«Señora, si no le gusta mi careto, cambie de canal»: estas palabras, aulladas por Jorge Martínez en 1987 durante una actuación en pleno prime time de TVE, dan buena medida del temperamento que gastaba el líder de la banda Ilegales, fallecido a los 70 años debido a un cáncer de páncreas. Y también ayudan a entender por qué su figura puede poner en aprietos a cualquier periodista, más aún en la ocasión de su muerte.
Formidable guitarrista y compositor de himnos como Tiempos nuevos, tiempos salvajes, El norte está lleno de frío, Agotados de esperar el fin y la definitoria Soy un macarra, el apodado ‘Jorge Ilegal’ era una figura dispuesta a ganarse la enemistad de cualquiera, muchas veces a base de métodos que iban más allá de las palabras. Para captar los matices de semejante personaje, nada mejor que el documental que este protagonizó en 2017 y que puede verse en streaming.
¿Dónde puedes ver el documental sobre Jorge Ilegal?
Mi vida entre las hormigas es el título de la película dirigida por Juan Moya (que volvería a la saga ilegal en 2023 con Ilegales 82) y Chema Veiga. Un documental, disponible en Prime Video, que ayuda a conocer dentro de lo posible a un músico que no solo se ganó la fama con su obra, sino también con sus modales explosivos.
Según el periodista Jesús Ordovás, Martínez fue «el tipo que ha pegado las mejores hostias en la historia del rock español». Algo que pueden confirmar muchos exmiembros de su banda, algunos técnicos de sonido y miembros de grupos como Gabinete Caligari: en el documental, Martínez y Jaime Urrutia, vocalista del trío madrileño, rememoran una épica golpiza que vivieron en los camerinos de la sala Rock-Ola, allá por los 80.
Esta agresividad, capaz de dejar en nada a muchos supuestos ‘canallitas’ de nuestra música, es la máscara tras la que se escondía un individuo singular, talentoso y atormentado. Músico precoz, hijo de una familia noble venida a menos, el líder de Ilegales convirtió en señas de identidad un físico poco agraciado y una voz entre lo chillón y lo cavernoso, así como una destreza instrumental que chocaba en una época enemiga de los virtuosos.
Sumando estos factores a su talento como letrista, no es extraño que Ilegales triunfaran tanto en España como en Latinoamérica… y que, acto seguido, se despeñasen. Mi vida entre las hormigas deja claro que esto se debió a la mala uva de Jorge Martínez, pero también a lacras propias de la época como la heroína, que hizo estragos entre sus sucesivas formaciones.
Con intervenciones de compañeros de correrías como el bajista Willy Vijande y voces tan poco afines en apariencia como Miguel Ríos, la cinta de Moya y Veiga retrata pese a todo al protagonista en un momento relativamente pacífico, habitando en la mansión del campo asturiano donde pasó sus últimos años rodeado de animales y de su colección de soldados de plomo. Algo que no nos hace olvidar su leyenda, ni tampoco la divisa de Ilegales durante sus primeros años: «¡Maldita sea la ley!».