No sólo a la restauración se ha dedicado Francisco Arquillo, que este año ha sido muy protagonista por su intervención a la Macarena. El catedrático inauguró este martes en la Casa de los Pinelo, sede de la Real Academia Sevillana de Bellas Artes, una … exposición que repasa su trayectoria en el mundo de la pintura. La muestra hace un recorrido por 18 obras de prácticamente todas las etapas del artista y recoge distintas técnicas, formatos, soportes y motivos.
Durante la presentación, el propio Arquillo explicó que «aunque no se me conozca como pintor, espero que sí se reconozca que he tenido una vida intensamente dedicada a la pintura. Ha sido mi compañera de viaje permanentemente. A mí se me conoce como restaurador, pero siempre he tenido deseos de pintar». Tras su formación académica en Bellas Artes, Arquillo descubrió la conservación de obras de arte en Madrid y se lanzó a ella. «Pero yo siempre he seguido pintando. He combinado mi formación, de técnico, de persona que tiene un rigor científico y sensibilidad artística, con la vocación, que te permite adaptar tus sentimientos y emociones, y manifestar vivencias que de otra manera no puedes hacer».
El profesor ha continuado asegurando que «me ha gustado siempre mucho la investigación. En un cuadro hay un procedimiento pictórico, en otro cuadro hay un soporte diferente, una técnica distinta, porque me gusta investigar y buscar cosas nuevas. Cada cuadro tiene algo distinto». También ha señalado, y la exposición es buena muestra de ello, que «en cuanto a los conceptos pictóricos, yo no me atengo a nada más que a lo que pinto, porque me apetece pintar, y dependiendo del estado anímico, saldrá una cosa o saldrá otra. No pinto para vender, pinto para satisfacer mi deseo de belleza».
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Asistentes a la inauguración de la muestra
P. T.
Arquillo se detuvo en varias de las obras expuestas. Una de ellas, ‘Desequilibrio’: «Ustedes ven que hay una balanza donde hay un desequilibrio, porque el arte, para mí, pesa más que la tecnología». Otro es una obra menos convencional que a priori podría no entenderse: «Aquí tenemos un hongo visto al microscopio electrónico y aumentado 1.000, 2.000 o 200 veces. Entonces, estas son las raíces del hongo. Es una interpretación, el cual se denomina ‘Naturaleza invisible’».
También señaló un cuadro realizado con la técnica del mosaico titulado ‘Recordando a Justiniano’ «que obedece a un ejercicio que hice en Rávena. Le tengo especial cariño y devoción porque por detrás aparece una dedicatoria a Esperanzi, Rávena en 1966. Se lo dediqué a mi mujer». La muestra se completa con paisajes diurnos y nocturnos realizados recientemente en sus viajes por Europa durante sus vacaciones de verano mientras estudiaba, además de otros en Olvera, así como de otras pinturas de distinta índole que pueden visitarse hasta el próximo 19 de diciembre y del 12 al 23 de enero en horario de 10.30 a 13.30 de lunes a viernes.