El objetivo del Gobierno de España, plasmado en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec), plantea que para 2030 las energías renovables habrían de representar el 81% del ‘mix’ energético y el 48% del consumo final de energía. Sin embargo, estas … metas –en cuanto a la potencia instalada de renovables– no son tarea fácil de conseguir teniendo en cuenta los problemas estructurales que enfrenta el despliegue de nuevos proyectos, principalmente por falta de rentabilidad, según apuntan fuentes financieras.
En concreto, el foco está puesto en la energía solar, que es la tecnología que más dudas arrastra. Fuentes financieras confirman que tanto fondos de inversión como bancos han puesto en cuarentena el desarrollo de nuevos proyectos renovables, particularmente de fotovoltaica. Ahora es más complicado captar dinero para estos activos y también se dificulta la financiación.
Andrés Alfonso, socio de Derecho Mercantil y M&A y director de Transición Energética de Ashurst España, destaca que «este ha sido de los años más difíciles para la fotovoltaica y eso se ha reflejado en las operaciones que ha habido en el mercado, que han sido muy pocas. Eso se debe a problemas estructurales que en parte sufren también otras tecnologías como la energía eólica». Los palos en la rueda para la todavía mayor expansión de renovables son varios.
Este abogado, que precisamente se dedica a asesorar a grandes fondos y energéticas, incide en los problemas de congestión y gestión de la red, así como en la falta de proyectos de almacenamiento, tanto independientes como integrados en las propias plantas. «Son problemas estructurales en el sistema que afectan más acusadamente a la energía solar porque ha tenido un gran desarrollo con entrada masiva de proyectos en los últimos años, pero que no ha ido acompañada de un reforzamiento de inversión en las redes. La solar y la eólica han llegado recientemente a representar un 50% o más de la generación en el ‘mix’ energético y no ha ido acompañado de una inversión proporcional en las redes», afirma Alfonso.
«Este ha sido de los años más difíciles para la fotovoltaica y eso se ha reflejado en que hay muy pocas operaciones»
Andrés Alfonso
Socio de Derecho Mercantil y M&A y director de Transición Energética de Ashurst España
Como señalan fuentes del sector energético, las redes actuales no pueden soportar toda la generación renovable que existe en España y que se prevé que existirá, aún más, a futuro, en vista del tirón de la transición energética. Sin embargo, lograr los objetivos de generación podría estar en el aire si no se pone remedio al problema de red y rentabilidad que arrastra este sector.
Uno de los elementos a tener en cuenta, y que representa una paradoja con respecto a la falta de mejores redes pero que no exista suficiente demanda, son los llamados vertidos. Estos consisten en que una zona concreta hay demasiada generación que la demanda de la zona no puede absorber. La red no es capaz de transportar la energía más allá de la zona donde está produciéndose y eso hace que se vierta, se pierda. Hasta hace tres años ese problema era excepcional y ahora es estructural. De hecho, este pasado verano, y con el impacto también del «modo reforzado» de Red Eléctrica ha habido picos históricos de estos denominados ‘curtailments’ (su traducción técnica en inglés).
Sobre los datos concretos, hace un año el volumen de estos vertidos de renovables fue del 3% sobre lo que generaban las energías verdes. En este último año, solo dos meses superaron el 2% de vertidos. Todo ello con una generación de renovables que siempre estaba por encima del 50% con respecto al mix total. Sin embargo, en mayo y junio ya fue superior al 3%; mientras que en julio la cifra se ha situado en el 10%, una auténtica anomalía que cada vez preocupa más al sector.
«Esos vertidos no generan ingresos y además los precios en algunas franjas horarias son negativos. Y en el medio plazo, no parece que los precios vayan a mejorar», reconoce el abogado de Ashurst España.
Problema de ingresos
Los precios, así, son uno de los grandes caballos de batalla del sector renovable. Sin rentabilidad, no hay posibilidad de seguir invirtiendo en nuevos proyectos, del tipo que sean. «Si miras el precio medio de captura de la energía solar fotovoltaica en España en 2023, 2024 y 2025 ha ido claramente en descenso con respecto al precio medio de mercado. Y esto se debe en parte a que la solar tiene la limitación de producir en las franjas horarias que puede producir que es cuando hay luz. Sin capacidad de almacenamiento, se concentra la generación en horas del día en que la energía es mucho más barata, con precios cero e incluso negativos», apunta Andrés Alfonso.
La rentabilidad de los proyectos hace que los bancos sean mucho más exigentes a la hora de dar crédito
Fuentes financieras destacan que la rentabilidad que se maneja en los proyectos renovables, en especial de fotovoltaica, están espantando en cierto modo a los inversores, a los fondos, pero también a los bancos, que cada vez dan financiaciones más exigentes, a proyectos más definidos y con menor riesgo.
La financiación, ya sea bancaria o procedente de fuera de los bancos (capital riesgo), es clave para el despliegue de nuevos proyectos. Pero en la actualidad, las entidades financieras están siendo mucho más cautelosas que antaño precisamente por la rentabilidad. El problema de los vertidos y los precios se traslada a las financiaciones y eso hace inviable en ocasiones conceder los créditos. Tener que producir y entregar energía lejos de los ingresos esperados es una traba para la financiación. Fuentes del sector financiero reconocen que se mira mucho más a fondo todo lo que tiene que ver con estos proyectos, aunque ni mucho menos afirman que el grifo de crédito esté cerrado.
Mayor inversión en redes
Ante esta situación, los expertos reclaman mayor inversión en las redes para que se pueda gestionar mejor toda esa generación renovable que está por venir. «No podemos esperar a planes de 5-10 años para solucionar un problema que tenemos ya», incide el experto de Ashurst España, que añade la necesidad de adoptar medidas regulatorias que hagan que la rentabilidad sea atractiva, para fomentar de nuevo las inversiones.
En estos momentos todo está en manos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que es la que fija la retribución sobre la inversión que realizan las eléctricas. No obstante, y pese a la reclamación de una mejora de este rendimiento financiero, el regulador debe manejarlo con cuidado puesto que este dinero sale directamente de la factura que pagan los consumidores.
Bajo estas perspectivas, y si no se pone coto a todo ello, en el sector financiero creen que tarde o temprano acabarán sucediéndose reestructuraciones de proyectos renovables, en fotovoltaica. Y en paralelo, en el sector energético destacan que se empieza a ver bastante actividad en otras tecnologías como el biometano, aunque su desarrollo aún es incipiente, con lo que cabría esperarse un ‘boom’ de nuevas operaciones sobre proyectos de biometano en los próximos años.