Por Manel Soria. La fotografía, amigos, es una cosa muy seria. Una pulsión que algunos sobrellevamos, y -por qué no decirlo- también disfrutamos, desde hace ya muchas décadas. Por nuestras manos han pasado cámaras réflex de película, primero manuales y luego auto-focus. Digitales compactas y réflex. Ahora, cámaras sin espejo, que llegaron prometiendo ser más pequeñas. Y lo eran. Los cuerpos, pero no tanto los objetivos.
Todo esto, naturalmente, nos ha costado dinero. ¡Qué se le va a hacer! Nos privamos de otras cosas. Como dice un compañero, “La fotografía es cara, pero la droga es mala”. Pero no es solo el dinero: es el peso. Ahora, llegando a una edad terriblemente avanzada para los estándares de los influencers, encorvados y desgastados por el paso del tiempo y de tantas cosas, nos damos cuenta de que el problema del equipo no es solamente el precio, sino también el peso.
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¿De qué sirve tener ese 35mm 1.4 full frame, estupendo, en la estantería? ¿Y el 14-24 2.8? ¿Cómo podía cargarlo yo montaña arriba junto con la Nikon D700 que ahora me parece enorme? ¿Cómo fui capaz de arrastrar un Sony 200-600 mm, un 70-200 mm f2.8 y dos cuerpos Full Frame por las escarpadas laderas de Montserrat?
Felices los fotógrafos callejeros que hacen grandes fotos con un 35 mm, pero algunos de nosotros fotografiamos naturaleza, y para nuestra paz interior necesitamos angulares luminosos y sin aberración de coma para capturar las galaxias; macros exquisitos para los insectos; teleobjetivos para los pájaros y los mamíferos nocturnos.
La estabilización de imagen nos permite conseguir a pulso efectos que antes no hubiéramos ni intentado sin un buen trípode. Zuiko 12-45 F4 PRO, 0.4s F4 ISO 800. © Manel Soria.
Y, sobre todo, cámaras que funcionen de maravilla a ISO vertiginoso. Yo he llegado a fotografiar en plena noche animales que a simple vista eran invisibles, con luz infrarroja y una Sony A7s astromodificada, a ISO 102.400. Y he usado las fotos para exposiciones y las he publicado en un libro.
Ahora, ya cerca de la inconfesable edad de sesenta años, sigo pasando todas las horas que puedo en el monte con mis perros. Pero cada vez más, pienso mucho que equipo fotográfico me voy a llevar. Tristemente, muchos días termino por dejarlo todo en casa. No obstante, está científicamente estudiado que los animales más interesantes y las mejores luces se dejan ver justamente esos días en los que solamente llevo el teléfono en el bolsillo.
Fotografiando, siempre a pulso, en una catedral. Leica DG Summilux 9 mm f1.7, 1/20 f1.7 ISO 200. © Manel Soria.
Intenté resolver este problema con una Sony RX100VII, con su zoom equivalente a 24-200 y su visor electrónico (que para mi a veces es imprescindible). Pero no me vale para macro, o es muy justa, y el sensor es demasiado pequeño para capturar bien las luces sutiles de los paisajes antes o después del amanecer. Y no digamos las estrellas o la Vía Láctea. Además, los mandos no son prácticos: faltan ruedas y botones para poder cambiar los ajustes ágilmente.
¿Será Micro Cuatro Tercios la solución?
Así estaban las cosas, yo a punto de dejar la droga, cuando pasó por mi cabeza el Micro Cuatro Tercios. ¿Sería posible que esta fuera la solución al dilema? Ópticas intercambiables en un sensor pequeño. Al ser el sensor más pequeño, las ópticas pueden también ser más ligeras.
El Zuiko 40-150 mm f4-5.6 es tan pequeño que suelo llevarlo siempre, a la espera de que las luces sean propicias. En este caso, el factor que limita la nitidez es la atmósfera y el resultado hubiera sido el mismo con un enorme 300 mm f2.8 y una full frame. 1/100 F5.6 ISO 250. © Manel Soria.
