La alargada sombra de Pinochet sobrevuela de nuevo el sillón presidencial chileno, por Rodrigo García Melero.

 

Si Augusto Pinochet siguiera vivo, este domingo, en la segunda vuelta presidencial del país del que fue dictador entre 1973 y 1990, votaría por José Antonio Kast. Parece algo obvio porque la alternativa es la comunista Jeannette Jara, representante de una ideología que el militar combatió desde que dio el golpe de Estado que derrocó al Gobierno de Salvador Allende. Pero en anteriores elecciones, con otros candidatos de la derecha en la terna, también habría votado por Kast. Esto llegó a afirmar el propio aspirante presidencial, principal exponente de la ultraderecha del país andino y quien más opciones tiene de ganar según los sondeos.

 

«Si estuviera vivo, yo creo que claramente sí. De hecho, reconozco parte de la obra del Gobierno militar y debo de ser el que más reconoce, el que menos complejos tiene hoy día», dijo este abogado de 59 años y padre de nueve hijos en 2017, en la primera de las tres campañas presidenciales que ha disputado hasta ahora, en la que no pasó de la primera vuelta y acabó ganando el derechista Sebastián Piñera.