Iván Ramajo

Domingo, 14 de diciembre 2025, 18:57

| Actualizado 19:10h.

El Salamanca UDS firmó un empate insuficiente frente al Real Oviedo Vetusta que le saca de los puestos de playoff, en el último encuentro de este tormentoso 2025 para el estadio Helmántico. Los de Jorge García, que fueron de menos a más en el encuentro, se quedaron con la miel en los labios pese a merecer más.

La gripe, como la niebla, quiso esfumarse cuando el once del Salamanca UDS vio la luz. Jorge García alineó un equipo reconocible, con toda la vieja guardia sobre el césped del Helmántico, salvo Jon Villanueva, y que tenía el cuajo del esquema que más le gusta y sobre el que está planificado y trabajado este equipo. No parecía haber excusas para, por fin, dar el golpe necesario frente a los de arriba.

Pese al sol que se posaba sobre la visera del estadio, lo cierto es que el frío ahí estaba. Y ni más ni menos ese fue el comienzo del partido de los de Jorge García, que aceptaron un intercambio de golpes para entrar en calor. No llegó a salir ni cara ni cruz, porque cuando todo el mundo quiso decir «esta boca es mía», Cristeto ya había hablado. El capitán salmantino tuvo diez minutos brillantes, los mejores suyos de la temporada. Su dirección de orquesta hizo crecer al equipo hasta volcar el juego sobre la portería de Narváez. De hecho, él mismo pudo haber dinamitado el encuentro con un misil tierra-aire que sorprendió a todos desde tres cuartos de campo y que solo el larguero acabó evitando.

Cuando el Helmántico más felices se las prometía, el virus de las lesiones musculares volvió a hacerse presente por tercera jornada seguida para llevarse por delante a Mancebo. El jugador se resistió a abandonar el campo hasta que la realidad se impuso. Se llevó las manos a la cara y Abraham entró en su lugar. Con el cambio, todo lo bueno construido por los de Jorge García se fue desmoronando hasta acabar encerrados en su propio área y sobreviviendo a los errores propios (y tontos) que tantos puntos habían costado hasta ahora.

El timbre del descanso fue un alivio. Jorge García tomó cartas en el asunto y no dudó en sacrificar control por darle más punzón a su equipo. El cambio al descanso, que la grada aplaudió, fue el de Alba por Aimar Barrera. El equipo correspondió metiéndole dos marchas más a como lo había dejado, que era el punto en el que empezaban a estar los blanquinegros cuando cayó lesionado Mancebo. La grada respondió a ese ritmo rugiendo como no lo había hecho en todo el choque.

Entre la grada y los once de campo se fueron retroalimentando hasta que las ocasiones empezaron a caer en cadena: un penalti muy discutido no señalado, una falta de pillo de Abraham… Sin embargo, igual que fueron llegando, se le escurrieron entre los dedos al conjunto de Jorge García, que dio entrada a Javi Delgado, Carrasco y Tomi para acabar de agitar el árbol en busca de un triunfo que ya no será ni este año ni en lo que resta de primera vuelta. Los de arriba han sido imposibles y, así, el playoff lo ha acabado siendo también.

Reporta un error