Manuel Benedito fue algo más que el alumno más aventajado de Sorolla y el retratista de las aristócratas guapas. Una exposición que se podrá visitar hasta el 29 de marzo de 2026 en el Museo de la Ciudad quiere desmontar estos dos tópicos revisando la carrera del artista valenciano desde su época de pensionado en Roma hasta los lienzos que realizó durante su estancia en Holanda, considerados por la crítica como los mejores de su producción. Entre ambos periodos, la muestra recupera también esos retratos que lo convirtieron en uno de los mejores autores del género en España como el de la bailarina parisina Cléo de Mérode, el de Ramón Pérez de Ayala, un espectacular desnudo de Isabel de Moncada o el que dedicó en 1926 a una jovencísima Concha Piquer, que venía de triunfar en Nueva York.
La exposición “Manuel Benedito. El pintor y los modelos”, organizada por el Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana (CMCV) y el Ayuntamiento de València con motivo del 150 aniversario de su nacimiento, busca también reivindicar a un artista popularísimo en su época, pero relegado a partir de los años cincuenta por su escaso interés en las vanguardias. “En 1930 Benedito ya tiene la carrera hecha, y a él nunca le interesaron las vanguardias”, explica Pascual Masià, comisario de la muestra. Por ello, Masià invitar a mirar la pintura de Benedito con una mentalidad abierta: “La ruptura no siempre es siempre sinónimo de calidad -señala el responsable de la muestra-. Hoy podemos apreciar otro tipo de pintura que no responde a los cánones vanguardistas. Benedito fue un académico, pero la vanguardia actual tampoco está en la academia”.

Retrato de Ramón Pérez de Ayala en la exposición dedicada a Manuel Benedito. / Fernando Bustamante
«El latir» de las modelos
Según Masià, la exposición pretende dejar atrás “sectarismos” que impedían comprender la complejidad de la pintura del artista valenciano. Benedito trabajó siempre al natural, y en sus más de 600 retratos se aprecia una relación de inesperada complicidad con los modelos, algo que evidencia la selección de obras y también el material preparatorio que las acompaña. Entre las piezas destacan los dibujos de desnudos de Concha Piquer, nunca expuestos hasta ahora, que revelan esa intimidad de trabajo que el artista cultivaba con quienes posaban para él.
La secretaria autonómica de Cultura, Marta Alonso, ha subrayado que estos retratos permiten “imaginar la personalidad de algunas de las grandes figuras de la época” y ha reivindicado a Benedito como un pintor “determinante” para la pintura española de comienzos del siglo XX, en plena época dorada de la escuela valenciana.

Dibujos de Concha Piquer al desnudo. / Fernando Bustamante
Grandes composiciones y distanciamiento de Sorolla
La exposición dedica dos salas a comprender en profundidad la elaboración de “El infierno de Dante”, un óleo de gran formato (3,5 × 4 metros) que forma parte del díptico Canto VII de la Divina Comedia. La obra sale por primera vez de la Fundación Manuel Benedito. El recorrido muestra desde la primera idea hasta el lienzo final, junto a bocetos, estudios preparatorios y un epistolario con Sorolla en el que el maestro critica la composición propuesta por su alumno. “Dante parece un tira cordeta”, llega a decirle. Según Masià, esta fue quizá una de las últimas veces en que Benedito atendió a su maestro.
Esa emancipación se confirma en “La vuelta de la montería”, concebida inicialmente para un tapiz y fruto de un larguísimo proceso preparatorio que incluyó casi un año de trabajo en una finca de Córdoba. Benedito demostró así su talento como animalista, género en el que gozó de gran reconocimiento.
El tercer ámbito de la exposición revisa las obras pintadas en Holanda en 1909, una serie que la crítica de la época sitúa entre lo más logrado de su producción y que fue premiada en concursos y exposiciones nacionales e internacionales. Para Masià, estos cuadros muestran “a un Benedito en plenas facultades, que sintetiza todo su saber pictórico”.

Presentación de la exposición «Manuel Benedito. El pintor y los modelos». / Fernando Bustamante
65 obras, por primera vez juntas
“Manuel Benedito. El pintor y los modelos” reúne 65 obras —50 pinturas y 15 dibujos— procedentes, en su mayoría, de la Fundación Manuel Benedito, pero también del Museo del Prado, la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, el Museo Sorolla, el Museo de Bellas Artes de València, el Banco Santander, el Ministerio de Asuntos Exteriores y varias colecciones privadas. Entre las piezas destaca el Autorretrato con “La vuelta del trabajo” (1905), adquirido por el Prado en 2024 y expuesto por primera vez al público.
La presentación ha contado con la participación de Marta Alonso; el director-gerente del CMCV, Nicolás Bugeda; el concejal de Acción Cultural y Patrimonio, José Luis Moreno; el presidente de la Fundación Manuel Benedito, Luis de la Peña; y el comisario, Pascual Masià.
«Aunar esfuerzos»
Alonso ha destacado la colaboración entre instituciones para “aunar esfuerzos” en una celebración conjunta de Generalitat y Ayuntamiento. Bugeda ha subrayado que la exposición se enmarca en la línea del Consorci de recuperar artistas de siglos pasados, mientras que Moreno ha recordado que Benedito fue hijo predilecto de València en 1926 y recibió la Medalla de Oro de la Ciudad en 1949, motivos por los que considera “indispensable” que esta muestra se albergue en el Museo de la Ciudad. En 2026, con la exposición aún en marcha, se celebrará el centenario de aquel nombramiento.
Luis de la Peña se ha mostrado “impresionado” por el nivel de la exposición y por el “cariño y dedicación” que se percibe en su preparación, y ha recordado que Benedito “siempre se sintió profundamente valenciano”.

Retrato de Concha Piquer. / Fernando Bustamante
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