Netflix presentó ‘El refugio atómico’ como uno de sus proyectos más ambiciosos, respaldado por el equipo creativo de ‘La casa de papel’ y ‘Berlín’ (Álex Pina y Esther Martínez Lobato), y con enormes decorados construidos específicamente para la serie. Sin embargo, la primera temporada … no alcanzó el impacto previsto. Tras sus ocho episodios iniciales, la historia ambientada en un lujoso búnker no continuará: según adelantó El País y ha podido confirmar ABC, la producción ha sido cancelada, los intérpretes ya han sido informados y los sets están siendo desmontados.

La ficción ofrecía un giro argumental al finalizar su episodio inaugural, alterando por completo la premisa. Aunque la sinopsis adelantaba que la trama, protagonizada por Miren Ibarguren, Joaquín Furriel, Natalia Verbeke y Carlos Santos, situaba al espectador ante la inminencia de una tercera guerra mundial. Un grupo de magnates invertía en la construcción de un búnker de alta gama, diseñado como un hotel retrofuturista con comodidades de última generación, preparado para acoger a sus familias durante una década. Antes de que estallara la catástrofe nuclear, todos se trasladan allí como medida preventiva, pero lo que debía ser una estancia temporal terminaba convirtiéndose en su nueva realidad permanente.

La ambición de este proyecto estaba, entre otras cosas, en su apuesta por la puesta en escena. «Necesitábamos un plató 360 para rodar en continuidad y que diera esa sensación de que vives dentro. Esta es la vez que más nos hemos expandido pero siempre intentamos rodar en sitios que puedas mover la cámara en todos los lugares. Lo vamos haciendo más porque las posibilidades que te da son brutales: la identidad visual, cromáticamente, el cuidado de la luz… todo eso viene de poder trabajar en nuestros sitios, sin movernos de aquí», explicaba Álex Pina recientemente en una entrevista con ABC.

Sin embargo, toda esa ambición no logró transformarse en el resultado esperado. El espectacular búnker se recreó en los estudios de Colmenar Viejo de la productora Vancouver, el mismo espacio que anteriormente había servido como cárcel en ‘Vis a vis’, como la Fábrica de Moneda y Timbre en La casa de papel y que también se aprovechó para Sky Rojo, pero que parecía quedarse corto. Por ello, decidieron ampliarla hasta alcanzar 6.000 metros cuadrados con el fin de cubrir todas las exigencias del proyecto. Además, parte del rodaje tuvo lugar en la sede de Netflix en Tres Cantos y en su plató virtual. En total, se levantaron unos 8.000 metros cuadrados de escenografía.