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Todas las misiones espaciales que hasta la fecha han tenido como objetivo Marte han perseguido una serie de objetivos en común: analizar su atmósfera y superficie, buscar rastros de agua y, en última instancia, determinar si hubo vida en un pasado remoto. En este sentido, todos tendemos a pensar que cualquier área del planeta rojo es un destino potencial para los róveres o el establecimiento de bases humanas. Sin embargo, no es así. Hay Regiones Especiales en las que, por sus características concretas, está prohibido explorar.

Pero ¿por qué? Para dar respuesta a este misterio, tenemos que remontarnos al año 1967, cuando se firmó el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre. Un documento fundamental que sienta las bases de la exploración espacial y que, entre otros muchos aspectos, obliga a las naciones firmantes a evitar la contaminación de los cuerpos celestes. Algo clave para determinar si realmente hubo vida o no en Marte o en cualquier otro planeta de nuestro sistema solar o más allá.

Es cierto que todas las naves que salen de la atmósfera terrestre son sometidas a un escrupuloso procedimiento de desinfección con el objetivo de eliminar cualquier rastro biológico local. Sin embargo, hay microorganismos capaces de sobrevivir. Por ejemplo, un estudio publicado el pasado mes de mayo descubrió que 26 especies de microorganismos sobrevivieron a las labores de preparación previas al lanzamiento del robot Phoenix de la NASA, allá por 2007. Poco antes, China alertó de la presencia de una superbacteria ultrarresistente en la estación espacial Tiangong.

Definición y propósito de las regiones restringidas

El concepto de Regiones Especiales fue desarrollado por el Comité de Investigaciones Espaciales (COSPAR). Estas áreas quedaron definidas como “aquellos lugares donde las condiciones ambientales, particularmente por la presencia de humedad y calor, podrían ser adecuadas para el crecimiento microbiano como lo entendemos en la Tierra”. Por tanto, aplicado a Marte, hace referencia a todas las zonas que tengan un potencial elevado de albergar vida en la actualidad o de haberla tenido en el pasado.

Vía Láctea

Ahora bien, todavía no se han catalogado Regiones Especiales de fácil acceso en Marte. Lo que sí existen son Regiones Inciertas, entre las cuales destacan las Líneas de Pendiente Recurrente (RSL, por sus siglas en inglés). Desde los primeros compases de la exploración marciana, dichas líneas se han asociado a la presencia de agua líquida, aunque todavía queda mucho trabajo por hacer para determinar si se dan las condiciones que permiten la supervivencia de microbios del mismo modo que en la Tierra.

Riesgos de contaminación microbiana

Como exponen los ejemplos del robot Phoenix y la estación espacial Tiangong, la cautela está más que justificada. Además, se han documentado organismos terrestres tan resistentes que serían capaces de prosperar en unas condiciones como las ofrecidas por el planeta rojo. Incluso hay estudios que lo han confirmado. Si estas bacterias o arqueas llegasen a Marte y lo colonizasen, es muy posible que la oportunidad de documentar vida pasada en el planeta rojo se esfumase.

Eso sí, hay voces que piden flexibilizar los requisitos de protección planetaria con el objetivo de abaratar el coste de las misiones a Marte. Sin embargo, podría no ser buena idea. Como muestra, un ejemplo: a pesar de que el róver Perseverance encontró biofirmas compatibles con potenciales formas de vida marcianas, todavía queda descartar que no son fruto de una posible contaminación terrestre. Solo el envío de las muestras a la Tierra permitiría descartarlo. Algo que estaba previsto al comienzo de la misión, pero que cada vez parece más complicado por los recortes presupuestarios que sufre la NASA.