecto a una mayor personalización de los tratamientos a medida que se identifiquen con más detalle los genes implicados en esta predisposición a sufrir un trastorno tan invalidante como el TOC.

Alonso, invitada por la Asociación TOC Catalunya en una jornada de debate reciente, afirma que son estudios muy recientes, publicados en Nature Genetics, los que determinan que el riesgo de sufrir este trastorno tiene que ver en un 40% con causas genéticas. De todos modos, se trata de una enfermedad compleja genéticamente. Es decir, que no hay un único gen determinante, implicado en la predisposición de sufrirla, sino entre 800 y 1000.

No es una condena

La experta subraya que pese a tener esa predisposición, las personas pueden modificarla mediante la actuación sobre factores de la vida como la actividad física, el estrés, el sobrepeso o la exposición a productos químicos. La detección en los dos primeros años en que se manifiesta este trastorno es clave para mejorar la calidad de vida de quien lo sufre. «Es un período crítico, una ventana donde es más fácil que una intervención sea efectiva» detalla la psiquiátrica.

Cómo actuar

Alonso detalla que existen avances tanto en fármacos, terapias de conducta y técnicas de estimulación magnética craneal. Respecto a los fármacos, los basados en los inhibidores selectivos de la serotonina trabajan para facilitar menos obsesiones, pero no significa ello que la causa del TOC sea un problema de este neurotransmisor, la serotonina. Además, la farmogenética busca la manera de detectar la predisposición de cada persona a ser más favorable a un tratamiento u otro.

En cuanto a la psicoterapia, se recomienda la exposición con prevención de respuesta para que cuando aparece el sentimiento, la pulsión de llevar a cabo un ritual compulsivamente, quien lo sufre aguante. Alonso, en tono distendido, recomienda una «novia o novio» para quien sufre el TOC en estos casos, es decir, disponer de una motivación emocional que haga que las ganas de iniciar el ritual compulsivo no se traduzcan en la acción concreta. Los antidepresivos facilitan esta terapia basada en evitar activar los rituales.

Otra terapia es la estimulación craneal profunda, en los casos más resistentes a otros tratamientos. Es efectiva pero no deja de ser una operación delicada dentro del cerebro. Alonso, con todo, no descarta en un futuro la terapia génica para tratar el TOC. «Escogeremos el tratamiento en base a los estudios genéticos -pronostica- del mismo modo que con algunos tipos de cáncer la supervivencia era del 5% y ahora es del 90%».

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