Pedro Sánchez ha asegurado que asume su «responsabilidad» al frente del Ejecutivo y que «no la va a eludir», aunque para seguir gobernando tenga que «aguantar campañas de acoso personal, mentiras y fango», en referencia a los casos de corrupción que rodean al PSOE.

Luego ha matizado que no se refería al caso de José Luis Ábalos, sobre el que no ha admitido ninguna responsabilidad política.

No ha explicado a qué se refería y ha insistido en el mensaje de que agotará la legislatura, hablando en todo momento de «dos años más», aunque, en realidad es año y medio como máximo.

Junqueras y Sánchez saludándose en el Congreso en mayo de 2019.

El presidente del Gobierno ha hecho estas declaraciones durante su comparecencia en La Moncloa en un acto de balance del curso político, en el que previamente ha presentado un largo informe de cumplimiento de una hora. Luego ha contestado a cuatro periodistas.

Sánchez ha hecho un balance triunfalista con expresiones como «fantásticos datos macroeconómicos» o «este Gobierno le sienta bien a España» o «no hay más que ver cómo están los restaurantes, los bares o las salas de teatro», para explicar cómo su gestión desde julio de 2018 es beneficiosa para los ciudadanos.

Su tesis es que la España real nada tiene que ver con la que dibujan «las tertulias», «los columnistas» y la derecha «política y mediática».

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este lunes en Moncloa.

Ha insistido en que ha actuado con «contundencia y determinación» frente a los casos de corrupción, omitiendo que la denuncia de acoso sexual contra Paco Salazar estuvo bloqueada más de cinco meses o que los implicados en la corrupción han sido sucesivamente sus manos derechas políticas.

De hecho, ha usado el argumento del «y tú más» sin reparo, asegurando que Mariano Rajoy tenía financiación ilegal del PP y, por eso, exigía su dimisión.

Y sobre su relación con Ábalos, Santos Cerdán y Salazar ha echado mano de la foto de Alberto Núñez Feijóo Feijóo con el narco Marcial Dorado. «Se conoce mejor a una persona que sube a un yate para irse de vacaciones que compartiendo mesa en el Consejo de Ministros», ha dicho.

«Oposición ultra»

Se ha limitado a asegurar, por toda admisión de responsabilidad, que «ser feminista no te hace infalible».

En ese sentido, ha dicho que no va a aceptar «lecciones de la derecha ni de la ultraderecha», que cuestionan la violencia de género y recurren las principales leyes feministas ante el Constitucional.

«Cero lecciones» también ante los casos de corrupción, ha subrayado Sánchez, quien ha señalado que la «corrupción sistémica» terminó en 2018 con la caída del último Gobierno del PP.

Sánchez ha dicho sentirse «cargado de determinación, convicción y energía» para afrontar la segunda mitad de la legislatura, en un «contexto que no es fácil», ha admitido.

Por dos razones: por el «escenario internacional complejo» actual y por la «oposición estéril, destructiva y la más ultra de los últimos tiempos».

Sánchez, que se ha mostrado dispuesto a buscar apoyos parlamentarios «hasta debajo de las piedras», ha reivindicado la «contundencia» y la «transparencia» con la que ha actuado su partido, tanto en materia de corrupción como en los presuntos casos de acoso sexual en el seno del PSOE.

Ha rechazado la petición de Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda, de hacer cambios en el Gobierno y se ha mostrado dispuesto a sentarse a hablar con todos, tras la petición formulada este mismo lunes por ERC, con llamada de Oriol Junqueras incluida.

Ha dado por rota la relación con Junts, pero ha añadido que trabaja para recomponerla, con gestos como la publicación en breve de las llamadas balanzas fiscales o haciendo que Cataluña y el País Vasco tengan representación propia en UNESCO y en la Organización Mundial de Turismo (OMT).