«Corren tiempos raros. El arte siempre está fuera de lugar. Siempre es innecesario cuando surge. Y después, al mirar atrás, resulta que era lo único importante». Son palabras de G.W. Pasbt durante el rodaje de una película perdida, rodada en Praga, en … los estertores de la Segunda Guerra Mundial, basada en una espantosa novela del escritor (por decir algo) nazi, Alfred Karrasch.

G.W. Pasbt (1885-1967) forma parte hoy de un capítulo esencial en la historia del cine, el arte del siglo XX. Su arranque cinematográfico compendia un incipiente expresionismo (la gran vanguardia artística y literaria de comienzos de siglo) con marcados signos de un cine profundamente realista. Su golpe de gracia comienza en 1925, nada menos que con una jovencísima Greta Garbo en ‘Bajo las máscaras del placer’. Continúa, bajo el influjo del entonces todopoderoso Freud, con ‘Misterios de un alma’, un año después. Adapta una obra de Ilya Ehrenburg, y ya comienzan a colocarle el apodo de «Pasbt, el rojo».

Imagen - 'El director'

  • Autor
    Daniel Kelhmann
  • Editorial
    Random House
  • Año
    2025
  • Traducción
    Isabel García Adánez
  • Páginas
    373
  • Precio
    29,90

Crea, junto a Heinrich Mann y Erwin Piscator, la Asociación Popular de Cine-Arte. Lleva a la gran pantalla la historia de Lulú, que había sido un éxito literario, y descubre, o mejor alumbra la prodigiosa interpretación de Louise Brooks, será en 1929. Un año más tarde se atreve con un filme profundamente antibelicista, ‘Cuatro de infantería’, y por si alguien en la ya decaída República de Weimar tenía dudas, se lanza a la dirección de ‘La ópera de los tres centavos’ de Bertolt Brecht y, por no seguir, será en 1933, año terrible para Alemania, cuando ruede una de las más brillantes versiones cinematográficas de la obra de Cervantes, ‘Don Quijote’.

El extraordinario retrato que hace Daniel Kehlmann (Múnich, 1975) del director austriaco es de tan brillante, espeluznante, terrible y, literariamente, grandioso. Es una ficción, pero escrita, como habría recordado Vargas Llosa, «con conocimiento de causa». Y qué soberano conocimiento. Pastb, como tantos, Murnau, Lang, Zinnemann, Siodmak, Sirk, Billy Wilder, ha salido de Alemania tras la irrupción de los nazis.

En Hollywood su estancia es un desastre. Le encargan dirigir una película menor y ridícula. Se desvanece. Solo la presencia de su mujer, Trude, le ayudará a seguir. Con la madre enferma en Austria, deciden regresar, tras un paso por Francia, para atender a la anciana e instalarla en una residencia adecuada. Piensa regresar a Francia, y de allí, otra vez a Estados Unidos. Pero la vida nunca está en orden y estalla la guerra. Se quedan aislados en el castillo familiar de Dreiturm, en el pueblo austriaco de Tillmistch.

Recibe una supuesta invitación del siniestro ministro de Propaganda del Reich, Goebbels

Y aquí comienza la noche oscura de Pasbt. De manera equívoca, sibilina, amenazadora, recibe una supuesta invitación del siniestro y todopoderoso ministro de Propaganda del Reich, Goebbels. La conversación en el despacho del Ministerio es uno de los grandes momentos literarios que brinda al lector Kehlmann, al mostrar la angustia, el despropósito, las tribulaciones, las dudas y, por qué no, los inmensos miedos que le deparan al gran director cualquier tipo de colaboración con los nazis. Le ofrecen una financiación como nunca había dispuesto para rodar nuevas películas, le abren las puertas de un Estado totalitario, aún cuando la sombra propagandística del régimen cae sin intermitencias en su trabajo. No perderse la presencia de Leni Reifenstahl, demoledora imagen la que ofrece Kehlmann de dicha relación y de Leni. Como son las conversaciones con Garbo, en América, antes de todo y con Brooks, su gran pasión.

La clave se encuentra en cómo se desmoronan las más firmes convicciones liberales ante la barbarie, ante el espanto y cómo, al tiempo, Pasbt intenta, en medio del infierno en que vive, seguir creando arte. Una tensión tan compleja como imprevisible para cualquiera. Y he ahí, el formidable valor literario e histórico, personal, de esta novela memorable.