No era día para otra mala noticia en el Madrid, pero el susto del cuerpo, eso sí, no se lo quita nadie. El equipo del caos, el París Basketball, no le sienta bien a las hechuras merengues, lo vimos el curso pasado, con derrota incluida en el play in, y lo comprobamos de nuevo. A nueve minutos de la bocina, y pese a que Campazzo y el resto habían atado muy corto al cañonero Nadir Hifi (11 puntos, 1 de 11 en triples), los parisinos viajaban siete arriba (70-77) tras impregnar el Movistar Arena con su sello característico, el del descontrol.
Hubo reacción blanca, furibunda e inteligente a la vez, con Garuba y Trey Lyles por dentro (14 tantos y genial en el pase, 6 asistencias), con Deck dándolo todo, y con Maledon, el hombre del millón, marcando la diferencia con sus penetraciones: 8 de sus 21 puntos llegaron entonces. Un parcial de 18-4 ponía a la grada en pie y, aun así, la resolución vendría en el último minuto, con Theo y Campazzo, la pareja de bases funcionó junta en el cierre el día que Scariolo descartó a Andrés Feliz.
Es una locura cómo juega el París, su estilo contagia y lleva al rival a un descontrol no buscado, uno del que quería alejarse, pero en el que cae de lleno. Iisalo, Splitter y, ahora, Francesco Tabellini, pasan los entrenadores y la personalidad no se pierde, incluso con la actual plantilla, empobrecida respecto al curso pasado sin TJ Shorts, Lo, Jantunen, Malcolm, Ward y Hayes. Y de los nuevos, Justin Robinson, gran referente junto a Hifi, era baja. A cambio, asomó el alero Jared Rhoden, fichado en noviembre y que firmó con un matazo un colosal 2+1, y Lamar Stevens, recuperado de una larga lesión.
Mate de Usman Garuba en el último cuarto.JAVIER GANDUL
El peligro latente de este París, que tumbó al Valencia en su pista, no esconde que viaja penúltimo en la clasificación y que el Barça, 48 horas antes, lo había desarbolado dejándolo en 69 puntos cuando promediaba más de 90. Amenazas varias, seguro, y debilidades que al Madrid le costó encontrar. En la primera parte, Tavares hizo pupa bajo canasta, Deck leyó muy bien cómo recuperaba su par a la carrera en defensa para pillarle a contrapié y Maledon penetraba como un puñal, aunque fuera con un triple, a 43 segundos del final del primer cuarto, lo que le iba a dar un hito en la Euroliga, el punto un millón en la historia de la competición, desde que arrancara hace 25 años y dos meses con un Madrid-Olympiacos en el desaparecido Saporta y la canasta inaugural de Dino Radja.
Las cosas que hacían bien los de Scariolo resultaban insuficientes, porque el ritmo lo imponía la escuadra francesa. No era un problema de ataque, sino de defensa, que no se ajustaba bien a un adversario atípico con una velocidad endiablada, que casi juega en transición permanente y, de no culminar, sabe generar espacios. Penetrar o tirar, y tira mucho. El París, con el deseado Hifi (5 asistencias) acosado por Campazzo, tomó las riendas en un magnífico segundo cuarto en el que se vio siete arriba: 41-48, minuto 19. Y +8 en el tercero, en el que Okeke se erigía en la resistencia: 53-61 tras uno de los triples del chileno Sebastián Herrera, qué manita y qué rapidez para armarla. En la cresta de la ola y surfeando, iba a costar que el París se acercara a la orilla para dejar la tabla.
Maledon celebra con Garuba y la grada y una de sus penetraciones decisivas al final del partido.JAVIER GANDUL
La primera diana desde el 6,75 de Hifi llegaba para abrir el cuarto, lo que mantenía a los visitantes siete por delante: 70-77. ¡Alerta roja! Tocaba darlo todo y, a la vez, hacerlo con cabeza. Hezonja no estaba en pista, no era su día. Garuba, ausente muchos minutos por sus dos faltas rápidas, agarraba el protagonismo por su brega, de pareja interior con Lyles, con la que conectaba. El canadiense embocaba, además, dos triples y lo estrechaba todo: 80-80 tras un mate de Usman.
Y por ahí andaba Maledon formando pareja con Facu. El Madrid cogió el mando (88-81), pero frente a este enemigo nada es definitivo: Rhodes, Herrera, Ouattara y… 92-90 dentro del último minuto. Lyles la marraba de tres y la bola quedaba en manos de Hifi, el máximo anotador de la Euroliga. Su triple no entró, Maledon contestó con su finísimo toque de dedos y muñeca en penetración y Campazzo le puso la lazada al triunfo birlándole la bola a Hifi. Su cuarta recuperación, con grito de celebración al aire. Triunfo obligado al zurrón.
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