La Guardia Civil apunta en su investigación del menor asesinado en Garrucha (Almería) que la pareja de la madre habría violado y golpeado hasta matar al niño, según se desprende de la investigación de la Guardia Civil a la que ha tenido acceso la Cadena … Cope, que no descarta incluso que la madre fuese testigo de una parte de la agresión.

Así se recoge en el auto de ingreso en prisión dictado por la Sección Civil y de Instrucción número 4 del Tribunal de Instancia de Vera (Almería) en el que se deja constancia de cómo ya antes de la agresión mortal, la pareja de la progenitora «maltrataba y golpeaba» de forma habitual al menor. Según los investigadores, el hombre aprovechaba los momentos en los que se quedaba al cuidado del menor en el domicilio que compartía con su madre y en una ocasión habría llegado a fracturar un hueso del brazo del niño. Se añade que esas agresiones se producían posiblemente «con conocimiento» de la madre.

Tal y como señala el auto, sobre las 11:00 horas del pasado 3 de diciembre la progenitora se fue a preparar comidas al quiosco en el que trabajaba, dejando solos en la vivienda a su pareja y al niño. El hombre habría aprovechado para violar al menor y golpearlo en el abdomen y otras partes del cuerpo. Una agresión que según el informe preliminar de la autopsia habría provocado la muerte de la víctima a causa de un shock hipovolémico, desgarro hepático y un politraumatismo abdominal con derrame intestinal.

La Guardia Civil considera que la madre podría haber presenciado al menos una parte de esta agresión ya que sobre las 12:00 horas habría regresado al domicilio, después de que su compañero sentimental le trasladase que el niño se encontraba «mal». Acudió inmediatamente al domicilio, lo que hace pensar a los investigadores según consta en el auto, que «incluso podría haber estado presente en parte de esa agresión física del menor» que finalmente falleció sobre las 15:30 horas.

La madre, presente durante la agresión

Según el auto, el propio acusado manifestó ante el juez que la mujer habría acudido en las «horas previas al fallecimiento del menor al domicilio» y habría estado presente durante parte del episodio sin que «hubiera tenido intención presunta de evitarlo o asistir a su hijo». En este sentido, se incide en la transcripción de los mensajes que habría remitido la mujer a sus familiares y a otras personas, de los que se deduce «indiciariamente que la propia investigada se habría atribuido participación presunta en la causa de la muerte del menor» y que además habría acompañado a su pareja mientras portaba el cuerpo sin vida de su hijo, sin hacer nada.

La investigación apunta que, una vez muerto el niño, los investigados habrían acudido con su cuerpo hasta un antiguo búnker ubicado en la playa de Garrucha, en el límite con el municipio vecino de Mojácar, donde abandonaron el cadáver.