Fedra Lorente, recordada por el popular personaje de La Bombi en ‘Un, dos, tres’, ha acudido a ‘¡De Viernes!’, para hablar de su delicada situación personal y económica que atraviesa tras la muerte de su marido, Miguel Morales, fallecido el pasado mes de septiembre. Sin embargo, su intervención en el programa de Telecinco ha dejado al descubierto una sucesión de contradicciones que han generado desconcierto tanto en plató como entre los espectadores.
En los últimos días, la actriz había asegurado públicamente encontrarse en la ruina, afirmando incluso que había tenido que recurrir a Cáritas para poder alimentarse. Un relato que ella misma había compartido en una entrevista para la revista ‘Semana’, donde hablaba de una supuesta estafa piramidal en la que su marido habría perdido más de 50.000 euros, dejando a la familia sin recursos y con la “nevera vacía”. No obstante, durante su entrevista en ‘¡De Viernes!’, su versión ha ido variando a medida que avanzaba la conversación.
De pedir ayuda a negar haberla solicitado
Uno de los puntos más llamativos ha sido el relacionado con la ayuda recibida. Mientras que días atrás Fedra había asegurado, «he tenido incluso que recurrir a Cáritas» para poder comer, en plató ha negado esa afirmación: “No he pedido dinero ni comida”.
Unas palabras que chocan frontalmente con el testimonio del propio cura de su parroquia, quien ha asegurado que lleva cuatro años ayudándoles con comida. Sin embargo, acto seguido ha reconocido que el sacerdote acudía a su casa en fechas señaladas: “A mí el cura en Nochevieja me traía bolsas de comida. Yo estaba muy agradecida, pero Miguel estaba cortado.”
Mientras aseguraba que en su casa no faltaba el dinero, y mucho menos, hace cuatro años, también ha admitido que en Nochevieja recibía ayuda del cura de su parroquia. Pero la pregunta es: ¿Si no faltaba el dinero, por qué la ayudaban? Una duda que se ha quedado sin resolver, ya que Fedra Lorente no ha dado ninguna explicación.
¿Entraba dinero o no entraba dinero?
Otra de las grandes contradicciones ha llegado al hablar de la economía doméstica durante los años previos al fallecimiento de su marido. Fedra ha asegurado que no fue consciente de la gravedad de la situación porque seguía percibiendo ingresos: “No me daba cuenta porque a mí me seguía entrando dinero en mi cuenta. En casa no faltaba el dinero porque yo trabajaba. Y a mí me ha ido siempre muy bien”


Sin embargo, casi en la misma frase ha reconocido el contraste con la realidad cotidiana: “Me di cuenta cuando vi que la nevera estaba vacía”. Un argumento que resulta difícil de conciliar: si había ingresos regulares y trabajo, ¿cómo se llegó a una situación de carencia alimentaria extrema? Una duda que le ha planteado Lydia Lozano, y que seguidamente le ha contestado: “Bueno, es que tampoco trabajaba tanto”. Un argumento, que ha vuelto a contradecir al que había dado minutos antes.
La cifra de la estafa
La supuesta estafa en la que habría caído Miguel Morales es otro punto lleno de inconsistencias. En un primer momento, Fedra ha afirmado no conocer la cantidad exacta: “No sé cuánto dinero le han estado quitando. Ni Miguel ni mi hija me hablaban nunca de dinero.” Pero, minutos después, ha negado la cifra de 55.000 euros que se ha manejado en distintos medios: “Han sido muchísimo menos de 55.000 euros”.
Pese a no concretar una cantidad, sí ha detallado el modus operandi de los estafadores, afirmando que pedían dinero con promesas irreales de multiplicarlo: “Le decían que si le daba 8.000 euros, en 48 horas le devolverían 40.000.” Por lo que si de verdad le pedían esas altas sumas de dinero, no sería nada extraño que la cifra ascendiera a más de 50.000 euros, puesto que, como ella misma ha dicho, «la estafa a mi marido ha durado 4 años».
Fedra también ha querido desmontar una de las teorías que más se han difundido, negando que se tratara de una estafa sentimental: “Es mentira que haya sido una estafa del amor. No había ninguna mujer. Cada día le mandaban la foto de una mujer diferente y yo le decía ‘pero no ves que te están estafando’, y él siempre me decía que no, ‘ellos están peor que nosotros’”.
Aunque no ha especificado en qué punto de esos cuatro años de estafa, se dieron cuenta de ello, sí que manifestado que tanto ella como su hija eran conocedoras de ello, pero Miguel Morales no les hacía caso. Según su versión, se trataba de un entramado en el que distintas personas utilizaban excusas dramáticas: “Le decían que los niños no tenían para comer, que su padre se estaba muriendo… cada vez era una historia diferente”.
De vender la casa a no deber nada
Especialmente confuso ha sido el asunto de la vivienda familiar. Días antes, Fedra había asegurado que estaban valorando vender o alquilar la casa para poder salir adelante, mientras que su sobrina afirmaba que la vivienda pertenecía al banco.
Sin embargo, en ‘¡De Viernes!’, la actriz ha negado ambas versiones: “La casa es mía. Y la heredera universal es Alex.” Además, ha añadido que no existe una situación límite con la vivienda, más allá de algunas deudas comunitarias: “Lo único que debemos es la comunidad, ya media comunidad.”
Pese a definirse como “en la ruina”, Fedra ha concluido su intervención asegurando que la situación es reconducible: “A día de hoy puedo comer porque se me ayuda. Yo sigo trabajando y mi hija va a empezar a trabajar ahora. Yo voy a poder pagar esa hipoteca antes de que mi hija se vaya de la casa”.
La entrevista ha dejado más preguntas que respuestas. Entre afirmaciones que se corrigen sobre la marcha y versiones que no terminan de encajar, el testimonio de Fedra Lorente ha evidenciado un relato marcado por la confusión, el duelo y una realidad económica cuya dimensión exacta sigue sin quedar del todo clara.