vox ha abierto un expediente disciplinario a Pablo González Gasca, trabajador del partido como responsable de marketing digital, miembro del Comité de Empresa, y secretario de la asociación Revuelta, según ha adelantado El Mundo y ha confirmado El Debate. Le acusa de haber falsificado la firma de su superior, Manuel Mariscal, vicesecretario de Comunicación, en varias hojas de gastos que pasaba al partido para el abono de ese dinero, así como de filtrar a medios de comunicación una serie conversaciones que habría grabado con dirigentes y compañeros de Vox. También le reprocha haber insultado «gravemente» a un compañero de trabajo, Arturo Villarroya, exmiembro de la Junta Directiva de Revuelta, en su redes sociales. Y le da un plazo de tres días para justificar lo que considere oportuno.

En el burofax que le ha hecho llegar para comunicarle la apertura de ese expediente, al que ha tenido acceso este periódico, y que es el paso anterior al despido, la formación apunta que se le pidió aclarar el 3 de octubre los gastos derivados de «supuestos viajes relacionados con su desempeño laboral» a raíz de unos gastos de avión y manutención por un viaje a Milán que «trató que le pagara» Vox por un importe de 511,25 euros y que, según señala, era «de carácter personal» y «sin que existiera autorización alguna por parte de la empresa ni guardara relación con su actividad profesional».

De acuerdo con lo que expone el partido en el expediente, González Gasca no respondió a la solicitud hasta el 22 de octubre, y «no llegó a ofrecer sin embargo una cumplida explicación» de supuestas irregularidades. No se queda ahí, sino que señala que después de una investigación el partido ha detectado que varias de esas hojas de gasto que pasó a Vox la firma de su superior inmediato, que en su caso es Mariscal – que es necesaria para que la formación pueda abonarle esos gastos al empleado– «presuntamente ha sido falsificada». Unos hechos que suponen «un grave quebrantamiento de la buena fe contractual y un abuso de confianza», y con ellos, subraya Vox, se socavan «los cimientos de la confianza» depositada en él por la dirección del partido, «haciendo inviable la continuidad de la relación laboral». Además, podría constituir un delito de falsedad documental.

Respecto a los insultos a un compañero de trabajo que le recriminan, en concreto se refieren al mensaje que publicó en redes sociales a principios de este mes en el que llamó a Arturo Villarroya –exvicepresidente de Revuelta y uno de los dos exmiembros de la asociación que han denunciado a la dirección de la misma acusándola de una serie de presuntas irregularidades– «rata inmunda, vendido, babosa y ser humano patético y penoso». Lo que describen como una «grave falta de respeto» que afecta a la convivencia y al respeto que deben regir en el contexto laboral, un «ataque personal e injustificado», así como a la reputación en este caso del partido.

Y finalmente, le imputan haber filtrado varias conversaciones grabadas a medios de comunicación en los últimos días, con la intención de «causar un grave perjuicio a la imagen y reputación del partido», «una deslealtad de la máxima gravedad» que supone una «quiebra absoluta e irreparable de la confianza», recalca Vox.

Esta semana, El Mundo ha publicado una serie de conversaciones entre él y dirigentes o miembros de Vox, como Jorge Buxadé, jefe de la delegación del partido en Bruselas, o Montse Lluis, secretaria general adjunta, y González Gasca en el que urgen a poner orden orden al haber tenido conocimiento de una serie de presuntas irregularidades.

Según publica el citado periódico, en octubre, y después de una reunión en la que se le habría acusado de «robar» al partido, Lluis habla con él, que se había enterado de que se investigaban sus gastos, y le dice: «No pienso que eres un ladrón ni muchísimo menos, te pido perdón». Fuentes de Vox subrayan que la mano derecha de Ignacio Garriga no le pidió perdón por haberle reclamado las hojas de gastos, sino por si se había «sentido humillado», que es el sentimiento que le traslada González Gasca, y que en ningún momento han «reculado en la exigencia de que aclare las cuentas ni las ha aclarado».

En sus redes sociales, González Gasca sostiene que Vox le sentó en un despacho y le acusó de delitos que «no había cometido», según señala, «a cambio de entregar Revuelta». «Al ver que no cedí, se retractaron y me pidieron perdón. Supongo que debo dar las gracias por confirmar que no soy «Rodrigo Rato», como me dijisteis en un despacho por pasar al partido los gastos de un bono de metro, cuando trabajaba todos los fines de semana, me desplazaba por todo Madrid fuera de mi horario laboral y siguiendo unas órdenes que caían del cielo», añade en un mensaje publicado en X, en el que habla de «presiones» y manifiesta que «no es nada contra Vox», sino contra «personas individuales que se han corrompido».

Vox se ha querellado contra varios medios de comunicación –El Plural, RTVE (en concreto contra el programa ‘Mañaneros’), La Razón, The Objective y El Levante– y varios periodistas y tuiteros, según ha informado esta tarde la coordinadora jurídica del partido, Marta Castro, por «injurias y calumnias» tras las informaciones publicadas desde la pasada semana sobre Revuelta y el partido.