Nuevo cambio de registro para Channing Tatum, un actor al que parece costarle encontrar papeles interesantes pero que, en los últimos tiempos ha aparecido en Fly Me to the Moon, Parpadea dos veces o Deadpool y Lobezno, encarnando al Gambito que pudo tener su propia película y que nunca llegó a ver la luz, si bien lo tendremos de regreso en Avengers: Doomsday.

Aquí interpreta un rol más clásico en una película que bascula entre la comedia negra y el thriller dramático. Roofman: Un ladrón en el tejado, es una de esas películas que arrancan con un rótulo de: «Ésta es una historia real», aunque no deja de ser cierto que también se toma muchas licencias y nos posiciona casi de manera instantánea del lado del pícaro protagonista.

La lectura te la quieren dar bien mascada: puedes ser una buena persona y tomar malas decisiones. Incluso ser un verdadero idiota teniendo buen corazón y altas dosis de ingenio. Y eso conlleva que puedes hacerle caso a muchas personas, a ti mismo al primero de todos, en tu huida hacia delante. Arruinarte la vida, de hecho.

Cómo ser otro sin morir en el intento

Roofman cuenta la historia real de Jeffrey Manchester, un exsoldado del ejército estadounidense con dificultades para reintregrarse en la sociedad y para ganarse la vida de una manera honrada. Tras separarse de su esposa, llegó a asaltar más de 60 McDonald’s entrando a los establecimientos desde el tejado, donde aprovechaba la noche para hacer un agujero y colarse en el interior, a la espera del primer turno. 

Solía encerrar a los empleados en las cámaras frigoríficas antes de vaciar la caja, pero tratando de evitar a toda costa el empleo de la violencia, demostrando cierto nivel de empatía y una nula intención de hacer daño a los trabajadores. Los propios asaltados lo calificaban de «amable» y «considerado». como se recoge en un metraje adicional posterior a la ficción.

Tras ser arrestado y condenado, empleó su ingenio, una vez más, para fugarse de prisión despistando a las autoridades viviendo escondido en una tienda local durante aproximadamente seis meses, tiempo que empleó para llevar una doble vida haciéndose pasar por otra persona y comenzar una nueva relación sentimental con una mujer a la que conoció en la parroquia.

Como decíamos, en Roofman (título transformado en El buen ladrón en algunos países de habla hispana, para más señas), hay muchas concesiones a la ficción. De primeras, se busca abordar la historia con más sentido del humor cambiando el lugar por el que optó camuflarse. En la historia real, se ocultó en una tienda de la cadena Circuit City que en la ficción se convierte en un colorido Toys R Us.

Otro de los puntos fuertes de la película son las interpretaciones. Probablemente Channing Tatum desarrolla aquí el papel más interesante de su reciente filmografía dando vida a un tipo con muchos matices que da la sensación de estar siempre al borde del precipicio. Le acompañan la siempre excepcional Kirsten Dunst en un rol muy contenido y Peter Dinklage, que abraza sin ambages a un personaje que le permite desatar su histrionismo.

Por lo demás, Roofman tiene una estructura narrativa muy convencional con una voz en off que articula el discurso al comienzo y el final y ofrece la experiencia de visionado prevista con únicamente algún breve desliz de oscuridad a cuenta de los enlaces con el lado más oscuro del protagonista interpretados por LaKeith Stanfield y Juno Temple.

Sus apariciones son muy breves, no obstante, dado que la película no tiene ninguna pretensión de profundizar en estas cuestiones sino más bien todo lo contrario: quiere demostrar que es un buen tipo.

Como resultado final, Roofman es una película satisfactoria. Quizás demasiado acomodaticia en ciertos aspectos, sin voluntad de denunciar los engranajes sociales que llevaron a Mancherster a estar en una situación tan delicada, ni mucho menos indagar en sus conexiones más complicadas. Pero entretiene, eso hay que concedérselo.

Valoración

Nota 70

Roofman tiene un buen guión, inspirado a la hora de elaborar sus invenciones para darle fuerza a su parte más cómica, pero sin perder el tono trágico que rodea a este «ladrón de buen corazón». 

Lo mejor

Se estrena en el momento apropiado: es bastante blanca y cuenta con buenas interpretaciones.

Lo peor

Da la sensación de dejar en el tintero muchos aspectos que habría merecido la pena explorar como la relación del protagonista con el submundo criminal y la sociedad en la que surge ese caldo de cultivo.