Martes, 9 de diciembre 2025, 12:03
| Actualizado 12:43h.
Con apenas 51 años se nos ha ido, casi sin hacer ruido, un murciano de los que engrandecen una tierra sin pedir jamás recompensa. Se ha marchado de repente, en mitad de la noche, sin sospechar su suerte.
Hablamos de Salvador Yepes Lozano, un hombre que no solo quiso a Murcia: la vivió, la respiró y la llevó consigo como quien guarda un tesoro heredado de los abuelos. Admiraba hasta el último detalle de nuestras tradiciones, y lo admirable es que no se conformó con celebrarlas: las impulsó, las cuidó y las levantó un poco más cada año.
Su huella en las Fiestas de Moros y Cristianos de Molina de Segura es imborrable. Las engrandeció con esa entrega que solo se entiende cuando el corazón late al compás de tambores y arcabuces. Llegó a presidir la recién creada federación festera y, en el último año, dio vida a la figura del Adelantado, junto a su esposa, Lola Ballester, compañera inseparable y tan enamorada como él de nuestra historia y nuestras costumbres.
En la ciudad de Murcia también lo conocían muchos. Era habitual verlo en las Huestes de Fernando III, o entre los sardineros del grupo Selene, siempre dispuesto a arrimar el hombro donde hiciera falta. Colaboraba con la Federación de Peñas Huertanas, con el Cabildo de Cofradías, con la Hermandad de la Arrixaca… y con cualquier rincón de tradición que necesitara un voluntario con más corazón, el que le ha fallado, que horas en el día.
Y, como si el destino quisiera subrayar la ironía más amarga, a Salvador le faltaban solo dos días para convertirse en presidente de la Federación de Moros y Cristianos de Murcia, de la que ya era vicepresidente. Su nombre encabeza la única candidatura presentada y el jueves iba a ser proclamado. «Una pérdida inmensa», señala Alfonso Gálvez, el actual presidente, que resume así el sentir de toda esa gran familia que forman kábilas y mesnadas, hoy desoladas.
Para colmo, octubre le había traído otro honor: lo habían elegido embajador moro de las fiestas ciezanas del Escudo ‘La Invasión’ 2026. Un reconocimiento más para quien nunca los pidió.
Hoy, Murcia despierta un poco más huérfana. Aunque con un consuelo: hay personas que no se van del todo: se quedan en sus históricas fiestas, en las filas desfilando, en los estandartes que vuelven a ondear cada año. Y tú, amigo Salva, que sepas que desde ahora eres uno de esos nombres que no se olvidan. De los que siguen acompañándonos, aunque ya no podamos verte entre la pólvora y la música.
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