La luz de alerta sobre los potenciales riesgos de la falta de control en las donaciones de semen se activó en 2023 con el polémico caso de Jacob Meijer, un donante de esperma holandés que saltándose todos los protocolos y límites establecidos en su país … acabó engendrando 1.000 hijos. Su caso se hizo tan mediático que acabó retratándose en un documental de Netflix. Ahora, otro escándalo, con una gravedad añadida, dado que el esperma donado contiene una mutación genética cancerígena, ha vuelto a poner en entredicho la seguridad de estos procedimientos.

Según revela una investigación de la Red de Periodismo de Investigación de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), publicada el miércoles y en la que han participado varios medios públicos europeos -entre ellos RTVE-, un banco de esperma de Dinamarca ha vendido desde 2008 semen procedente de un mismo donante que porta un gen cancerígeno potencialmente mortal -TP53- y con el que han sido engendrados al menos 197 bebés en 14 países europeos, entre ellos España.

Según los datos que maneja la investigación, confirmados a ABC por fuentes del Ministerio de Sanidad, en nuestro país se han concebido 35 niños con el esperma de este donante, de los que solo diez han nacido aquí. Los 25 nacimientos restantes se produjeron fuera de España ya que eran mujeres que recalaron en nuestro país para realizarse el tratamiento en una clínica de reproducción asistida (‘turismo reproductivo’) y luego se marcharon. Del total de niños concebidos en España, 22 no son portadores de la mutación, tres sí, y uno ya padece cáncer. Las citadas fuentes del Ministerio aseguran que el esperma llegó a tres clínicas de reproducción asistida españolas y que «todas las mujeres afectadas han sido ya contactadas» por las autoridades sanitarias.

El caso del ‘donante 7069’, alias ‘Kjeld’, -así se ha bautizado al escándalo de Dinamarca- ha dejado al descubierto una vez más las debilidades de un sistema europeo fragmentado en cuanto a protección frente a este tipo de situaciones. Varios años después de que ‘Kjeld’ donara su esperma al Banco europeo de Dinamarca, se detectó en sus gametos una alteración en el gen TP53, compatible con síndrome de Li-Fraumeni, una de las predisposiciones hereditarias al cáncer más graves descritas hasta ahora. La alteración no estaba presente en la sangre del donante, sino únicamente en una fracción de sus células germinales.

Tras tenerse conocimiento de este riesgo, el Banco Europeo de Esperma bloqueó el uso del esperma del donante en noviembre de 2023. Sin embargo, entre 2006 y 2023, el esperma del ‘Donante 7069’ se había enviado a 67 clínicas de 14 países europeos y con él se habían concebido ya 197 niños.

Especialistas en reproducción asistida y asesores legales de estos centros consultados a ABC coinciden en la necesidad de establecer un registro único de donantes en Europa o de mejorar la coordinación entre los registros de los diferentes países miembros para evitar nuevas situaciones de riesgo. En España, la donación de gametos está regulada por la Ley 14/2006 sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida. La norma establece el anonimato del donante y un máximo de seis hijos nacidos por donante en todo el territorio nacional. También prevé la confidencialidad de la identidad de los donantes.

«En España no hubiera ocurrido, si se superan los seis nacimientos se bloquea al donante»

Fernando Abellán

Asesor legal de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF)

En países como Dinamarca, por ejemplo, la donación no es anónima y el límite establecido es que el esperma de un mismo donante no llegue a más de 12 familias, un límite «poco restrictivo» a juicio de los expertos españoles. Fernando Abellán, asesor legal de la Sociedad Española de Fertilidad, da fe de las garantías del marco normativo y legal español. «Si se superan los seis nacimientos se bloquea al donante», afirma en declaraciones a este medio.

Sin embargo, expresa su preocupación por la falta de control de las donaciones en otros países. «Está claro que los daneses no llevan un control exhaustivo de sus propios donantes y eso puede tener consecuencias», advierte Abellán, quien subraya la necesidad de establecer las mismas reglas de juego en Europa. «Con un registro único en Europa esto no hubiera ocurrido», señala.

«Los donantes en España están my controlados»

Josep Pla, coordinador global en Genética Reproductiva del grupo IVI (Instituto Valenciano de Infertilidad) coincide con Abellán en la necesidad de una homogeneización de criterios en el control de las donaciones de semen a nivel europeo. «Lo que ha ocurrido ahora es fruto del limbo legal que hay en Europa. En España, la situación está muy controlada», asevera Pla. Subraya también los rigurosos controles que se realizan a los donantes en las clínicas. «Les realizamos un control exhaustivo, un cribado en sangre en el que se miden las enfermedades más prevalentes, también un estudio sobre posibles enfermedades o antecedentes de patología genética en la familia, una evaluación psicológica y el seminograma para determinar la calidad del esperma», explica el especialista.

Jaime Guerrero, responsable del programa de donación de ovocitos de Instituto Bernabeu, recuerda que el hecho de que España limite legalmente a seis el número de hijos nacidos por un mismo donante «reduce tanto el riesgo de consanguinidad entre medio hermanos que ignoran su parentesco como el impacto potencial de cualquier alteración genética. Con estos límites, un escenario con 197 descendientes de un solo donante sería inviable en el sistema español», explica Guerrero.

«Un registro único de donantes de semen en Europa hubiera actuado de cortafuegos en un caso como este»

Luis Malca

Director del Banco de Donantes de Semen de la Fundación Puigvert

Por su parte, el andrólogo Luis Malca, director del Banco de Donantes de Semen de la Fundación Puigvert de Barcelona, coincide con el resto de expertos consultados en que con la normativa actual «no hubiera podido evitarse que una persona con un gen cancerígeno en su esperma donara semen porque los cribados de los bancos de semen se centran en enfermedades recesivas prevalentes como la fibrosis quística o la talasemia». No obstante, subraya que «un registro único de donantes en Europa con limitaciones como en España al número de nacimientos por donante hubiera actuado de cortafuegos y el impacto de esta situación hubiera sido menor».