La actriz María Valverde debuta como directora con el documental ‘El canto de las manos’, donde retrata la vida de una serie de intérpretes sordomudos venezolanos, que ensayan y estrenan la ópera ‘Fidelio’ de Beethoven, bajo la dirección del prestigioso director Gustavo Dudamel. La película, que clausuró ayer el Atlàntida Mallorca Film Fest en la Misericòrdia de Palma, se adentra en la transformación personal de estos jóvenes que, al participar en una producción operística, interpretando la obra al lado de cantantes profesionales, se enfrentan a un viaje emocional y existencial que los lleva a tomar las riendas de sus propias vidas.
El origen del proyecto se halla en el Sistema de Coros y Orquestas de Venezuela, donde «el sueño del maestro José Antonio Abreu era ofrecer espacios para que los niños y los jóvenes dignificaran sus vidas a través de ese poder tan maravilloso que es el arte», comentó el director, quien apuntó que «en este contexto, la ópera ‘Fidelio’ se convierte en el vehículo perfecto, con un mensaje que resuena profundamente en las vidas de los protagonistas, el de la búsqueda de la libertad a través del amor».
La directora explicó que «el documental capta un momento crucial en la vida de estos jóvenes, es un viaje de no regreso en el que los protagonistas saben que algo va a cambiar y, al subir al escenario, ya se han transformado». En ese sentido, el músico precisó que «hay un sentido que va más allá del aspecto estético en esta película, el tener el arte en tus manos representa un gran poder de empatía, de creatividad y de muchos valores». Dudamel añadió que «el proyecto nace en Beethoven, pero fuimos más allá, y que los jóvenes dignifiquen sus vidas a través de ese poder tan maravilloso que es el arte es algo extraordinario».
La película muestra tanto los ensayos como las circunstancias vitales de los participantes. «El documental es un testimonio de cómo la ópera se convierte en un medio para que Gabriel y sus compañeros se apropien de sus vidas y demuestren que pueden ser independientes», declaró Valverde. El proyecto también resalta la colaboración entre los cantantes profesionales y el coro.
Cada personaje está representado por dos personas, el cantante y el intérprete sordomudo. «Los cantantes demostraron un acto de generosidad al compartir el escenario junto con otra persona sorda, haciendo los dos un mismo personaje, aunque la experiencia fue tan impactante que afirmaron que, a partir de ahora, no iban a poder hacer música de otra manera», afirmó la realizadora, quien aseguró que «lo que hemos aprendido con este documental es que, en realidad, no sabemos nada y nos queda muchísimo por aprender, y hay que dar poder dar espacio a las personas que no han tenido acceso al mundo del arte».
Dudamel, aclaró que «es una cuestión de empatía, de ver al otro y hace falta un mayor deseo de todos por mirar a los demás, de ver su realidad, no se trata solo de incluirlos, hay que integrar las distintas realidades y poder compartir todo eso», y concluyó que «vivimos en un mundo ya muy dividido por fronteras, ideas y religiones, y el haber hecho esta película ha supuesto un proceso de integrarnos a una comunidad y entenderla desde su propia visión, y no desde la idea que podíamos nosotros tener inicialmente».