Loquillo, que cumple 65 años el 21 de diciembre, cerrará la gira de su disco ‘Corazones Legendarios’ con sendos conciertos en Valencia y Barcelona los días 26 y 27 de diciembre respectivamente. Antes de afrontar este doblete en la carretera, el rockero catalán visitó la redacción de SPORT para hacer un extenso repaso su carrera para hablar de filosofía, disciplina y deporte. En especial del baloncesto, que ha sido la especialidad que ha marcado su vida y su trayectoria pues ha sido jugador, entrenador y patrocinador de equipos. Vale la pena leerlo porque siempre se explica, se moja y afronta todo aquello que se le pregunta sin tapujos.
Cambiamos el orden de las preguntas porque la actualidad, tristemente, obliga. Han desaparecido dos leyendas del rock patrio como Jorge Martínez de ‘Ilegales’ y Robe Iniesta.
Es triste porque son personajes que construyeron su carrera al margen. No son artistas de 40Principales y en nuestro país lo de trabajar en los márgenes de lo que es la industria es difícil, pero, a su vez, valiente y audaz. Es la actitud del rock & roll. No somos gente fácil y si estamos en esto es porque una parte de nosotros nos hace ver cosas y plantear dudas razonables sobre la vida, sus extremos y lo que gira alrededor. Eran dos de los máximos exponentes de la actitud del rock español con una trayectoria que anda por los márgenes sin aceptar la industria como muchos creen que es.
Dos músicos legendarios como el título del disco que lanzó en septiembre y cuya gira rematará en Valencia y Barcelona los 26 y 27 de diciembre. En ‘Corazones Legendarios’ reúne a una pléyade de artistas nacionales como el propio Jorge, Bunbury, Raphael, Dani Martín o Leiva.
Cuando uno acumula una trayectoria de 47 años de carrera tiene claro que es referente de la cultura española y que sus canciones forman parte de la memoria de muchísimos españoles y ciudadanos del mundo. Mis temas forman parte de la historia de nuestra democracia. Muchos han traspasado fronteras y el hecho de si son de Loquillo o no. Cuando eso ocurre lo que tiene que hacer uno es mostrarlas y dárselas a todos y que cada uno de los artistas con los que tiene relación o amistad las hagan suyas. Planteé el disco al estilo cinematográfico porque me encanta el cine. Hice de director detrás de las cámaras y busqué el guion y el actor adecuado para cada tema. Me interesaba trabajar con artistas que dejasen su impronta y me lo pasé muy bien dirigiendo la película con protagonistas tan importantes en la industria como Bunbury, Nacho Vegas o ‘J’ de Los Planetas mezclados con Raphael o Miguel Poveda en un proyecto con continuidad.
¿Habrá segunda parte de ‘Corazones Legendarios’?
Así es. Si este ha sido un disco de solistas el siguiente será de bandas donde estas harán versiones de mis canciones y de los autores de mis canciones en el que participaré como invitado.
Tras repasar la actualidad, empezamos. Deportivamente hablando, si tuviese que hacer un paralelismo, ¿en qué momento se encuentra su carrera?
El deporte cambió mi vida. El baloncesto fue fundamental para que yo pudiese crear un personaje, dejase de ser un niño introvertido de barrio y evitara el submundo. Me enseñó a vivir, me marcó las pautas y me permitió conocer a los mejores entrenadores. No hay momento más importante que ese. De los premios que me han dado, el más importante fue el de la revista ‘Gigantes del Basket’ porque pude dedicarlo a los entrenadores que tuve cuando fui jugador; desde Germán González a Aíto García-Reneses. Ellos me transmitieron algo clave: el baloncesto es un deporte individual que se juega en equipo. Lo he trasladado al rock que es una música individual que se practica en banda. Fui entrenador y soy muy bueno creando equipos.
¿Es más complicado gestionar una banda de rock o un equipo de baloncesto?
Los problemas en las bandas vienen cuando uno de los miembros quiere ocupar el sitio de otro. Cada uno tiene un don y debe tener la sabiduría para encauzarlo y crear un puzle. He tardado 55 años en crear ese puzle y puedo decir que tengo la mejor banda de este país haciendo un rock de vieja escuela: el Dream Team de los mejores músicos españoles.
Siempre ha estado vinculado al baloncesto.
Alrededor mío siempre late el baloncesto. A nivel médico me trata el doctor Tramullas que lo fue del Barça, he esponsorizado al Easo en San Sebastián o el Femení Sant Adrià y no he dejado de tener vinculación con este mundo porque es vital. Cuando tengo problemas no voy al psicólogo, me reúno con el exjugador Roger Esteller que es un tipo que motiva hasta límites insospechados. Deporte y baloncesto han formado parte de mi vida.
De hecho, el alias ‘Loquillo’ fue el bautizo de un mito de la historia del baloncesto.
