El Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) considera conveniente valorar pautas vacunales frente a la covid-19 más flexibles, incluidos refuerzos adicionales en niños y adolescentes con inmunosupresión grave, en un contexto marcado por la estabilización de la circulación del SARS-CoV-2 y la experiencia acumulada tras más de tres años de vacunación pediátrica.

La reflexión del comité se enmarca en la evolución de la estrategia vacunal en España, que comenzó en junio de 2021 en adolescentes y se amplió en diciembre de ese mismo año a la población infantil de entre 5 y 11 años. Posteriormente, las recomendaciones se fueron ajustando hasta focalizarse, desde julio de 2023, en grupos de alto y muy alto riesgo, así como en niños institucionalizados y convivientes de personas inmunodeprimidas.

El CAV-AEP subraya que el SARS-CoV-2 ha adquirido un patrón estacional, con picos variables de incidencia, pero con un impacto clínico generalmente menor en niños y adolescentes en comparación con otros grupos de edad. No obstante, esta menor gravedad no elimina el riesgo en determinados perfiles clínicos, especialmente en pacientes con inmunosupresión o enfermedades de base que incrementan la probabilidad de hospitalización o complicaciones.

En este sentido, el comité recuerda que la estrategia vacunal pediátrica debe mantenerse en revisión constante, teniendo en cuenta no solo la incidencia de la infección, sino también la capacidad de las vacunas para prevenir enfermedad grave, que sigue siendo el principal objetivo de salud pública.

Duración limitada de la protección

Uno de los elementos centrales de la reflexión del CAV-AEP es la duración de la protección conferida por las vacunas frente a la covid-19. En población no inmunocomprometida, la protección frente a la infección se reduce de forma significativa a los 3 o 4 meses, mientras que la protección frente a hospitalización y enfermedad grave puede mantenerse entre 6 y 9 meses.

En el caso de los niños y adolescentes inmunodeprimidos, esta protección tiende a ser más corta, lo que refuerza la necesidad de plantear esquemas vacunales individualizados y la posibilidad de administrar dosis adicionales cuando el riesgo clínico lo justifique.

Pautas diferenciadas según riesgo

El CAV-AEP distingue claramente entre distintos perfiles pediátricos. En niños y adolescentes de 6 meses o más con condiciones de riesgo, pero sin inmunosupresión, considera adecuada la administración de una dosis única, independientemente de vacunaciones previas o infecciones pasadas.

Por el contrario, en menores con inmunosupresión moderada o grave, así como en otros pacientes inmunocomprometidos con alto riesgo de covid-19 grave, el comité señala la conveniencia de pautas más intensivas, que pueden incluir tres dosis en aquellos que no hayan completado una primovacunación previa, así como dosis adicionales de refuerzo al menos a los 3 meses de la última dosis o infección.

Esta diferenciación por niveles de riesgo constituye, a juicio del comité, uno de los pilares para optimizar el balance beneficio-riesgo de la vacunación pediátrica frente a la covid-19.

Actualmente, la vacunación frente a la covid-19 en población pediátrica se concentra en las campañas de otoño, coincidiendo con la vacunación antigripal. El CAV-AEP reconoce que esta estrategia facilita la logística y puede mejorar las coberturas, pero también plantea si una oferta vacunal más prolongada a lo largo del año podría resultar beneficiosa, especialmente para niños con patologías de alto riesgo.

Esta reflexión adquiere relevancia en el caso de pacientes inmunodeprimidos, en los que la necesidad de protección no siempre coincide con el calendario estacional de las campañas generales.

Papel de las nuevas plataformas vacunales

El comité también analiza el papel de las diferentes plataformas vacunales. Las vacunas de ARNm han sido la base de la estrategia hasta la fecha, aunque sus requisitos de conservación han condicionado su uso principalmente a campañas concentradas en el tiempo.

Las vacunas proteicas, autorizadas a partir de los 12 años, podrían ofrecer ventajas logísticas y, potencialmente, una protección más duradera, lo que abre la puerta a su consideración en futuras estrategias, siempre en función de la evidencia disponible.

En conjunto, el CAV-AEP defiende una estrategia de vacunación frente a la covid-19 en niños y adolescentes dinámica, adaptada a la evolución epidemiológica, a la duración real de la protección vacunal y a las características clínicas de cada paciente.

En este contexto, el comité considera razonable valorar pautas más flexibles y refuerzos adicionales en aquellos niños y adolescentes con inmunosupresión grave, con el objetivo de mantener una protección adecuada frente a la enfermedad grave, sin extender recomendaciones universales que no aporten un beneficio claro en población sana.

La reflexión se alinea así con un enfoque cada vez más individualizado y prudente de la vacunación pediátrica frente a la covid-19, centrado en proteger a los más vulnerables y en ajustar las recomendaciones a la mejor evidencia científica disponible.