La Vuelta le hace el salto al Tour en el calendario de Primož Roglič

Primož Roglič volverá a la Vuelta. Otra vez.

Y, sobre todo, volverá a un lugar donde la afición española ya le siente un poco suyo.

CCMM Valenciana

El esloveno no estará en el Tour de Francia 2026.

Leemos que Red Bull lo confirmó en Mallorca: el corredor que un día llegó a la Vuelta casi de puntillas buscará ahora un hito que solo él puede escribir, la quinta victoria en la general, un registro que lo pondría por encima de todos.

Roglič, que suma ya cuatro ediciones –2019, 2020, 2021 y 2024–, apunta a un objetivo tan grande como la carrera que lo adoptó.

La Vuelta le dio fama, le dio heridas y le dio cariño.

Y el aficionado español, exigente pero agradecido, valora como pocos a los ciclistas que vuelven, que pelean, que no se esconden. Roglič es uno de ellos.

Le preguntaron por su ausencia en el Tour y respondió con esa serenidad a la que nos tiene acostumbrados.

Dijo que su sueño sigue siendo la Grande Boucle, pero que hay que mirar la realidad de frente.

Que la edad pesa, que la competencia interna aprieta y que, si le das a elegir entre un segundo puesto en París o un triunfo más en la Vuelta, él lo tiene claro: ganar la Vuelta.

Pocas frases definen mejor la conexión que se ha creado entre Roglič y el público español. Aquí lo hemos visto sufrir, dominar, caerse y levantarse, siempre con esa media sonrisa que parece presagiar que sabe algo que el resto no sabemos.

Su 2026 arrancará en Tirreno-Adriático y seguirá por Itzulia, un calendario fino, medido, de veterano que sabe cuándo afilar la forma y cuándo no malgastar fuerzas.

No coincidirá por ahora con Evenepoel, aunque desde la dirección deportiva no lo descartan más adelante.

Y, aunque su contrato termina en 2026, Roglič deja claro que tiene cuerda para seguir.

La Vuelta, aún sin presentar oficialmente su recorrido, es terreno conocido para él. Sabe del calor, de los muros imposibles, de los finales que quitan el aliento.

Y también sabe que en España ha construido la parte más sólida de su legado. En 2025 intentó el doblete Giro–Tour, con caída en Italia y papel secundario en Francia. La Vuelta vuelve a aparecer como el escenario que mejor encaja con su esencia.

Cuando Roglič llegó por primera vez a España, pocos sabían quién era aquel exsaltador esloveno de gesto tímido.

Hoy cada ataque suyo levanta aplausos, cada triunfo tiene un sabor especial y cada derrota genera respeto.

La afición española reconoce en él algo que valora mucho: ciclista de cicatrices, de resiliencia, de insistencia.

Y quizá por eso, porque parece uno de esos corredores que podrían haber nacido aquí, una quinta Vuelta tendría un eco distinto.

Sería celebrada no como la victoria de un extranjero más, sino como la de un corredor que ha crecido y madurado arropado por estas carreteras, estas montañas y esta gente.

Imagen: A.S.O./Billy Ceusters