Un espacio libre, fluido y siempre cambiante, así es la casa minimalista de un joven romano
Hay casas que se diseñan para ser atemporales y perdurar inalteradas en el tiempo, y luego hay casas como ésta: un loft en Roma de 120 m2 que nació de la vida (y las necesidades) de un joven de 25 años que rechaza la idea de vivir en espacios rígidos, predefinidos y «adultos». Para él, la casa es un organismo vivo, una compañera de viaje, un lugar que debe acoger ritmos rápidos, pasiones cambiantes, huéspedes que van y vienen, veladas improvisadas y también fines de semana tranquilos.
Cuando Filippo conoció a los arquitectos, Gianluca Graziani y Michela Ekström, solo pidió una cosa: «Quiero una casa que pueda crecer conmigo». Y de esta petición -tan espontánea y radical- nació F°LOFT – Living Twenty-Five, un proyecto que rechaza toda estaticidad y construye una nueva forma de vivir los interiores: circular, abierta, en continuo movimiento. El corazón de esta casa minimalista y sorprendente, es un gran bloque central, un volumen material que se convierte en brújula y nexo de unión. A su alrededor, los espacios se suceden siguiendo un recorrido anular, sin principio ni fin, como un bucle doméstico que permite moverse sin interrupción.
«Queríamos crear una experiencia, no solo una distribución», dicen los diseñadores. «Una casa para recorrer, no solo para habitar».

En el salón, en primer plano, las mesitas Dattilo y Basiluzzo, ambas diseñadas por Paolo Cappello para Forma&Cemento.© Carlo Oriente

Diseñada por Achille y Pier Giacomo Castiglioni, Gatto Piccolo es una lámpara de mesa con estructura interna de acero pintado.© Carlo Oriente

Sacco, el famoso sillón anatómico de Piero Gatti, Cesare Paolini y Franco Teodoro para Zanotta, una de las notas de color en el espacio central.© Carlo Oriente
Cuando cada elemento es un fragmento de vida (y no un decorado coordinado)
Lo que llama la atención al entrar es la libertad. Nada parece estudiado para parecer perfecto, pero todo está cuidadosamente elegido para ser auténtico. «El propietario no quería una casa decorada», explican los arquitectos, «sino un lugar donde los objetos pudieran coexistir como diferentes personas en un salón abarrotado». Por eso los muebles no forman parte de un moodboard, sino que cuentan historias individuales: una butaca de madera, un puf para trabajar en el suelo, una mesa de cemento de forma escultural, un asiento rojo que de repente ilumina la habitación en un golpe teatral.

Loop 1300 de Arkoslight es una lámpara colgante compuesta por una secuencia de discos luminosos con cuerpo de aluminio, envueltos en un cilindro de cristal, y también una de las piezas centrales de la cocina.© Carlo Oriente

“Quería un espacio que cambiara conmigo”, confiesa Filippo, el joven propietario del apartamento.© Carlo Oriente
La cocina negra contrasta con el suelo de madera clara y las paredes neutras, que sirven de telón de fondo a lámparas icónicas y detalles artesanales. Nada se impone, todo está en equilibrio. O mejor dicho: en un equilibrio deliberadamente imperfecto, vivo y cambiante. Al propietario le gusta invitar a amigos y transformar la casa todo el tiempo: un día vivienda, un día estudio, un día retiro creativo. Aquí es donde la elección de puertas de altura completa resulta esencial. «Son aperturas, no transiciones», explican los dos diseñadores. Eliminan la percepción de los límites y convierten cada habitación en una posibilidad abierta.

Para el suelo se eligió el parquet Legno Large de Kerakoll, acabado con Microresina Parquet transparente, utilizado de forma continua en toda la casa.© Carlo Oriente

La silla Cesca, diseñada por Marcel Breuer en 1928 y caracterizada por su estructura tubular metálica, dialoga con la mesita de noche Componibili de Anna Castelli Ferrieri para Kartell.© Carlo Oriente

Para el cuarto de baño se ha elegido el revestimiento Matera Ebano de Opificio Ceramico.© Carlo Oriente
Una casa que se transforma y un proyecto nacido de la escucha
Es una casa joven, sin duda. Pero también es una casa profundamente culta, porque refleja la doble alma de los diseñadores: la visión mediterránea de Graziani, hecha de luz y materia, y la precisión escandinava de Ekström, atenta a los detalles constructivos y a la sencillez como forma de calidad. El resultado es un interior cálido y contemporáneo, preparado para cambiar con el tiempo. «Trabajar con un cliente tan joven significa planificar el cambio. No sabes qué tipo de vida tendrá dentro de diez años, y por eso tienes que construir una arquitectura flexible, capaz de acompañarle».
Sin jerarquías, sin «antes y después», sin límites impuestos. Solo un paisaje doméstico que respira y se transforma. Al entrar en el F°LOFT uno tiene la sensación de adentrarse en una narración abierta: capítulos que el propietario seguirá escribiendo mientras vive, crece, se equivoca, cambia. Un loft en Roma que se parece a él de la forma más bella posible: no es perfecto, pero es auténtico. No es definitivo, pero podrá serlo.