Viernes, 12 de diciembre 2025, 18:59
| Actualizado 19:46h.
Si no es una final, lo parece. Porque un vistazo a la tabla, a las diferencias con los de arriba y a cómo se está poniendo de caro el billete para la Copa del Rey en Valencia demanda que el Granca comience a apilar triunfos para esa escalada más que necesaria. De las ocho plazas, seis parecen ya asignadas y el corte que marcan Barcelona y Baskonia, precisamente el rival de esta sábado, es el fronterizo, el que está más al alcance, aunque entre medias figuren otros cuatro escudos, lo que encarece aún más la misión. No quiere cábalas Jaka Lakovic, centrado en lo que está de su mano, esto es, ganar los partidos de la hoja de ruta propia y esperar. Lo que tiene desembarcar en diciembre con tres triunfos. Meter canastas, más que el contrario, y rezar porque la carambola que se requiere para meterse en el tren copero es de aúpa.
Por mucho que se empiece a asumir que no va a alcanzar, está prohibido rendirse. Y lo primero es el Baskonia, que llega con un Howard que da miedo pero castigado por una semana adversa, con derrotas en la ACB (89-91 ante el Valencia) y la Euroliga (94-87 en Madrid). No tiene motivos para presumir el Granca, al que las urgencias le abocan a abstraerse de otra cosa que no sea rendir y cumplir.
Toca despertar
El equipo está en una de sus fases de melancolía. No termina de arrancar, todos esperan más de los jugadores, empezando por Sitapha Savané, y calendario y expectativas están en riña con la realidad. Nada que no se cure con resultados. Fácil decirlo, complejo ejecutarlo y más ante un Baskonia herido, sobrado de recursos pese a sus bajas y al que nunca es buen momento retar.


El partido tiene un nivel de dificultad extremo y más considerado las dudas que sobrevuelan el Arena, poniendo a prueba la paciencia de una afición que perdona todo menos dejarse ir. Será necesario tensar la musculatura y sacar a relucir lo mejor que todos llevan dentro. Debe notarse la energía acumulada con varios días de entrenamientos específicos y el reseteo después del resbalón en Bilbao que certificó el tercer tropiezo consecutivo en el calendario doméstico, tras Joventut y Barcelona.
El aroma a partidazo se mezcla con las urgencias. Pero quizás sí convenga esa electricidad para sacar al Granca del letargo. Una noche grande y dando buena cuenta de todo un Baskonia multiplicaría los efectos positivos y allanaría todo lo que espera luego. No va más para unos jugadores que están por la labor.

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