Muchos huecos en Mendiorroza al inicio del partido..

Muchos huecos en Mendiorroza al inicio del partido.. Jesús Andrade

«Menos negocio, más sentimiento», se leía en la pancarta desplegada en el fondo de Polideportivo en protesta al cobro del partido a los socios


Jon Prada

Miércoles, 17 de diciembre 2025, 21:28

| Actualizado 22:10h.

Después de 711 días, Mendizorroza ha vuelto a vivir un partido de Copa del Rey del Deportivo Alavés. Desde el 6 de enero de 2024, cuando el equipo que entonces dirigía Luis García eliminó (1-0) al Betis con un gol de Benavídez accediendo a los octavos, la afición albiazul no disfrutaba de un encuentro del torneo del K.O. en su casa. Casi dos años sin Copa en Vitoria para los babazorros que han tenido este miércoles al otro equipo de la capital andaluza, el Sevilla, como oponente en su ‘regreso’.

Como en aquel cruce de dieciseisavos de final de hace 23 meses, los abonados han tenido que pasar por caja (entre 12 y 19 euros) para ver el duelo copero generándose, nuevamente, polémica entre los aficionados a pesar de ser una circunstancia ya notificada por el club desde el verano. Una circunstancia que ha hecho que Mendizorroza haya tenido media entrada ante el Sevilla.

En 2024, 13.482 personas estuvieron en el estadio vitoriano en la tarde de Reyes viendo a los albiazules derrotar al Betis. Frente a los hispalenses, la entrada ha sido sensiblemente menor, con 9.825 espectadores. La peor en varios años. Para encontrar una cifra similar hay que remontarse al 12 de diciembre de 2022, cuando un Alavés-Levante de Segunda congregó a 10.046 espectadores un lunes. El mismo curso, en los dieciseisavos de Copa, el 3 de enero de 2023 ante el Valladolid, se congregaron 11.710 aficionados, la asistencia más baja hasta este miércoles.

Muchos asientos libres y menos ruido de lo habitual en un estadio que en Liga tiene una asistencia media de 17.500 espectadores y que se llenó en el último partido ante el Real Madrid (19.290). Además, el fondo de Polideportivo mostró su malestar por pasar por caja a los 10 minutos del encuentro. «Abonados, no clientes. Menos negocio, más sentimiento», se leyó en euskera en la pancarta desplegada.

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