Una noche más, ‘First dates’ llegó este martes a la pantalla de Cuatro para ofrecer divertidas historias de solteros y solteras que acuden al programa presentado por Carlos Sobera para encontrar el amor o, por lo menos, conocer a nuevas personas.
Este fue el caso de Jesús, un agricultor aragonés de 61 años y residente en Camañas, un pueblo turolense de 160 habitantes. De primeras, reconoció que hasta el momento no había tenido suerte en el amor. «Si pasa toda una vida y no te has enamorado, es como si no se hubiera vivido», aseveró.
Y prosiguió ofreciendo detalles sobre su vida en tierras turolenses: «Vengo de un pueblo de Teruel, Camuñas, que es pequeño. Hay pocas chicas, pocas mujeres. Allí es muy difícil. En invierno quedamos poca gente, 40 personas. Soy soltero de siempre y no he encontrado… en fin. Me gusta mucho el pueblo, he nacido allí y me gusta el campo. Es lo que he hecho siempre».
Al ser preguntado por Carlos Sobera por el perfil de la mujer que buscaba, fue muy escueto y directo: «Busco a una chica sencilla, como yo».
A su encuentro acudió Maite, de 60 años y empleada de hogar de Tarrasa (Barcelona). Así se presentó: «Soy una mujer un poco loquita. El hombre que esté conmigo tiene que estar más centrado que yo».
Jesús le regaló una rosa que le encantó a la catalana («Me gustan los detalles, me he quedado muerta»). Sin embargo, no se gustaron físicamente desde el principio. «Fea fea no, pero guapa tampoco», dijo él.
Ya sentados en la mesa para el ágape, ambos concretaron circunstancias personales. «Trabajo en una empresa de limpieza. No me gusta el campo, pero me podría adaptar», apuntó ella. «Me dolería mucho dejar el pueblo donde me he criado. Si encuentras a alguien de quien estás enamorado, eso cambia mucho», replicó él.
Tampoco se pusieron de acuerdo en las aficiones, muy dispares. «Me gusta bailar y la playa», reveló Maite. «Yo en la playa estuve cuando hice la mili en Castellón, pero ya no he estado más en la playa. Tampoco salgo mucho. Cuando te has criado en un pueblo, es lo que pasa», completó Jesús.
Con todos estos factores, estaba claro que la cita no iría más allá. Maite no vaciló: «Qué detallazo la rosa. No me voy a separar de ella. Como pareja no tendría una segunda cita. Me has caído muy bien pero no me ha llegado el feeling. Como amigo, me tienes».
Y Jesús, que ya había avanzado que no había conexión, respondió: «Pienso igual que ella porque no he sentido la chispa para tener más citas. Encantado de conocerte, Maite».