Ha venido en tren desde Manacor a Palma para esta entrevista. ¿Qué le inspira el traqueteo?
Precisamente uno de los últimos temas que he compuesto está inspirado en la película El maquinista de La General, de Buster Keaton, y lleva por título Locomotora.
La guitarra siempre ha sido un símbolo del músico viajero.
Tienes que ver el videoclip de Stay Around, de JJ Cale, en el que aparece un tren en dibujos animados y él tocando la guitarra, te gustará. Cuando giraba por Europa normalmente lo hacía en coche, salvo con La Búsqueda. Hicimos muchos conciertos por Francia e incluso fuimos a Italia, y lo hicimos con el Interrail, fue un disfrute.
¿Qué recuerdos guarda de su etapa como trompetista con La Búsqueda?
Fue un buen aprendizaje. La trompeta era mi tercer instrumento, tras el piano y la guitarra. Fue Toni Nicolau, de los Ocults, el que me vino a buscar para grabar unas cosas en los estudios Digitals y Toni Fernández me comentó que había un grupo de Palma que necesitaba un trompetista. Era La Búsqueda. Hice un ensayo y les gustó. Ellos no sabían que yo tocaba la guitarra. Con la guitarra me tocaban una melodía y claro, yo leía las notas y automáticamente lo reproducía con la trompeta. Alucinaban. «Qué bueno», decían. Al cabo de una hora les confesé que antes que trompetista, era guitarrista.
Alguna canción de La Búsqueda lleva su firma.
El riff, el ritmo y la armonía de Toda mi alma, del disco La rueda de la fortuna, son míos. Es un tema cuya letra es una adaptación de un poema de García Lorca. ¡Y es uno de los más escuchados!
¿A Damià Timoner le gustan las músicas actuales?
Cuarenta años después escucho música que escuchaba en el momento en que apareció, como lo primero de Iron Maiden. Será porque tienen una buena base, sólida. El arte con una buena base sobrevive al paso del tiempo, como el Vaticano o las pirámides de Egipto. El 90 por ciento de la música actual no sirve para nada, puro consumo. El mundo iría mejor si no existiera según qué música.
Me habla del reguetón.
No quiero dar nombres pero si no existiera determinada música el mundo iría incluso mejor.
¿De aquí a 40 años se seguirá hablando de Rosalía?
No. Hace poco escuché a una periodista musical que habrá visto 200 o 300 conciertos diferentes, de todo tipo de música, y tuvo que cubrir dos conciertos en el Sónar, el de Rosalía y Depeche Mode. Confesó que no sería objetiva, porque era fanática de Rosalía, y se refirió a ella, sobre el escenario, como una diosa, alguien brutal, increíble, pero ya tocaba temas que en el concierto no quedaban bien, que ya parecían antiguos con solo dos o tres años de vida. En cambio, todos los temas de Depeche Mode, algunos de hasta 40 años, todos funcionaban. En definitiva, dijo, de aquí a 5 años ya no escucharé a Rosalía pero pasados 30 años seguiré atenta a Depeche Mode. Estoy totalmente de acuerdo con ella.
Llavors t’enyor es otro de sus últimos trabajos a la guitarra, acompañando a Tomeu Penya y al barítono menorquín Simón Orfila.
El productor Juanjo Tur me llamó para comentarme que Tomeu quería hacer algo más clásico, y pensaron en mí. Me enviaron una maqueta, me estudié el tema y lo grabamos. Yo hice la base, y a partir de ahí fueron metiendo el resto de cosas. Estoy muy contento del resultado final. Siempre he admirado mucho a Tomeu por su capacidad de trabajo, por su constante reinvención y por su increíble voz.
Tanto usted como Tomeu Penya siempre han sentido devoción por la música americana de raíz.
Sí. A mí me gustan mucho The Allman Brothers Band y sobre todo el bluesgrass, esa pulcritud a la hora de tocar los instrumentos. También me ha influenciado mucho la música de la costa oeste americana de principios de los 80, esos músicos instrumentales como Michael Hedges, Alex de Grassi o el pianista George Winston.
Michael Hedges es uno de los músicos que le enseñó un camino.
Escuchándole empecé a experimentar con afinaciones alternativas. Yo soy un fanático de mi instrumento porque tiene posibilidades infinitas. Puedes jugar con la cejilla, cambiar la afinación de las cuerdas, emplear cejillas de banjo que solo cortan cuatro cuerdas, utilizar una spider capo… Puedes volverte loco, crear colores distintos, como el rojo Almodóvar… Cada día aprendo algo nuevo con la guitarra, y la necesito cada día, como el café.

Damià Timoner, músico / B.RAMON
Tanta devoción le habrá impedido romper alguna guitarra en su vida.
Solo una, la primera que tuve. Siendo muy pequeño, al cogerla, en lugar de hacerlo por el cuerpo lo hice por el clavijero, simplemente se partió. Me supo muy mal.
No la desenfunde en Palma, le multarán si se atreve. ¿En Manacor también persiguen a los músicos callejeros?
Sí, no veo a nadie que la toque por las calles de Manacor. Los músicos lo tenemos muy difícil. Vivimos una época muy complicada a la hora de ir a tocar, no hay lugares donde hacerlo.
En Mallorca siempre habrá hoteles donde hacerlo.
Es uno de los pocos sitios donde aun podemos hacerlo. Para sobrevivir hay que ir o a los hoteles y agroturismos. Con la masificación turística yo me llevo fatal pero que conste que conozco el mundo desde dentro, he visto todo el proceso degenerativo de todo esto. Mi familia tenía tiendas de souvenirs en el Port de Pollença, donde hace 40 años el turismo era totalmente sostenible, respetuoso con la isla, había poco turismo pero de calidad, todo el mundo vivía muy bien, algo que hoy no sucede.
¿Cuál es su refugio?
Suelo ir a Menorca a desengancharme de la masificación.
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