Gracias al baloncestista más importante de este país que no es otro que Juan Antonio San Epifanio, ‘Epi’. En un campeonato de España yo llevaba una beisbolera con un pájaro loco que lo había intercambiado con un Marine americano de los que traían las ladillas a las Ramblas… En el colegio ALPE me llamaban ‘pájaro’ hasta que un día Epi me lanzó un balón, lo perdí y me dijo: “ya no eres un ‘pájaro’ ahora eres un ‘Loquillo’” y como lo que decía ‘Epi’ iba a misa todos empezaron a llamarme así. Hoy somos una marca registrada que vende millones de discos.
“Soy de Barcelona y vivo en San Sebastián; Barça y Real Sociedad son mi debilidad”
¿Echa de menos la época de ‘Epi’, Solozábal, Sibilio, Norris?
Tuve la suerte de jugar con ellos y les homenajeo en la canción ‘Memoria de jóvenes airados’ donde aparecen nombres con los que tuve relación, entre ellos ‘Epi’. Aquel momento fue único porque el baloncesto consiguió pasar de una minoría a una mayoría de ciudadanos que veían sus partidos. La final de Los Ángeles ’84 en la que España logró la plata fue impresionante. Antes hubo otros como Brabender, Santillana o Buscató, pero la primera generación moderna que dio al baloncesto la aureola que tiene hay que otorgárselo a esta gente sin olvidar que ‘Epi’ fue el último relevista de la antorcha en Barcelona ’92 lo que demuestra su relevancia.
¿Qué otro deporte sigue?
Cuando naces en Barcelona eres del Barça, club del que soy socio, o del Espanyol. De chavalín mi tío era ujier del Barça y me llevaba a los partidos y vi el mítico gol de Cruyff en una posición privilegiada. De ahí estuve a punto de fichar por el Barça de baloncesto y siempre he tenido vinculación con el club. Quiero agradecer a Laporta el trato y el cariño y que venga a mis conciertos, pero no hablaré de eso.
¿O sí?
Mejor que no. Sólo digo que Joan Laporta asiste a mis conciertos (risas).
Entendido. ¿Así que le gusta el fútbol?
Además del Barça piensa que viviendo en San Sebastián la Real Sociedad es otra de mis debilidades porque ese club significa muchas cosas. Cuando uno va a vivir a Donostia debe tener claro que el fútbol forma parte de su ADN así que me divido con mi afición por el Barça. El otro día estuve en El Molinón viendo al Sporting, me hicieron un homenaje que te cagas y me dieron la camiseta así que mi relación con el deporte siempre ha sido muy estrecha y me ha permitido estar cerca de mis seguidores con los que compartimos afición por la música y los deportes.
¿Hay algún momento histórico deportivo que le marcase? Comentaba que vio la final de Wembley sentado al lado de ‘Urruti’.
Fue un viaje histórico e íbamos con la cara pintada. Estaba en un momento muy alto de popularidad, justo cuando grabamos el concierto de Zeleste que es el directo más vendido del rock español. Me pinté y cogí una ikurriña y una bandera del Barça y me mezclé con los aficionados más radicales del Barça, pero la putada es que me vio un directivo de una cadena de radio mayoritaria que no era culé y nunca más soné en su emisora. Fue muy divertido tener a ‘Urruti’ a dos butacas. He vivido como aficionado triunfos de la selección española de baloncesto y del Barça en la Champions, aunque no diré dónde no fui porque si llego a ir a una final que perdimos me da algo. El deporte es fundamental y maravilloso. Una canción puede cambiar la vida de un país y una victoria deportiva alterar la historia porque te eleva y hace que la gente sea feliz como con Iniesta en 2010. ‘Cadillac Solitario’ o ‘Feo, Fuerte y Formal’ hacen felices a mucha gente y comparo mis éxitos en ese sentido.

Loquillo, cantante español / Jaume de Laiguana
También ama el boxeo.
Mi padre me llevaba al Gran Price en Barcelona y nunca olvidaré el humo del tabaco, el aroma a Varón Dandy y los señores con bigote. Crecí con esa cultura y es el entrenamiento que mejor me va. Lo recomiendo para el que quiera dedicarse a la música pues requiere un fondo físico importante. Estamos dos horas encima de un escenario y debes mantener la respiración y currarte lo de tener un buen show. Cuando programo una gira me tiro dos meses a fondo dedicado a su preparación.
¿Cómo ve al joven Barça que entrena Hansi Flick?
Un equipo funciona cuando hay una buena media entre futbolistas veteranos y jóvenes. Siempre he buscado ese equilibrio en mi banda. ‘Josu’ García, el productor, tiene 60 años, y se junta con músicos que no llegan a 40. Se lo vi a Johnny Hallyday en Francia y entendí muchas cosas: encontrar un equilibrio entre veteranía y energía. No se debe sacrificar actitud por técnica y tiene que haber la chispa insolente del joven y el poso y la veteranía del adulto.
¿Le gusta el discurso de Flick y su actitud con la cantera?
