Redacción
En poco más de 30 años, el número de casos en España de enfermedad renal crónica que necesitan diálisis o un trasplante se ha multiplicado por cuatro y la prevalencia por edad ha crecido un 140%. Si en 1990, la prevalencia por edad de esta enfermedad en situación avanzada con necesidad de terapia de reemplazo se situaba en 32 casos por 100.000 habitantes, en 2023 ya era de 77,8. El número de casos que se contabilizaba en 1990 era de 14.900 y 33 años después, fue de 60.000.

España está entre los cinco países del mundo que experimentaron un mayor aumento de la prevalencia de diálisis en estas décadas. Tomando el dato de casos por 100.000 habitantes en todas las edades, creció más de un 500%, mientras la prevalencia estandarizada por edad se incrementó un 30%.

En 1990 la prevalencia de la enfermedad renal crónica con necesidad de diálisis o trasplante en España fue de 32 casos por 100.000 habitantes y en 2023 ya era de 77,8

La tendencia en España no es única. Los casos de enfermedad renal crónica (ERC) con necesidad de terapia de reemplazo han aumentado de forma constante en el mundo en las últimas tres décadas. Así lo indica un análisis realizado por investigadores internacionales y publicado en The Lancet Global Health, que revela que en 2023 el número global de pacientes era de 4,59 millones.

Los resultados del estudio advierten de que esta creciente prevalencia mundial de enfermedad renal crónica con necesidad de terapia de reemplazo requiere de intervenciones específicas para mejorar la detección precoz y el acceso a asistencia sanitaria, especialmente en países de bajos recursos.

España está entre los cinco países del mundo que experimentaron un mayor aumento de la prevalencia de diálisis en estas décadas, con un incremento de hasta el 500% en todas las edades

Los investigadores destacan marcadas diferencias geográficas en la identificación de pacientes. Así, la prevalencia más alta se encontró en las regiones de altos y medios-altos ingresos, mientras que la más baja se observó en regiones de ingresos bajos y medianos-bajos ingresos, especialmente en el África subsahariana. En 2023, la prevalencia estandarizada por edad más alta fue de 111 casos por cada 100.000 habitantes en el grupo de regiones de altos ingresos, mientras que la más baja se registró en África subsahariana, con 3,80 pacientes por 100.000 personas.

Entre 1990 y 2023, este estudio desvela que la prevalencia mundial de diálisis para todas las edades en ambos sexos aumentó un 104%, pasando de 21,7 casos por 100.000 habitantes a 44,3 por 100.000, mientras que la prevalencia estandarizada por edad aumentó un 44%. Este incremento se reflejó en todas las regiones analizadas del mundo, excepto Oceanía, África subsahariana occidental y África subsahariana central, donde se observaron disminuciones insignificantes. Por países, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Turquía, Rumania y España experimentaron los mayores aumentos en su prevalencia para todas las edades.

La prevalencia más alta se encontró en las regiones de altos y medios-altos ingresos

En 2023, 3,57 millones de pacientes de ERC se sometían a diálisis, lo que supone una prevalencia estandarizada por edad de 39,3 casos por 100.000 personas. A nivel regional, la región de altos ingresos de Asia Pacífico tuvo la prevalencia más alta, con 115 por 100.000, y el África subsahariana oriental tuvo la más baja, con 1,30 por 100.000.

Respecto al trasplante de riñón, la prevalencia global aumentó un 57,5% en ambos sexos y todas las edades entre 1990 y 2023, pasando de 8,10 a 12,7 casos por 100.000 personas. Todas las regiones sufrieron este incremento, especialmente América del Norte, a excepción de Oceanía, Asia oriental y Asia meridional, que experimentaron una ligera disminución.

En 2023, 3,57 millones de pacientes de enfermedad renal crónica se sometían a diálisis, lo que supone una prevalencia estandarizada por edad de 39,3 casos por 100.000 personas

En 2023, 1,02 millones de pacientes fueron trasplantados en todo el mundo. La prevalencia estandarizada por edad más alta de casos de trasplante de riñón entre las super regiones se registró en la super región de altos ingresos, con 34,9 intervenciones por 100.000 personas, y la más baja se registró en África subsahariana, con 0,40.

A nivel de país, los 50 países principales con la prevalencia más alta de trasplante de riñón fueron clasificados dentro de los grupos de ingresos altos y medianos altos del Banco Mundial. Por el contrario, 63 países informaron una prevalencia de trasplante inferior a uno; de estos, 53 fueron categorizados dentro de los niveles de ingresos bajos o medianos bajos del Banco Mundial.

El estudio advierte de que el crecimiento de estos datos requiere de intervenciones específicas para mejorar la detección precoz y el acceso a asistencia sanitaria

El trabajo también identifica una pronunciada disparidad de sexo en estas terapias, donde las estimaciones de prevalencia de diálisis y trasplante en hombres fueron sistemáticamente más altas que las de las mujeres en la mayoría de los países.

La clave: diabetes tipo 2 e hipertensión

Por otra parte, el trabajo analiza la evolución de la diabetes tipo 2 y la hipertensión asociadas a la enfermedad renal con necesidad de terapia de reemplazo y señala que estas dos son responsables de una gran mayoría de todos los casos identificados en 2023. En concreto, en dicho año las dos patologías se atribuyeron al 40,6% de los casos globales en todas las edades y ambos sexos.

Además, la diabetes tipo 2 y la hipertensión mostraron un crecimiento sustancial entre 1990 y 2023, con cambios que oscilaron entre el 60,8 y el 144% para la prevalencia para todas las edades, y entre el 24 y el 62,1% para la prevalencia estandarizada por edad.

El 40,6% de los casos globales de enfermedad renal crónica con terapia de sustitución se atribuye a la diabetes tipo 2 y la hipertensión como causas principales

El estudio concluye que la enfermedad renal crónica con necesidad de terapia de reemplazo representa un importante problema de salud mundial. En este punto, señala que una menor prevalencia no debe interpretarse como una menor preocupación o carga de enfermedad, sino como un indicio de deficiencias subyacentes en el sistema de salud.

Con todo, los autores urgen a fortalecer la prevención, dedicar más investigación y abordar las disparidades en el acceso al tratamiento, especialmente entre países de altos y bajos ingresos, para garantizar una atención equitativa. Para prevenir la progresión de la ERC a estadios terminales y reducir la carga mundial, instan a desarrollar programas de identificación y manejo tempranos de la ERC o integrar la patología en programas existentes para enfermedades no transmisibles.