Fue en la segunda semana del presente año cuando saltaba la bomba: Adriana Abascal y el príncipe Manuel Filiberto de Saboya eran pareja. Y ahora, 11 meses después, nadie sabe si están juntos o no. En un primer mensaje en redes, la modelo hablaba … de ruptura en un melancólico mensaje y contaba que «los próximos capítulos permanecen sin escribir». Pero poco después, borraba la publicación y ‘¡Hola!’ se ponía en contacto con su entorno, que le contó que todo estaba en ‘stand by’. Un lío.
Han sido meses de apariciones tan contadas como sonadas. Hacer de la exclusividad una noticia. Se dejaban ver en acontecimientos muy seleccionados y luego lo llenaban de glamour en sus propias redes sociales. Llegó el verano y más dosis de lujo. Avanzaron los ocres del otoño y hubo alguna aparición estelar juntos. Pero no han podido llegar juntos al invierno. ¿O sí? Nadie lo sabe.
Adriana Abascal confirmó primero su ruptura con Manuel Filiberto de Saboya a través de este mensaje: «Comparto, con el corazón encogido, que, como a veces debe ser, nuestro camino juntos ha llegado a su fin. Los próximos capítulos permanecen sin escribir, sostenidos suavemente entre lo que fue y lo que pueda venir».
Borrado y confusión
Pero poco después, y cuando la noticia ya abría digitales, Adriana Abascal borraba su mensaje. ¿Qué ocurrió? Nadie lo sabe a ciencia cierta. ‘¡Hola!’ se puso en contacto con su entorno y publicó: «La pareja atraviesa una crisis que no siente como una ruptura definitiva, más bien un momento de reflexión con el que se pueden sentir identificadas tantas parejas».
Según ha contado esa fuente a la citada publicación, «todo se ha debido a un momento de enojo, tristeza y tensión, emociones que en ocasiones «se expresan de forma precipitada, adquiriendo un peso que no corresponde con la realidad». Creen que «hay posibilidades de arreglarlo y de reconciliación» y el primer mensaje -el borrado- solo respondió a la reacción inicial de una persona que es muy pasional y sentimental.
El viaje a Florencia
Todo esto llegaba apenas unas semanas después de la brillante puesta en escena que tuvo lugar en Florencia en una velada en la que todos hablaron de «una princesa esplendorosa» en un marco de lujosa tradición junto a otros miembros de diferentes casas reales y la nobleza italiana, con unos miembros más decadentes que otros.
Su última aparición ocurrió en Florencia en una velada en la que todos hablaron de ella como «una princesa esplendorosa»
Adriana Abascal, nacida en México en 1970, saltó a la fama por su matrimonio en 1990 con el millonario magnate de Televisa Emilio ‘El Tigre’ Azcárraga, que murió en 1997. Luego se casó con presidente de Telefónica Juan Villalonga, con quien tuvo tres hijos. Se divorciaron en 2009 y luego contrajo un tercer matrimonio, esta vez con el empresario francés Emmanuel Schreder, con quien estuvo entre 2013 y 2021. Aquella relación tampoco fructificaría y tras romper con él iniciaría otra más, esta vez con el galerista Maxime Falkenstein, y así hasta llegar al príncipe.
La pareja se había conocido en Francia, tal y como contaría el propio Manuel Filiberto de Saboya. «Unos amigos en común nos presentaron. Una noche la invité a cenar a Fagnoli’s, en París, y conectamos enseguida. La vida sigue. Adriana y yo somos felices, nos vemos a menudo, aunque ella vive en Francia por trabajo y yo en Montecarlo. Pasamos el verano juntos. Se lleva bien con mi madre y, creo, también con mis hijas», diría en el diario italiano ‘Corriere della Sera’.
Las confesiones del príncipe
En esa misma entrevista el nieto del último rey de Italia reconocería que nunca llegó a anunciar la separación de su primera mujer y madre de sus dos hijas, la actriz y modelo francesa Clotilde Courau, simplemente «porque no le incumbe a nadie». Y añadiría: «Somos personas reservadas. Hasta que decides empezar una nueva vida, no tienes la obligación de contárselo al público. Nos llevamos de maravilla».

Decía Adriana Abascal en el primer mensaje que escribió y luego borró que «los próximos capítulos permanecen sin escribir». Y vistos cómo se han desarrollado los confusos acontecimientos, más de uno y de dos están esperando a ver qué sale de sus próximas publicaciones.