¿Lo son realmente? Y el sensor ¿tiene calidad suficiente? No nos engañemos: a igualdad de factores, cuanto mayor es el sensor, mejor es la calidad de imagen. Algunas pruebas de equipo Micro Cuatro Tercios no me aclaraban demasiado: me temo que tienden a ser un poco sesgados, por decirlo suavemente. Hay un señor que dice que el Olympus 60 macro es el mejor macro que ha usado, el 17mm F1.8, el mejor. Y así con todo. ¡Para poder opinar, además de ser honestos, hay que usar habitualmente equipos de varias marcas!
Finalmente, hace algo más de un mes, me atreví a probar con una OM-3 de OM SYSTEM, antiguamente Olympus, que compré con un 12-45 mm f4 PRO. Luego, fui coleccionando otras ópticas de segunda mano. Y estas son mis primeras conclusiones.
La cámara
El cuerpo de la OM-3 está bastante bien conseguido. Enfoca muy bien, con IA, de momento diría que casi tanto como la Sony A7RV, pero es cierto que de momento no la he probado con sujetos complicados. La ergonomía y el diseño de los menús son aceptables. En este punto, algún detalle me parece mejorable. Por ejemplo, el mando de puesta en marcha debe estar a la derecha para poder usar la cámara con una sola mano. En fotografía de naturaleza no es raro tener que usar una sola mano. Cierto, se puede asignar la función de encendido a otro mando, pero lo normal sería no tener que hacer esto.
La señorita Nami a la luz de la luna. A pulso, con una sola mano y sosteniendo la correa de un perro (¡beagle!) con la otra. Zuiko 45 mm f1.8, 1/13 F1.8 ISO 12800 (con reducción de ruído en post-proceso). © Manel Soria.
La estabilización del cuerpo es muy buena. Se puede tirar, con un 9 mm (que serían 18mm) a uno o dos segundos, con un poco de técnica. Con esto, y usando un objetivo luminoso, se pueden hacer fotos de noche en ciudades sin trípode, cosa muy interesante. Los 20 megapíxeles se quedan un poco cortos hoy en día, pero es el precio a pagar por el tamaño. Además, seamos realistas ¿cuántas veces vamos a imprimir una fotografía a más de 20x30cm? ¿Quién va a verla a pantalla completa, excepto su autor?
¿Y el ISO elevado, punto crítico para mi? Digamos que no está mal, es aceptable. La reducción de ruido en post-proceso, mucho mejor ahora que hace algunos años, nos va a ayudar. Admito que soy muy exigente en este punto, ya lo he dicho. Tampoco me termina de convencer el formato nativo 4:3, yo personalmente prefiero el 3:2 de la película 35 mm. Pero el 4:33 ciertamente aprovecha mejor el círculo de imagen que proyectan las ópticas. El obturador electrónico funciona estupendamente, y se puede usar siempre, excepto con flash.
Para macros “de verdad”, el Zuiko 60 mm f2.8 macro es otro imprescindible en la bolsa, por su calidad y sobre todo su pequeño tamaño. 1/125 F8 ISO 200. © Manel Soria.
Las funciones de fotografía computacional -que todavía no domino al 100%- están bien. Por ejemplo, el Live Composite es ideal para trazas de estrellas o rayos. La resolución aumentada, que la cámara logra desplazando infinitesimalmente el sensor, incluso a pulso, está muy bien y puede ayudarnos a compensar los 20 MP, siempre que usemos una óptica buena.
Echo de menos una función para alargar la exposición tomando muchas fotos y después alineándolas y sumándolas, como hacen algunos teléfonos. Esto, combinado con la estabilización, tal vez permitiría eliminar el trípode incluso en astrofotografía de paisaje.