Xavi ya intentó dar oportunidades a la cantera y hay que reconocérselo. Parto de la base de que hay que crear vínculos y uno de los errores del deporte y el baloncesto actual es no hacerlo. Está bien tener a jugadores foráneos, pero hay que apostar por el producto nacional. Punto. El baloncesto funciona en ciudades pequeñas porque los jugadores son cercanos a la afición. Son importantes los de casa porque crean ese vínculo y sigo creyendo que grandes clubes como Barça y Madrid necesitan cantera en su sección de baloncesto. Los de casa se van fuera y termina desvirtuando el baloncesto nacional y las canteras. En el fútbol pasa igual y hay que crear los ‘Messis’ que haga falta porque generan vínculos. Los cracks foráneos pueden ayudar, pero creo en el producto de aquí. Llevo 47 años en esto y crear vínculos con el público hace que las generaciones pasen el veneno al que viene. A mis conciertos viene gente de mi edad y chavales de 11 años porque hay una tradición. Ser del Barça o la Real se lleva en el ADN y no podemos desvirtuar eso porque perderemos el vínculo con la afición. Un jugador del Barça debe saber qué significa histórica y culturalmente un ‘clásico’ y que no sea un simple “voy a la oficina”. Me gusta ver culés saber por qué defienden los colores.
¿Qué consejos daría a los Lamine Yamal, Cubarsí, Eric García o Casadó?
No soy de dar discursos porque las ostias te las tienes que pegar tu solo. La regla número uno es igual que en la música: “¡no te fíes de nadie mayor de 30 años!”. Hay una edad en la que tienes que pegarte las ostias tú mismo y aprender y luego buscar a quién te escuche y tú a él. En el rock, el flamenco o el blues se idolatra al anterior mientras que en el pop pasa poco. Yo no estaría aquí si no hubiesen existido Los Sirex, Los Salvajes, Los Brincos, Los Cheyenes o tipos como Ramoncín.
Es de bien nacido ser agradecido.
En el deporte todo es efímero y la vida de un deportista dura muy poco salvo excepciones como LeBron James. Si tardas en madurar esto provoca que tu rendimiento baje. Por eso cada vez hay más deportistas que tienen a psicólogos que cuidan su estado porque puedes perder la cabeza en cualquier momento. Se mueve mucho dinero con 19 años y o tienes gente buena alrededor o aprendes de lo que has visto en casa o mal. Debes saber el concepto del esfuerzo, que nada se regala y tener claro trabajo en equipo y dar espacios a tu gente. El que lo fía todo al ‘frontman’ y no tiene un equipo detrás está jodido. Un jugador de élite tiene que aprovechar la tecnología y estar mentalizado porque jugar a estos niveles no es una broma y debes saber qué lugar que ocupas.
«Un jugador del Barça tiene que saber lo que significa histórica y culturalmente disputar un ‘clásico’ sin que sea un simple “hoy voy a la oficina” como pensaría un futbolista extranjero. Me gusta ver a los canteranos azulgranas saber el por qué defienden esos colores»
¿Qué parte de exigencia deportiva tiene el componer música y resistir las giras?
La disciplina es absoluta y también lo acabas entendiendo a ostias. Todo artista debe cruzar una travesía del desierto que es el momento de duda en el que dejas de ser uno mayoritario porque no eres un adolescente y tienes que crecer sin convertirte en el eterno adolescente. Quien consigue superar esa travesía deviene leyenda. Muchos se quedan en el camino por no normalizar la edad o no saber hacer letras adecuadas a cada momento vital. No cantaré según qué temas porque ya no me toca y lo asumo. Tengo la suerte de poseer un repertorio de décadas diferentes y hay que tener amplitud de miras. Necesitas una disciplina absoluta y con el paso del tiempo lo ves. Si físicamente estás en condiciones, la cabeza te va bien y la vida de carretera te ha respetado serás mejor. Si no tienes la potencia de la juventud sí que posees la sabiduría para gestionar esa fuerza y distribuirla.
La última, ¿qué sonaba en el coche de sus padres?
No había coche pues éramos de clase baja. Mi padre era tanguero antes de la Guerra Civil española y Gardel era Dios. Fui un ‘rocker’ y él un ‘tanguero’ y lo más alucinante que me han dicho en Argentina es que soy un tanguero cantando rock. Mi madre era fan del Dúo Dinámico y mi tía de Manolo Escobar. Mi padre era estibador del puerto de Barcelona y curraba con el hermano del cantante de Los Sirex y sus discos circulaban por casa. Éramos vecinos de los padres de Salomé que gano Eurovisión y he tenido vinculación musical alrededor mío porque en casa conocí el movimiento ‘ye-ye’, los Stones, Beatles, The Who. Vivía en una escalera al estilo ‘Rocco y sus hermanos’ con el perfil barrial de la inmigración, de puertas abiertas en el que las mujeres hablaban y los hombres tomaban coñac mientras sonaba música y nunca lo olvidaré porque era auténtico. No sólo importa el sonido sino también la estética y es importante definir a un artista por su actitud, vestir y discurso: deporte y rock siempre van ligados.