Con sólo siete puntos del orden del día de los cuales el único con papel propio es la ratificación del nombramiento de Joaquín como consejero, la junta de accionistas que el Real Betis va a celebrar el próximo martes 16 de diciembre a partir … de las 17.00 en el hotel Barceló Renacimiento tendrá como nombre propio el nuevo estadio Benito Villamarín, con las novedades y vicisitudes de su proceso de remodelación, licitación de la obra, retrasos, circunstancias asociadas al traslado a la Cartuja, rendimiento futuro, financiación especial y demás cuestiones que afectan al presente y al porvenir de la entidad verdiblanca, instalada en una buena corriente deportiva y con mayor estabilidad económica ofreciendo cifras de ingresos e inversión mayores que las de los años precedentes y orientadas al crecimiento en todos los órdenes. El consejo de administración liderado por Ángel Haro y José Miguel López Catalán afronta así una asamblea en la que apenas se cuenta con ruido de oposición pero en la que sí escucharán y tendrán que dar explicaciones sobre todo lo que concierne al estadio, una vez que las inquietudes deportivas se resolvieron con las renovaciones de Manuel Pellegrini e Isco.

No afectará así de forma notable al recorrido de la junta el resultado que pueda cosechar el equipo el lunes en Vallecas, dado que los verdiblancos andan muy bien en Europa, en sus posiciones lógicas en LaLiga y planteándose el jueves pasar de ronda en la Copa del Rey. No ocurrirá como en otras citas de béticos en las que el partido inmediatamente anterior tenía mucha relevancia sobre el ánimo general. El triunfo en el derbi y la solvente posición en la tabla así como las citadas ampliaciones de contrato de Pellegrini e Isco han dejado la situación en calma. Eso sí, se cuenta con que habrá preguntas y comentarios por cómo se ha llevado la negociación con el técnico, al cambiar la entidad su enfoque con respecto a años anteriores y dejar correr el tiempo con la temporada en curso.

Más allá de todo eso y teniendo en cuenta que los puntos del orden del día versan sobre los clásicos examen y aprobación de las cuentas anuales, la aplicación del ejercicio, la gestión, la elección del auditor para los próximos años y la autorización para el gravamen, adquisición o enajenación de activos esenciales, sólo la curiosidad del nombramiento de Joaquín y la reelección en el consejo de Haro y Catalán, dado que cumplen mandato tras pasar cinco años desde la junta de 2020 en la que se volvió a votar su continuidad romperán esta secuencia de calma más allá de todo lo que concierne al estadio Benito Villamarín.

Entre ellas dos cuestiones principales: los plazos y el coste. El club ya anunció que el proceso de adjudicación ha tenido que modificarlo debido a que el concurso concluyó sin acuerdo con ninguna constructora que ofertó y que se ha buscado una nueva fórmula para dividir los trabajos y tratar de abaratar la inversión, que la entidad reconoce que se marcha hacia los 160 millones de euros cuando la idea inicial se presupuestó en la horquilla entre 70 y 100. En la propia información entregada a los accionistas en las semanas previas a la junta se explica que en los trabajos de remodelación del estadio «se han comenzado contratando en principio por separado los capítulos de demolición y cimentación, para cumplir con el calendario previsto, mientras se lleva a cabo el proceso de licitación y adjudicación del contrato de ejecución del proyecto, el cual, a la fecha de formulación de estas cuentas aún no se ha finalizado debido a la indefinición en algunos puntos del proyecto arquitectónico». Se pretende una negociación colaborativa con un grupo limitado de empresas constructoras, dos o tres, de manera que se puedan encajar estos requerimientos económicos, técnicos y de plazos en el acuerdo. En lugar de que una sola empresa haga las tres fases de excavación, contención y construcción, éstas se segregan y se harán por licitaciones independientes: demolición, trabajo que está desarrollando actualmente la empresa Erri Berri y que proseguirá durante el mes de noviembre; excavación y contención.

«Para la financiación del proyecto existe un acuerdo, pendiente de la adjudicación del contrato de ejecución de obras para su definitiva formalización. El acuerdo de financiación está previsto con una entidad financiera de reconocida solvencia a un largo plazo de tiempo para su amortización y sobre la base de unos estudios económicos realizados por terceros independientes que garantizan que los ingresos incrementales obtenidos en el nuevo estadio no sólo cubren el servicio de la deuda, sino que incrementan significativamente el flujo de caja de la sociedad», continúa el club. En este sentido la entidad ha estado reformulando sus vías de financiación en este tiempo buscando adaptar las nuevas circunstancias a esta realidad. Los fondos de LaLiga Impulso (CVC) son claves en este sentido. Y es que la idea es que sea el propio estadio el que genere ingresos que puedan permitirle al club no sólo financiar gran parte de estas obras sino también ser uno de los pulmones económicos del Betis en los próximos años.

Betis: El nuevo Villamarín será protagonista en la junta de accionistas

El propio presidente verdiblanco, Ángel Haro, hablaba de estos puntos antes del viaje a Zagreb para disputar el sexto encuentro en la fase de liga de la Europa League, que concluyó con triunfo por 1-3: «Yo creo que los tres años son prácticamente ya impepinables. No van a ser menos. Cuatro no. Son los tres años que tenemos en mente ahora. Que antes eran, sinceramente, dos años y medio con la hipótesis que trabajamos. Ahora, dos años y medio, tres. Ahora sí tenemos claro que van a ser unos tres años». El Betis no quiere retrasos más allá de esa fecha dado que ya ha derribado la grada de Preferencia y pretende decidir la licitación de las obras a primeros de 2026.

Cartuja, la gran apuesta

El asunto de los plazos preocupa al bético de a pie, que expresará esta vía en las variadas intervenciones que se prevén en la junta, así como la adaptación a la estancia en la Cartuja, muy cerca de donde se celebrará la asamblea, con los inconvenientes por los accesos, principalmente. El club ha insistido a las autoridades competentes para que vayan mejorando la experiencia de los aficionados verdiblancos a la hora de entrar y salir del recinto en el que el equipo tendrá que jugar no sólo la presente campaña sino la 26-27 y 27-28.

De esta forma, todo lo concerniente al nuevo estadio Benito Villamarín y el traslado reciente por tres temporadas a la Cartuja tendrá protagonismo en una junta de accionistas relativamente en calma en la que en cifras gruesas el consejo de administración del Betis presentará un beneficio en la temporada 2024-25 de 5,5 millones de euros antes de impuestos (4,5 después), con el crecimiento del importe neto de la cifra de negocio de los 138,6 millones de la campaña anterior a los 150,6 de la última y con la mirada hacia el patrimonio neto negativo de 39,8 millones por las pérdidas que se arrastran de años anteriores aunque contablemente condicionadas por los 70,8 millones del crédito participativo (CVC) que permiten contabilizar un patrimonio neto positivo de 30,9 millones.