Redacción
El 70% de los casos de cáncer de mama son con receptor hormonal positivo o luminal, siendo el que más mortalidad provoca en número de casos totales. El abordaje con inmunoterapia de este tipo de cáncer no es efectivo ni está aprobado, porque no muestra respuestas del sistema inmunitario en estos tumores, excepto en un subgrupo minoritario que, precisamente, presenta un bajo nivel de receptores de estrógenos. Para solucionar este problema, los investigadores del Hospital del Mar Research Institute ha coordinado un estudio en el que han abordado este tipo de cáncer para hacerlo sensible a la inmunoterapia.

Con el apoyo de Ausonia a través de la Asociación Española Contra el Cáncer y publicado en el The Journal of Clinical Investigation, el estudio destaca la importancia del receptor de estrógeno en la estrategia del tumor para evitar la acción del sistema inmunitario. Tras un análisis de diversos ensayos clínicos, se ha comprobado que este factor es el que limita la infiltración del sistema inmunitario y provoca que la inmunoterapia no tenga capacidad para actuar sobre él. Por contra, la inhibición del receptor de estrógeno permite la activación de LCOR y de señales de interferón, ambos factores vinculados a los mecanismos de presentación de antígenos en la superficie de la célula, haciendo visible a la célula tumoral al sistema inmunitario.

El cáncer de mama con receptor hormonal positivo o luminal suponen el 70% de los casos y es el que más mortalidad provoca

Para certificar este mecanismo de protección del tumor, los investigadores han generado un modelo preclínico en modelos animales. A la vez, han podido comprobar cómo la molécula LCOR, que en otros estudios preclínicos en cáncer de mama triple negativo incrementaba la eficacia de la inmunoterapia, quedaba atrapada por el receptor de estrógeno y no podía llevar a cabo esta función. “El receptor de estrógeno secuestra LCOR y no permite que actúe con su dominio de activación de la maquinaria presentadora de antígenos, condicionando su función y no deja hacer ‘visible’ el tumor”, explica el Dr. Toni Celià-Terrassa, coordinador del Laboratorio de Células Madre Cancerosas y Dinámicas de Metástasis del Instituto de Investigación del Hospital del Mar.

Para hacer frente a este efecto, el equipo responsable del estudio ha utilizado dos estrategias en el ámbito preclínico. Por una parte, la combinación de LCOR e inmunoterapia con inhibidores hormonales, o terapia endocrina, ya existente para tratar este tipo de cáncer. Y por la otra, una versión modificada de LCOR (LSKAA), que no permite el secuestro por parte del receptor de estrógeno. “En condiciones normales, en este tipo de tumor la señalización de estrógeno es muy prevalente e impide actuar LCOR. Si conseguimos romperla con terapia antiestrógena, LCOR actúa activando la presentación de antígenos y abre el camino a la inmunoterapia”, añade José Ángel Palomeque, investigador del HMRIB. Este LCOR modificado se escapa de la acción de los receptores de estrógeno e incrementa la presentación de antígenos, necesaria para el ataque inmune.