Tras las acusaciones de maltrato por parte de Antonia Dell’Atte, esta pedía la cabeza de su expareja en Telecinco. La modelo aseguraba haber sufrido malos tratos por parte de Alessandro Lecquio y quiso que le echasen de la cadena. Mucho se habló sobre este tema, asegurándose que la productora de Ana Rosa Quintana, Unicorn TV, le estaba protegiendo por su relación personal con la presentadora. Pero, tras mucho luchar, la italiana lo consiguió y este fue despedido de Mediaset.
Esto ha dado mucho que hablar y ha puesto el foco en la cadena privada, habiendo podido conocer ahora los entresijos de los contratos de sus colaboradores, que no dejan al azar nada y con los que tendrían controlado más de lo que creemos, incluso sus despidos.
Así son los contratos en Mediaset
Tal y como informan en ‘El País’, la letra pequeña del contrato de los diferentes colaboradores es más importante de lo que podríamos esperar, siendo lo que “rige su vida en televisión”, comentan. Al parecer, detrás de sus comentarios, opiniones, análisis políticos y demás expresiones “se esconde un contrato que estipula qué pueden decir, cómo deben comportarse y hasta dónde llega la paciencia de las cadenas televisivas”, escriben en el citado medio.
Al parecer, en los contratos de Mediaset, se estipula «qué pueden decir y cómo deben comportarse» los colaboradores.
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Y es que la salida del italiano de televisión ha hecho que salga a la luz el contrato que tienen en esta cadena, que puede llevar consigo este tipo de despidos “exprés”. Estos tienen un acuerdo mercantil con la cadena, no teniendo horario de empresa y actuando como colaboradores externos o freelance. Todos firman contratos bastante largos en los que se escribe hasta el mínimo detalle, contemplando todas las posibilidades desde la televisión.
En sus contratos hay cláusulas que pueden llevar consigo despidos “exprés” como el de Lequio.
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“Las cadenas suelen exigir una redacción minuciosa para cubrir aspectos reputacionales, derechos de imagen, cumplimiento normativo y responsabilidad por declaraciones”, explica a este periódico Sara Gutiérrez, abogada en Singular Law, intentando siempre proteger la reputación de la cadena.
Estos contratos incluyen claúsulas de moralidad “que permiten a la cadena resolver el contrato si la conducta del tertuliano crea un perjuicio para la imagen del programa».
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“Intentan protegerse al máximo porque un tertuliano no es solo un trabajador, sino también una figura pública cuya conducta puede impactar directamente en la marca y reputación del programa o cadena en general”, añade Pilar Sánchez-Bleda, socia directora del área media & tech de Auren Legal, incluyendo claúsulas de moralidad “que permiten a la cadena resolver el contrato si la conducta del tertuliano, incluso en su vida privada, genera un perjuicio para la imagen del programa o de la empresa”, como ha sido el caso de Lequio.
Otros casos controvertidos
Además del despido de Lequio, a lo largo de los años hemos vivido otras cancelaciones a otros colaboradores y presentadores que llevaron a cabo conductas que no dejaban en buen lugar a la cadena. Este medio recuerda el momento en el que Marta López era despedida en 2020, en plena pandemia, por tener una “actitud irresponsable” al ser vista sin mascarilla ni respetar la distancia de seguridad en un festival.
Anteriormente pudimos ver el despido de Marta López por una “actitud irresponsable” en plena pandemia.
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Algo parecido ocurrió con Paz Padilla, presentadora de ‘Sálvame’, que fue despedida por discutir en este espacio sobre las vacunas contra la covid-19 tras afirmar en directo que “no servían para nada”, siendo uno de los momentos más recordados de su paso por esta cadena. Ambas acabaron regresando a los platós tiempo después, pero sus casos son ejemplos claros de que muchas veces no les tiembla la mano a la hora de acabar con sus contratos.
Así como el de Paz Padilla por asegurar que las vacunas contra la covid-19 “no servían para nada”.
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“En los contratos también se suelen incluir indemnizaciones, tasadas o sin cuantificar, en aquellos casos en los que las declaraciones provoquen perjuicios a la imagen de la cadena o del programa”, señala a este medio Raúl Rojas, socio de Ecija.
Al parecer, en casos tan graves como el de Lequio, se cuentan con claúsulas de indemnidad en las que el colaborador asume la responsabilidad de sus actos.
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Sin embargo, en casos tan graves como el de Lequio, acusado de malos tratos, ‘El País’ explica que se cuentan con claúsulas de indemnidad en las que el colaborador asume la responsabilidad por lo que ha dicho “y exonera a la cadena ante posibles demandas por injurias, calumnias o vulneración del honor”.
Sin embargo, otro abogado explica que las demandas deberían dirigirse primero a la cadena y luego al colaborador, ya que esta es la responsable editorial de supervisar el contenido. “Las cadenas o las productoras no pueden exonerarse de responsabilidad frente a hechos ilícitos mediante un simple aviso o disclaimer”, explica Iban Díez. “La mera fórmula de ‘no nos hacemos responsables’ no impide que una cadena sea considerada responsable por vía civil o penal según el caso”.