Ganas de jugar y de creer. Eso es lo que espera la escritora tinerfeña Sabina Urraca que tenga el público que acuda a visitar la exposición Alicia de espaldas, la propuesta que comisaría en la presente edición de la Bienal Internacional de Fotografía de Tenerife, Fotonoviembre 2025. Esta muestra forma parte de la sección Focus y se podrá visitar en el Museo de Historia y Antropología de Tenerife, en La Laguna, hasta el próximo 28 de diciembre. Tal y como asegura su creadora, se trata de «un juego dentro del juego», en el que la también editora emplea imágenes de la colección del Centro de Fotografía Isla de Tenerife para ofrecer una proyección fantástica que surge de todas las preguntas que ella misma se planteó tras tener acceso a las fotografías de Alicia Navarro, la tinerfeña que fuera elegida Miss España y Miss Europa en 1935.
«¿Cómo casan la pompa y el artificio de un certamen de belleza con la irrupción de una guerra?», se pregunta Sabina Urraca, quien añade que esta propuesta contempló la ficción desde su inicio. A pesar de que este proyecto expositivo debía adaptarse a un espacio determinado, en este caso el museo lagunero, reconoce que no está acostumbrada a trabajar de ese modo cuando da forma a una novela –esta es la primera exposición que comisaría– puesto que en esos casos «me apoyo en algunos puntos de realidad» para luego saltar hacia la ficción. «Había un elemento interesante que usamos a nuestro favor, y es el Museo de Historia y Antropología de Tenerife, que nos ofrecía el marco perfecto de credibilidad para aposentarnos cómodamente en la ficción y jugar desde ahí», resume la escritora.
La figura de Alicia
Precisamente esa ficción ha podido configurarse gracias, en parte, al desconocimiento de Sabina Urraca sobre la figura de Alicia Navarro. La autora explica que tan solo contaba con un dato antes de comenzar a trabajar en este proyecto: «Mi abuelo Ernesto tenía una foto dedicada por Alicia Navarro». Cuando inició esta investigación su familia no pudo encontrar la imagen, «pero todos recordamos haberla visto. Aunque, quién sabe, quizás sea un proceso de ficción colectiva». No obstante, le resta importancia puesto que tampoco le resultaba determinante conocer mucho sobre la vida de Navarro, ya que el juego de la exposición es otro: «No se trataba de hacer un homenaje ni un trabajo biográfico documental, sino de darle una vuelta al personaje».
«Esta exposición tiene mucho de salto mortal con piruetas hacia la ficción», afirma Sabina Urraca. Y no se refiere únicamente a que esta sea la primera exposición a la que se enfrenta, sino porque su propuesta «baila en esa línea difusa entre lo real y lo imaginario». Reconoce que no le gusta cuando sus lectores le insisten para descubrir qué es verdad y qué no en una de sus novelas e insiste en que «la ficción, si se hace bien, siempre es verdad». Por eso, ha aplicado esos mismos principios para dar forma a esta exposición que cuenta con recreaciones de la colección de fotografías del Centro vinculado a TEA Tenerife Espacio de las Artes, así como audios en los que también se proponen historias a partir de la correspondencia que se ha encontrado en el reverso de algunas de las imágenes de Alicia Navarro.
Reina de la belleza
De este modo, Alicia de espaldas se configura como una «inevitable fabulación» alrededor de esta reina de la belleza. A la autora le interesaba centrarse en «la proyección disparatada del admirador sobre una persona a la que desconoce completamente» y reflexiona sobre este tipo de figuras públicas, que son «lienzos en blanco sobre los que proyectar todo tipo de sombras chinescas» puesto que, afirma, «una belleza tan fotografiada y comentada supone un disparador para la fantasía». En este sentido, Urraca también trae a la actualidad una figura como la de Navarro puesto que, al cuestionarse para qué sirve una miss, afirma que «cumple una función social como cualquier ídolo o influencer: creer que nos sostiene en la tiniebla, hacernos creer que lo bello existe en alguna parte, lejos pero cerca, y podemos rozarlo».

Varias de las fotografías de la colección de Camilo González Naranjo, adquiridas en 1982. / Andrés Gutiérrez
Por todo ello, Alicia de espaldas abre sus puertas como una proyección más sobre las miradas que tenía la sociedad sobre una figura como la de Alicia Navarro. «No me fijé en la miss, sino que volví la vista a la gente que la observaba» y por eso lo único que le interesaba era el misterio que rodeaba al personaje y su propia incapacidad para descubrir quién era Alicia y qué pensaba realmente. Ante la imposibilidad, precisamente, de saber cuáles eran las características reales de la modelo, puesto que de ella y de su hermana Olga se han dado las más variadas descripciones, «quise poner la mirada en otro lugar».
Correspondencia
Reflexiona Urraca ahora sobre la verdad de la tinerfeña, de la que dice que «era, de alguna forma, todas las cosas que la gente proyectó sobre ella. Y, al mismo tiempo, no era nada de eso», y considera «un atrevimiento» tratar de desentrañar todos los secretos de su persona. Por eso precisamente decidió entrar en las palabras de las dos mujeres que emplearon el reverso de las fotografías de Navarro para intercambiar su correspondencia: «Conchita y Malén trabajaron como enfermeras en un hospital provisional durante la Guerra Civil y sobrevivieron agarrándose al brillo de la estrella de Alicia, jugando a ser ella, a imitar sus posturas en medio de una noche de guardia en la que se oían caer las bombas».
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