José Antonio Morante Camacho (La Puebla del Río, Sevilla, 1979) no solo torea. Morante de la Puebla traza arte en cada movimiento. Con el capote y la muleta, el cigarrero tira de repertorio cuando la ocasión lo requiere para entusiasmar al público. Con verónicas, chicuelinas y al natural, Morante se presenta mañana en la corrida del Coliseo Balear en la madurez de los 45 años y con casi tres décadas de alternativa. Algunos le consideran el más grande de la historia. Otros un torero extraño, revolucionario, que no deja indiferente a nadie. Primer torero a pie en el último medio siglo en cortar un rabo en La Maestranza de Sevilla, el pasado 8 de junio abrió por fin la Puerta Grande de Madrid en una faena que pasará a la historia y con cuatro naturales que permanecen en la retina de los más de 20.000 espectadores que llenaron Las Ventas en la Corrida de la Beneficencia. En plena ebullición de la temporada, el sevillano encuentra un hueco para atender a Ultima Hora y hablar de la gran noche de toros que espera este jueves en el Coliseo Balear.
Mañana torea en el Coliseo Balear ¿Qué significa para usted torear en una plaza histórica como la del Coliseo Balear?
—Significa una alegría inmensa para mí. Es una plaza que en ocasiones ha sido controvertida, pero que en estos momentos goza de una nueva generación social a favor de los toros. Tengo mucha ilusión y muchas ganas de hacer el paseillo en Palma.
Este año por fin los menores podrá volver a asistir a una corrida en Palma. ¿Qué siente al saber que nuevas generaciones podrán verle en directo por primera vez en la Isla?
—Pues siento mucha satisfacción por hacerse justicia con los menores y no prohibir las libertades de esta nueva generación de aficionados. Ellos son el futuro de esta fiesta y me da mucha alegría verlos en la plaza.
¿Cómo vivió usted la tauromaquia en su infancia? ¿Qué importancia cree que tiene que los más pequeños puedan vivir la fiesta desde una edad temprana?
—Pues yo empecé a querer ser torero prácticamente desde que nací. A los 6 años di mi primer pase a una becerrita y por eso creo que prohibir el acceso a un sueño me parece injusto por no decir algo más feo. Cualquier persona tiene que tener el derecho a elegir su destino.
¿Tiene algún recuerdo taurino o personal relación con Mallorca?
—Me acuerdo de la belleza de su plaza de toros, que es preciosa, y de su importancia dentro de la temporada, sobre todo en la época de su máximo esplender, cuando había corridas habitualmente. Además es un coso que es muy sensible al cariño de todos los toreros.
¿Cómo percibe a la afición balear en una plaza con tanta tradición taurina?
—Es una afición, la de Palma, muy alegre y que demuestra y transmite esas ganas de disfrutar de una gran tarde de toros. El Coliseo está acostumbrado a ver pasar a los mejores toreros de la historia y eso le hace ser muy especial.
Sabemos que la corrida de mañana en Palma es un acontecimiento único durante el verano ¿Cómo valora que se mantenga la tradición taurina después de tantas trabas políticas?
—Lo valoro muchísimo. Son muchos y exagerados los ataques que hemos tenido desde el mundo político, pero creo, sinceramente, que la batalla social se ha ganado. O es mayoritaria, algo que tanto gusta nombrar a los políticos en democracia. Gana la mayoría y hay que respetarlo.
Usted ha defendido siempre el toreo como una expresión artística. En un momento en el cual la tauromaquia genera debate en muchos ámbitos ¿qué mensaje lanzaría a quienes todavía no han asistido nunca a una corrida de toros y vivirán en Palma su primera experiencia?
—Pues como he dicho anteriormente no se pueden coartar las libertades de las personas que quieran asistir a un evento como una corrida de toros. Que vengan y la sientan.
Fuera de los ruedos ¿qué le gusta hacer en su tiempo libre? ¿Aprovechará su visita a la Isla para conocer algo más de Mallorca?
—Me gustaría, pero voy a tener poco tiempo porque estamos en una fase de la temporada con muchas corridas. La fecha no me va a permitir disfrutar de la Isla como desearía.
¿Qué le gustaría que el público mallorquín recordara de usted después de esa tarde del 7 de agosto en el Coliseo Balear?
—Pues me encantaría que pasaran una gran noche y para que sirva de memoria artística para todos los espectadores.