Las ópticas
Vamos a las ópticas disponibles para este sistema. El 12-45 mm f4 PRO es excelente. Pequeño, ligero y muy nítido. Claramente superior al 24-70 f4 de Sony, que nunca me ha gustado a pesar de llevar el logotipo Zeiss. El Zuiko 60 macro para mi es una óptica imprescindible, es muy bueno y también muy ligero.
No he probado el 90 macro, que sobre el papel es mejor pero más caro y más pesado. El Zuiko 45mm f1.8 también es una joya: pequeño, barato (de segunda mano) y nítido; aunque no puede competir en bokeh con un 80mm f1.4 full frame.
Fotografiar rayos con el Live Composite es mucho más fácil y divertido. Zuiko 12-45 mm f4 PRO. © Manel Soria
Pero ¿voy a usar el micro 4/3 como único equipo? Ciertamente, usar dos equipos diferentes a la vez no es lo mejor. Es difícil dominar ambos al 100%, para poder cambiar ese ISO o ese modo de enfoque en milisegundos cuando hace falta.
Veremos qué sucede, creo que me va a seguir haciendo falta full-frame, para hacer esas fotos extremas, de noche, que me gusta hacer. Si no fuera por esta particularidad mía, posiblemente la respuesta hubiera sido sí.
Queda pendiente de probar los teleobjetivos largos que hacen falta para pájaros y fauna en general. Y esto es algo que debo dejar para otra ocasión. Por ahora, necesito un angular extremo y luminoso para astrofotografía de paisaje.
El Leica DG Summilux 9 1.7 es excelente como gran angular luminoso, ideal para este tipo de tomas. 1/100 f1.7 ISO 200. © Manel Soria.
Después de mucho pensarlo, me decidí por un 9 mm 1.7 Leica-Lumix. Aunque no elimina por completo la aberración de coma, ha demostrado ser otra joya: pequeño, ligero y encantador. Permite fotografiar a pulso en interiores a ISO 200, logrando efectos que serían muy difíciles con otro equipo.
Tanto éste como el 12-45 mm f4 PRO tienen la gran ventaja de enfocar a distancias muy cortas, cosa que nos permite hacer macros -no extremos- con un fondo no totalmente desenfocado. Aquí el tamaño del sensor nos ayuda.
El Zuiko 40-150 mm f4-5.6 no va a ganar concursos de nitidez, pero es muy pequeño, muy ligero y muy económico. En el mismo rango de distancias focales están disponibles un f4 y un f2.8, supongo que mucho mejores pero más caros y pesados. Yo lo uso para fotografiar montañas algo lejanas y normalmente lo que limita la nitidez es el estado de la atmósfera más que el objetivo. En resumen: otro imprescindible.
El 12-45 mm f4 PRO permite enfocar muy cerca y hacer macros diferentes, representando al sujeto y su ambiente. Zuiko 12-45 F4 PRO, 1/100 F8 ISO 2002. © Manel Soria.
¿ConclusioneS? El sistema Micro Cuatro Tercios, sin ser la panacea universal que algunos pretenden, tiene cosas muy buenas y merece más atención de la que está recibiendo. Es una lástima: es lo suficientemente pequeño como para llevar encima un equipo bastante completo, aunque no vayamos a usarlo, solamente por si se presenta la ocasión, y haría que mucha gente se aficionara a la fotografía.
Yo lo estoy disfrutando mucho y estoy haciendo más fotos. Fotos que no pueden hacerse a día de hoy con un teléfono. Y aunque pudieran, prefiero la cámara, que me permite concentrarme más, tiene botones y mandos físicos que la hacen más manejable y divertida de usar. Además, me permite cambiar los objetivos según la circunstancia.
Manel Soria (@frikosal) es profesor de Ingeniería Aeroespacial en la UPC y fotógrafo. Sus imágenes han sido publicadas en NASA APOD entre otros medios. Recientemente ha publicado su primer libro de ficción, «Insensats Ametllers».
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